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Lola Soriano
Valencia
Sábado, 23 de mayo 2020
Reencontrarse con la brisa del mar que refresca un fin de semana con temperaturas altas, tomarse un refresco con vistas al mar o pasear por la orilla mientras se buscan conchas y se escucha el sonido de las olas no tiene precio. Estas son algunas de las pequeñas cosas a las que antes se daba menos valor, pero que en tiempo de pandemia son ya todo un lujo.
La orilla del mar, el paseo marítimo y la Marina se han convertido durante el proceso de desescalada en un punto de encuentro abierto hasta el anochecer.
Los paseantes y deportistas 'han abierto' la playa a primera hora. Vecinos como Miguel Mercado se toman muy en serio su hora del deporte. «He trabajado en turno de noche, pero prefiero levantarme pronto y hacer mi ejercicio y tomar el sol. No me puedo perder mi tiempo de paseo, cuando llega la hora de la retirada, a casa a descansar un poco», explica mientras pasea por la orilla.
Con cara de felicidad Pilar Ojeda se sienta un minuto en las rocas de la escollera que divide la playa y la Marina. «Estoy contenta de poder salir, mojarme los pies en la orilla y tomar el sol mientras paseo a la hora que nos toca, porque somos los mayores. La gente está cumpliendo con las normas y gracias a eso podremos seguir saliendo a pasear, que después de dos meses nos hacía mucha falta», añade. Respetando la distancia y también en la orilla del mar es fiel a sus paseos Konstantin Kovalenko. «Hay que tener disciplina y hacer deporte para mantenerse. Tengo muchas ganas de nadar, pero como todavía no está permitido, toca esperarse a cambiar de fase».
En el plan del fin de semana de Lola Tarín y Miguel Nomdedeu también estaba ir a la playa. «Es nuestra hora de paseo y nos mojamos los pies, andamos y a veces nos tomamos un aperitivo. Nos hemos dado cuenta que las cosas sencillas ahora tienen mucho más valor que antes», indica Lola Tarín. Eso sí, su marido, lamenta que «a los pescadores deportivos no nos dejen pescar con las mismas condiciones de antes. Quieren que vengamos de 23 horas a 6 de la mañana, pero cómo voy a ir solo en ese horario. No creo que hagamos ningún mal a nadie».
Marta B. acude a la hora del paseo con los niños en busca de la brisa. «Niños estar a mi lado, sólo os podéis mojar los pies, que hay que cumplir las normas , que para eso están, y hay drones de la Policía vigilando las playas». Estas son las indicaciones que detalla a sus dos hijos para disfrutar de un paseo responsable y sin sobresaltos. Añade que todavía no ha acudido a ninguna terraza de bar. Hemos preferido esperar un par de semanas para ver cómo van las cosas, además ahora hay que ir con tiempo porque las terrazas están llenas. Preferimos pasear al aire libre y no ir donde haya mucha gente».
Mercedes Castellón y Vicente Miró también han disfrutado de un buen paseo. «Otros días vamos por nuestro barrio, en la zona de Carrera Malilla, pero con el tiempo tan bueno que hace nos apetecía venir hasta la playa. La verdad es que por lo general, la gente está portándose bien, aunque la policía ha tenido que decir a dos chicas que se estaban bañando que salieran del agua y ellas trataban de disimular, como si estuvieran haciendo deporte. La verdad es que la vigilancia policial es muy buena y así se evitan estos problemas», añaden.
Las que sí han dado el primer paso de acudir a una terraza fueron Mónica Pardo y Begoña Saiz. Lo curioso del caso es que no se veían desde antes del confinamiento. «Desde marzo que no habíamos quedado y ha coincidido en que es nuestro primer día de terraza», indican. Eso sí, han tomado todas las precauciones del mundo. «Nos hemos sentado en la terraza con la mascarilla puesta. Hemos pedido un refresco, pero hemos preferido que no nos pongan vaso y la verdad es que cada vez que se sienta alguien lo limpian todo», comentan Mónica y Begoña. Además, confiesan que se han esperado a que bajaran las cifras de contagios antes de salir a pasear. «Cuando hemos visto que las cosas han mejorado, hemos pensado que ya podíamos quedar y estar un rato en el paseo marítimo», argumentan.
