ÁLEX SERRANO
VALENCIA.
Jueves, 31 de octubre 2019, 01:03
Contundente golpe a la línea de flotación de todo el argumentario de Compromís respecto al fraude que ha sacudido de arriba abajo a la EMT. La respuesta de Caixabank al requerimiento remitido por la empresa para que le fuera devuelto el dinero asegura, en un elocuente párrafo, que María Rayón, la superior de la trabajadora despedida, conocía al menos dos de las transferencias y accedió a la banca electrónica mientras estaba de baja. «Tuvo un puntual conocimiento de la operativa mediante el acceso y visualización a través de nuestra banca online y no formuló ninguna manifestación ni objeción» a las transferencias que se venían realizando. Esta persona estuvo en copia de los correos que se intercambiaron al menos los días 17 y 20, cuando se realizaron la sexta y la octava transferencia.
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Este informe, que además critica que algunas manifestaciones del requerimiento de la EMT, remitido el pasado 10 de octubre en el que pedían que el banco devolviera el dinero, «carezcan del más mínimo rigor legal», censura que la empresa «pretenda ahora trasladar a Caixabank las resultas negativas de todo un conjunto de irregularidades internas». En este sentido, el banco asegura que la jefa de la trabajadora despedida «realizó un seguimiento tanto telefónico como mediante consulta» por internet de las órdenes. Además, señala que la EMT no solicitó «con carácter inmediato» el bloqueo y anulación del usuario de la trabajadora de la banca online hasta el 30 de septiembre, tres días después de su despido fulminante.
El banco asegura que las operaciones se hicieron mediante «ficheros con órdenes de pago y ejecuciones de órdenes de pago» por parte de «la interlocutora habitual de la EMT» ante Caixabank. La entidad exige a la empresa que deje de utilizar el nombre del banco para «asociarlo con un fraude que únicamente afecta a los procesos, organización y medidas internas de seguridad de la EMT».
Fue la principal sorpresa del consejo de administración que se ha celebrado ayer. Cabe recordar que en el pleno monográfico, el mismo presidente de la EMT, Giuseppe Grezzi, reconoció que María Rayón, la superior de la trabajadora despedida, mantuvo la firma electrónica desde casa, donde estaba de baja, aunque aseguró, tras dos aclaraciones muy seguidas, que nunca hizo uso de ella. También dijo que no miraba el correo.
Sin embargo, la comisión de investigación iba a arrojar más sorpresas. En la sesión, a la que no acudió la trabajadora despedida, el gerente de la empresa, Josep Enric García Alemany, reconoció varios aspectos que ponen en solfa su gestión y que, además, demuestran irregularidades en el funcionamiento interno de la empresa, tanto a ojos de la oposición como de los socios de gobierno de Compromís. Uno de ellos es que Rayón mantenía varias funciones mientras estaba de baja: controlaba la tesorería, la negociación con el Banco de Inversiones y los presupuestos, funciones que, tal como explicó Lucía Beamud, concejala de Compromís, se consideraban «estratégicas». Por cierto que habló ella y no Grezzi, que no salió, como había hecho hasta el momento, al término de todas las reuniones de la comisión, a explicar ante los medios de comunicación lo que se había hablado en una maratoniana sesión que duró cuatro horas. Beamud indicó que no se redirigen los correos a otros trabajadores porque son personales o que no hay prevista una respuesta automática cuando alguien está de baja para que quien le ha enviado un mensaje sepa que no los está leyendo. Elisa Valía y Ramón Vilar, concejala del PSPV, censuraron que Rayón desempeñara tantas funciones desde casa. «No nos parece bien», dijo Vilar, mientras que Valía se preguntó «por qué no se acogió a la media jornada que se prevé en permisos de lactancia si iba a trabajar».
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Pero es que además, las comparecencias de Grezzi y García Alemany desvelaron otras cuestiones importantes. Por ejemplo, que el presidente de la EMT se enteró de que había llegado a la empresa el dinero del Banco Europeo de Inversiones el día 24 de septiembre, cuando fue informado del fraude, pese a que el dinero había entrado el 19 de agosto. O que no hay un manual de procedimientos como tal, sino «directrices más o menos explícitas» que se pusieron en negro sobre blanco en un informe de tesorería que se firmó el 1 de octubre, más de una semana después de que se descubriera el desfalco. O que sí se hacían operaciones con una carta de pago, pero nunca por correo electrónico: se trata de nóminas y transferencias entre bancos, así como traspasos entre distintas cuentas. Otras cuestiones importantes son que la EMT se reunió con representantes del banco y con un asesor de Alcaldía el día 24, cuando se presentó la denuncia ante la Policía Nacional o que el Deutsche Bank aparece en la ecuación al ser el banco donde fue el dinero, que se convirtió en dólares, antes de llegar a Hong Kong.
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Álex Serrano
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