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El alcalde de Valencia, Joan Ribó, lanzó su idea de «cauce nuevo, río nuevo». Su sueño: un jardín en el nuevo cauce del río Turia. Ya entonces se acogió la propuesta con serias dudas por las crecidas de agua con las tormentas pero esa idea se fue matizando, ya no se hablaba tanto de jardín sino de darle un «uso ciudadano» al nuevo cauce. Hace más de un año que alcalde y vicealcalde, Sergi Campillo, presentaban el proyecto con un estudio de viabilidad bajo el brazo, encargado por la propia concejalía de la Devesa-Albufera de la que el vicealcalde Campillo es concejal delegado.
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Pero este verano el propio alcalde reconocía que no tiene ni fecha ni presupuesto y ayer el vicealcalde confirmaba que ni siquiera se han empezado las negociaciones con el Ministerio de Transición Ecológica. Las tormentas de estos días arrasaron con el jardín soñado de Ribó y el agua tomó el nuevo cauce. Campillo sostuvo ayer que el proyecto tiene en cuenta que el cauce es un río y lo que puede ocurrir en época de lluvias. Insistió en que en la propuesta «se muestra que es compatible».
Sin embargo, Ribó sigue hablando de un parque. Porque en el borrador del proyecto contempla dividir el cauce en tres partes; la del caudal, la de la fauna y flora que rodea ese río y otra social, con paseos y carriles bici o juegos infantiles. ¿Qué pasa si llegan tormentas? Es la parte que aún está por detallar, incluso la Confederación Hidrográfica del Júcar, de la que también depende dar luz verde, no ve con buenos ojos el proyecto por ser el lecho una zona de flujo preferente según el Sistema Nacional de Cartografía de Zonas Inundables.
Campillo defendía ayer que el borrador cuenta con una solución a las avenidas, como la del jueves, provocadas por la lluvia. «Contamos con la premisa de que el cauce es un río, y no sólo cuando llueve con esta cantidad puede subir el nivel y tenemos en cuenta estas épocas de lluvias, no queremos hacer un jardín como erróneamente se ha interpretado, queremos reformar un cauce, un río y sabemos que los ríos crecen, por lo que en la propia propuesta que hicimos ya se muestra que es compatible con ello», aseveró. Y así es. La propuesta contempla este escenario y la solución ante lluvias torrenciales sería la de instalar una decena de puertas de acceso a las zonas públicas que se cerrarían en caso de lluvias torrenciales, además de avisar por megafonía. Todo ello sigue bajo la sombra de la viabilidad.
La gran arteria verde que imbrica la ciudad de Valencia recuperaba ayer por la mañana poco a poco la normalidad. Operarios del servicio de Jardines y de la concejalía de Ciclo Integral del Agua trabajaron a marchas forzadas durante todo el día para que Jardín del Turia estuviera en perfecto estado. No fue fácil. La tromba dejó serios desperfectos sobre todo en los tramos 7 y 8, los más afectados por las lluvias. Un paseo por estos enclaves del río mostraba que el agua tiene memoria. Desde el puente del Real se podía ver el jueves una corriente de varios metros de anchura. Todo eso desapareció ayer. Quedaban, tras de sí, los restos en naufragio.
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Las lluvias dejaron caminos embarrados y viales, como el circuito de running bajo el puente del Real, cortados por los desperfectos. Aguas abajo, a pocos metros y antes de llegar al puente de la Exposición, el agua estancada creó lagos bajo los eucaliptos y los bosques naturales situados a ambos lados del circuito de running. Bajo el puente del Reino, había imbornales destrozados. Según explicaron fuentes de la concejalía del Ciclo Integral del Agua, los depósitos se llenaron en la tarde del jueves y por eso rebosaron directamente al río, pero era agua pluvial. «El sistema ha funcionado a la perfección, sin incidencias importantes», dijo ayer la concejala delegada, Elisa Valía.
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Sobre el río, el paseo de Alameda también evidenciaba el paso de la tormenta. En Piscina Valencia, de hecho, se acumulaban los restos de la inundación, así como a ambos lados de los viales de servicio a tiro de piedra de Tabacalera. Esta zona se vio muy dañada porque el viento hizo caer miles de hojas de los árboles que taponaron los imbornales y provocaron una avenida de agua de importancia que forzó a los Bomberos a realizar rescates en coches atrapados en este punto de la ciudad.
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