También vivían su primer día de terraza Carolina Cuesta y Elena Vidal. «Desde el mes de febrero que no nos veíamos y hemos pensado que hoy era el día de salir a tomar el sol mientras paseamos. A estas horas de la mañana no hay agobios y se está muy bien en el paseo y, además, me gusta porque la gente está cumpliendo con las normas establecidas. Por eso hemos venido a tomar algo», explican las jóvenes.
Como en esta fase 1 ya es posible moverse dentro de la misma provincia, han sido muchos los que ayer salieron de sus localidades en busca del mar. Ese es el caso, por ejemplo, de Eva Sánchez y Carmen C., de Alberique. «Lo primero ha sido hacerse fotos en el paseo y mandarlas a la familia, para que vean que bonita está la zona», indican. El siguiente plan, tal como detallan, «ha sido pasear por la orilla del mar porque relaja mucho. Como no dejan sentarse en la arena, hemos paseado». Y el tercer plan de la jornada era sentarse en la terraza de un restaurante del paseo marítimo. «Ahora toca una cervecita bien fresca. Estábamos desesperadas por estar al aire libre, tomar el sol y tomarnos algo con vistas al mar. Ha valido la pena recorrer unos 40 kilómetros», afirma Eva Sánchez.
Al atardecer, cuando el calor aprieta menos, la orilla, el paseo y también la Marina se convierten en la zona de moda para el paseo. «Muchas tardes venimos a ver cómo se meten los deportistas con las tablas en el mar. Es un aliciente más», indica Alejandro Martín.
Lo que es indiscutible es que en las terrazas de los restaurantes la actividad no cesa ni por el día ni por la noche. «En todo el día no paramos. Empezamos de buena mañana a servir desayunos y cuando acaba el horario de los paseos empiezan a venir clientes para el almuerzo, luego los aperitivos y las comidas», explican desde La Murciana.
Miguel Cueca de El Trompo detalla que «la gente está viniendo mucho a los restaurantes y es de agradecer. Y reservan con tiempo para asegurarse la mesa». Incluso detalla que «nos llaman con una semana de antelación para coger la mesa del fin de semana».
Como todos cuentan con la mitad de mesas en las terrazas han establecido dos turnos para servir las comidas. «Se reserva de 13.30 a 15.30 horas para la primera remesa y el segundo turno está de 15.30 a 17 horas. De este modo, evitamos aglomeraciones. La gente lo respeta».
«Hemos podido sacar a todos los empleados del ERTE porque afortunadamente hay faena». Estas son las palabras de José Miralles, presidente de la asociación de hosteleros del paseo de la Malvarrosa, que explica que en su restaurante, 'La alegría de la huerta', están trabajando a pleno rendimiento. Comenta que «pensábamos que tendríamos que sacar del expediente de regulación temporal de empleo sólo a algunos, pero los clientes están apoyándonos con sus visitas».
Y es que en los restaurantes de la playa no paran desde la hora del desayuno y hasta las cenas. Eso sí, la forma de trabajar ha cambiado, detalla Miguel Cueca, de el Trompo. «Se limpian las mesas cada vez que llega un comensal. Guardamos las distancias y atendemos con las mascarillas». Y es que como detalla, «tenemos que adaptarnos a la realidad».
Entre las medidas que han incorporado en estos restaurantes está la instalación de zonas de acceso. «Se han acordonado las terrazas para que haya una entrada», argumenta José Miralles.
También indica que «siempre informamos a los clientes que no pueden juntarse en los baños. Pedimos que acudan de uno en uno y en las terrazas hay hidrogel».
En el otro extremo de la playa, en Marina Beach, explican que también están llenando los restaurantes. «Ahora el 95% de personas reservan antes de venir», indica Antonio Calero. Explica que incluso se da la circunstancia de que «la gente comienza a cenar antes. Dan el paseo y vienen más pronto, lo que nos permite hacer dobles turnos».
En cuanto a las medidas de higiene, pone como ejemplo que «las cartas de menús nebulizan. Cuando se retiran las copas o platos con la bandeja, el camarero utiliza luego otra distinta y esta se esteriliza. Y los uniformes de los camareros también se someten a nebulización».
En otro local próximo que gestiona con vistas al mar también hay mucha afluencia. «El Consorcio nos ha permitido ampliar el espacio de la terraza para poder albergar el mismo número de mesas con las nuevas medidas de distancia y hemos puesto luz para adecuarlo», añade Calero.
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