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Cuando alguien quiere ser político, tiene que aprender a sonreír. Incluso cuando no le apetece. A Juanma Badenas (Valencia, 1965) parece que no le apetecía ... nunca. No hablamos de sonrisas reales, que esto no es un concurso de belleza, sino figuradas. Hay que saber llegar a acuerdos. Quienes han trabajado con él han hablado de su trato altivo, distante, como de alguien al que no le apetece demasiado hablar contigo. «Si es que él nunca ha querido ser concejal», repetía este lunes una y otra vez una fuente autorizada del grupo. Se le notaba. Badenas aprovechaba cualquier aparición pública para recordar que él es catedrático de Derecho y que lo de ser concejal es algo que hace por responsabilidad y amor a España.
No es tampoco muy dado a las estridencias de algunos representantes de su formación. Más allá del día que le tapó la tilde al «València» de la sala de prensa del Consistorio con una bandera de España, del pleno en el que acudió con una rosa blanca en recuerdo a una red de resistencia contra los nazis o de su ya famoso enfado cuando Compromís y PPSV exhibieron en otro pleno una bandera trans, su perfil sobrio y serio le ha hecho granjearse pocos amigos en la Casa Gran.
Pero bueno, a trabajar uno no va a hacer amigos. O no necesariamente. Pero si eres político, deberías al menos aprender a llegar a acuerdos. Y a Badenas siempre le ha costado. Propuso unos estanques en el Jardín del Turia para evitar que los indigentes durmieran debajo de los puentes. A los pocos días, la alcaldesa tuvo que salir a desmentirle . «No es un proyecto para el medio plazo», dijo. Pero su 'patinazo' más importante, el que evidencia cierta dejación de funciones que, aunque puede no ser real, sí lo aparenta (ya saben, lo de la mujer del césar), fue la escapada que hizo con la concejala Cecilia Herrero a Morella el fin de semana de los días 9 y 10 de noviembre, menos de dos semanas después de la dana que dejó en Valencia 17 fallecidos. El caso es grave porque Badenas es concejal de Parques y Jardines (capitanea un extenso personal de jardineros y trabajadores que podían ayudar a las labores de limpieza) y Herrero, de Agricultura: mucha de la huerta que queda en Valencia ciudad estaba en las pedanías afectadas.
De nada sirvió que más tarde dijera que estuvieron trabajando toda la semana. «Estuvimos encima de un tractor», vino a decir. El viaje sentó tremendamente mal en el seno del equipo de gobierno, donde han tenido que apagar incendio tras incendio. El lector recordará el día en que Badenas llamó «enano jurídico» a Ángel Luna, en un comentario desafortunado que sentó muy mal en el despacho del primer piso del Ayuntamiento, donde también censuran que no tenga agenda pública: su última rueda de prensa fue el 31 de enero, hace un mes.
La expulsión del partido puede ser el último clavo en el ataúd político del catedrático que nunca quiso ser concejal, que ahora está haciendo equilibrismos en la cuerda floja tras un accidentado comienzo de mandato. Quién sabe si ahora decidirá volver a su trabajo en la Universitat Jaume I, donde es, por si nunca le han escuchado decirlo, catedrático de Derecho.
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