![Dos personas en el embarcadero del lago, cuya agua presenta un tono marrón.](https://s1.ppllstatics.com/lasprovincias/www/multimedia/2024/12/23/1490317466.jpg)
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Patricia Orduna
Valencia
Martes, 24 de diciembre 2024, 00:18
La vida se paró tras la dana. De manera directa o indirecta, toda la provincia de Valencia resultó afectada. Tras casi dos meses de la tragedia, la normalidad va invadiendo poco a poco el terreno, aunque los daños de la riada también son impalpables. Después ... de cerca de 60 días, los bares y restaurantes cercanos a la Albufera cuentan ya con algunos clientes, aunque nada se asemeja a la situación de hace un año. Los turistas, los grandes consumidores de los servicios que allí se ofrecen, han desaparecido.
Los restaurantes costeros de Pinedo, como el Maremar, han sufrido las repercusiones económicas de la dana. Físicamente la riada no les alcanzó, por lo que no tuvieron que lamentar ningún tipo de daño material. Aun así, la semana posterior a la tragedia estuvieron completamente cerrados, pues incluso algunos de los trabajadores resultaron afectados a nivel personal. Después volvieron a levantar la persiana, aunque los clientes habían desaparecido. «Las semanas posteriores a la dana facturamos un 80% menos de lo habitual en estas fechas», lamenta el responsable del restaurante.
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Esta situación ya se ha empezado a revertir, y los clientes vuelven poco a poco a reactivar la hostelería de la zona: «Ahora estamos facturando un 20% menos que hace un año en este período». Explican que esto se debe a la gran cantidad de clientes habituales de estos bares y restaurantes que están afectados: «El grueso de nuestros clientes venía de pueblos que sí que han sido afectados, como Torrent, Paiporta, Picanya o Catarroja». Otro perfil de cliente que también se echa en falta es el turista, pues desde la dana «no viene prácticamente ni uno». Eso sí, destacan que el entorno ha mejorado, y la imagen del mar ya no recuerda a la catástrofe: «Se puede disfrutar de las vistas mientras comes».
Una sensación similar invade El Saler. Allí también se han resentido notablemente las visitas, tanto de los propios valencianos como de los turistas. Así, desde la hostelería de la zona de la Albufera comprenden, en parte, esta situación: «Es normal que si estás afectado no te apetezca venir a comerte una paella con tu familia». Además, teniendo en cuenta que los visitantes que provenían de la zona afectada ya no están acudiendo, o bien por falta de ánimos, porque no pueden transportarse hasta allí o porque económicamente les resulta inviable. Pero desde la hostelería miran con buenos ojos las próximas semanas, esperan «que la gente se anime» y recuperar cuanto antes la normalidad real.
Una de las actividades por excelencia de la Albufera son los paseos en barca por el lago, que este lunes presentaba un tono marrón. La dana hizo que esto también se paralizase, pues aumentó tanto el nivel del agua que no se veían ni las pasarelas de madera del embarcadero. Todo estaba cubierto por un agua de tono marrón que la riada arrastró por toda la provincia. Ahora, casi dos meses después, estos paseos se han recuperado, aunque no los ánimos para realizarlos.
Jaime es uno de los barqueros que trabaja en el lago de la Albufera. Él, con su barca, se dedica a mostrar el encanto de este lugar a familias y grupos, como alumnos de colegios. Tras pasar el puente de diciembre retomó su actividad, al igual que el resto de sus compañeros, pero la dana y el invierno ha hecho que no se augure una buena temporada. «Estuvimos mes y medio sin poder salir, evidentemente lo cancelamos todo, pero entre eso y que es temporada baja...», lamenta Jaime. Y añade: «Las excursiones escolares son lo que te salva estos meses y ahora no tenemos ni eso».
Pero pese a que estas semanas posteriores a la tragedia sean dura, Jaime es optimista: «En enero también hemos tenido muchas cancelaciones, pero a partir de febrero parece que se empieza a recuperar el ánimo». Eso sí, por el momento subraya que «no hay llamadas ni reservas» porque entiende que «no hay ánimos». Ni paseos, ni vecinos, ni turistas. Destaca que ahora lo que más se ve por el lago son «empresas que quieren analizar el agua».
Ni paseos en barca ni observación de aves. Los miradores y observatorios de estas especies ya están abiertos, aunque tampoco reciben prácticamente visitantes. A pesar de ser también un gran reclamo para turistas y vecinos, parece ser que prácticamente nadie piensa ahora en ello. Lamentan que haya una «afluencia bajita» aunque afirman que «poco a poco» se van recuperando. En general el turismo ha bajado, por ejemplo, en comparación con el año anterior. En diciembre de 2023 los flamencos habitaban la Albufera, algo que llamó la atención y causó una gran afluencia por parte de los visitantes. Ahora, ni pájaros ni personas.
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