Maceteros y bancos contra las fallas

Será una prueba de fuego, porque 'aterrizan' en pleno inicio de las Fallas y faltará ver si se salvan del vandalismo. De momento, lo que sí está claro es que ya se ha planteado el primer interrogante: ¿Dónde pondrán las furgonetas de foodtruck y las paradas de comestibles no manipulables que ya tenían autorizadas los falleros de Mercado de Ruzafa?

Como relata un vecino del barrio de Ruzafa, Jesús Mateo, «en esta falla siempre ponen las furgonetas gastronómicas y las paradas justo donde el Ayuntamiento acaba de poner los bancos de hormigón». Por eso se pregunta ¿no se podían haber esperado a que pasaran Fallas para poner estos bancos, ya que las obras se han terminado con retraso?«.

Y es que este mercadillo, como el del resto de comisiones de Valencia, se empieza a montar el 11 de marzo y siempre se suele instalar hacia la calle Doctor Serrano. Ahora tendrán que ver si se reubican hacia el centro de la plaza.

Al parecer, habían consultado si este mobiliario se podía poner después de Fallas y con eso contaban, pero finalmente la concejalía que dirige Giuseppe Grezzi ya ha dado la orden de ponerlos.

Otro tema que llama la atención es que en la novísima plaza de Barón de Cortes, a pesar de que han terminado las obras, habrá que usar otra vez taladradora y romper algunas de las baldosas nuevas, ya que una de las nuevas farolas, con eficiencia energética que se han instalado, se ha ubicado justo donde una centenaria comisión planta su falla.

Llama la atención que el edil Grezzi destacara que esta reforma era fruto del diálogo con comerciantes, vecinos y colectivos del barrio y que precisamente se tenga que retirar una farola a los pocas semanas de ponerla porque no se haya escuchado las advertencias de que ahí se planta una falla.

Como la farola va sujeta a los adoquines y no es desmontable, habrá que hacer agujeros para quitarla hasta que pasen Fallas. Eso sí, al parecer, ya se ha dado la orden de que se hagan los cambios precisos para que el próximo año ya se pueda desmontar con facilidad, como ocurre en la plaza del Ayuntamiento, donde van sujetas con tornillos y es más fácil retirarlas.

Lo mismo pasará con una papelera que se tendrá que retirar y en estos días previos también se han tenido que quitar cinco aparcabicis que había junto a la farola para hacer sitio a la falla.

La cuestión de fondo es que la cuenta atrás para las elecciones ha comenzado y todas las concejalías se afanan en terminar obras, a pesar de que luego implique se se tengan que retirar piezas, como en este caso, o que haya que repensar hacia dónde mover el mercadillo concedido.

Otra cuestión diferente es si el mobiliario instalado es el acertado. Así, por ejemplo Ricardo y Paco, que regentan una floristería en el mercado de Ruzafa, lo tienen claro: «Llevo 37 años aquí y la plaza ha quedado horrible porque el estilo no le pega nada al edificio protegido de San Valero», indica Ricardo. Por su parte, Paco comenta que los maceteros «son muy feos, parecen huevos de avestruz».

Una mujer vecina del barrio, Julia Martínez, comenta que precisamente estos días «me he dirigido al personal de la obra y les he dicho que no estoy de acuerdo en que pongan bancos sin respaldo porque se supone que los que más lo vamos a usar somos las personas mayores y eso no es cómodo».

Es más, adelantándose a lo que pueda pasar, Julia opina: «Me temo que estos bancos servirán para que la gente apoye las bebidas y hagan botellón».

Otro comerciante de la zona, Pau, comenta que ya ha probado los bancos «y son muy incómodos. Se queda el trasero frío. No sé por qué se empeñan en poner bancos de hormigón y no tienen respaldo. No será cómodo para los mayores». Incluso comenta que hay gente que ya los ha bautizado «como los ataúdes».

Como anécdota, en el diseño de los bancos, para romper el tono blanco se han incluido unos tramos de asientos en tono madera, «pero resulta que me he sentado y no son tableros de madera sino una especie de vinilo que le han pegado al hormigón», añade Pau. En definitiva, se trata de un trampantojo, técnica que consiste, tal como se recoge en el diccionario, como una ilusión óptica o trampa con que se engaña a una persona haciéndole creer que ve algo distinto a lo que en realidad.

Un residente, Jesús Mateo, añade que los bancos que han puesto «son perfectos para hacer botellón y los maceteros estos altos que han puesto, que parecen huevos gigantes, serán al final para las vomiteras o para orinar. Ya me gustaría equivocarme», concluye.

Eso sí, en los bancos se va a poner un tratamiento para evitar que les hagan grafitis.

A pesar de que muchos de los residentes o viandantes que este viernes pasaban por la zona emitían comentarios negativos, también se escuchó algunos a favor. Por ejemplo, a Enrique Fernández le parece «perfecto que pongan los bancos y así ya no se llena la plaza de coches. Cuantos más coches quiten en la zona mejor».

Otra viandante, Carmela Escriche, confiesa que le parece «maravilloso que pongan bancos en esta plaza soleada. Ahora hay que cuidarlo y que no lo usen para botellón». Y añade que con la disposición de los bancos «se ha creado una zona central interesante en la plaza para hacer actividades culturales. Y da gusto ver que no entran coches».

Desde el restaurante Doña Petrona, Germán Carrizo, que en enero estaba muy molesto con los retrasos porque la terraza estaba rodeada por obras, ahora en cambio, está agradecido de que «hayan terminado. Y espero que no entren más coches en la plaza».

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