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Vista aérea del lago artificial y de una parte de la Devesa de El Saler. Manuel Lloret
Medio siglo de atenciones y de retrasos en la Albufera

Medio siglo de atenciones y de retrasos en la Albufera

Investigación | En 1974, técnicos valencianos hicieron el primer estudio en profundidad sobre la contaminación y aterramiento del lago dirigido a la OCDE

Lunes, 17 de junio 2024, 00:31

El Saler per al poble». Bajo este lema, en los primeros años setenta, la parte más sensible de la sociedad civil valenciana empezó a reaccionar contra la urbanización de la Dehesa que promovía el Ayuntamiento. La redacción de LAS PROVINCIAS, atenta al avance de los nuevos edificios que se levantaban en el bosque, observó muy pronto, también, el preocupante estado de la Albufera. La laguna, la pesca, la caza, eran realidades que no podían separarse del nacimiento de la urbanización. En los setenta, esa preocupación, que pronto fue de todos, tuvo un primer estudio científico de la realidad: Carlos Dafauce, desde el ICONA, fue el encargado de poner a Valencia ante el espejo de la verdad.

Ignacio Docavo y Félix Rodríguez    de la Fuente fueron pioneros en dar señales de alerta sobre la vida en el lago; también el farmacéutico Miguel Gil Corell y el ingeniero Vicente Fullana lo hicieron. La Universitat de València se movió muy pronto y también lo hizo la Universidad Politécnica, que apenas tenía dos o tres años de vida. Pero fue un ingeniero de Montes, Carlos Dafauce Ruiz, el que redactó por vez primera, ahora hace 50 años, unas conclusiones objetivas. Por ejemplo, esta: «La contaminación por residuos industriales aumenta con mayor rapidez, y en breve será la de mayor importancia y la más perjudicial. Es debido al acelerado crecimiento industrial. Los residuos más peligrosos son los que contienen cromo y aceites minerales y vegetales».

O esta otra: «El aterramiento del lago, que es un proceso natural, va disminuyendo de forma continuada la superficie y el volumen del lago. La superficie actual se ha estimado en 1.900 hectáreas con el nivel mínimo, y el volumen en 21'5 millones de m3». Una realidad, nunca estudiada hasta la fecha, que ponía a los valencianos ante un espejo: «Se estima que se depositan anualmente en el lago unos 160.000 m3 de limos y arcillas. La colmatación total del lago es previsible entonces para unos 130 años».

En el año 1972 el comité de medio ambiente de la OCDE encargó un estudio sobre el desarrollo urbano y turístico de los países mediterráneos a la luz de los temas medioambientales. En 1973, España presentó seis proyectos de estudio entre los que se encontraba el de la Albufera, encomendado al ICONA (Instituto para la Conservación de la Naturaleza). En el estudio se indica que «las impurificaciones» empezaron a detectarse en lago en 1955, se acentuaron diez años después «y en la actualidad (1974) alcanzan caracteres alarmantes».

La Albufera estaba padeciendo problemas serios de aterramiento y contaminación. Había especies en riesgo y necesitaba caudales de agua limpia. Los trabajos de campo se realizaron entre 1973 y 1974 y las conclusiones y recomendaciones se firmaron en octubre de 1974. Pero el estudio, que se realizó sin alarde alguno de prensa, no se conocieron hasta que las publicamos en LAS PROVINCIAS el 3 de abril de 1975. «Realizado íntegramente por técnicos valencianos, aborda… las perturbaciones ecológicas producidas por la contaminación y los aterramientos, así como los afectos de la contaminación sobre la flora y la fauna del lago».

«La colmatación total del lago es previsible», dice el informe acerca del aterramiento continuo con limos y arcillas

Las especies nidificantes en la Albufera se habían reducido un 19 % según el trabajo de Carlos Dafauce y sus colaboradores. Las aves migratorias habían perdido un 41 % de presencia anual. «Se ha constatado –anotó entre las conclusiones—la desaparición de numerosas especies de plancton». También este otro apunte fue clave: «Ha disminuido extraordinariamente la vegetación sumergida y flotante, escasean los peces de las especies valiosas y ha habido grandes reducciones en la población de aves».

Depuradoras y dragados

Las medidas que habitualmente se han venido aplicando a la Albufera en los últimos cincuenta años han sido derivadas de las conclusiones de este estudio, con las lógicas adaptaciones a las circunstancias y los cambios tecnológicos. Y se mueven en dos ámbitos: mejorar la calidad del agua que llega a la laguna y hacer mayor el vaso del lago.

«La medida más urgente para eliminar la colmatación actual –se escribió en 1974- es la ejecución del proyecto de la Confederación Hidrográfica del Júcar, que comprende nueve estaciones depuradoras, con sus colectores de aguas residuales, por un importa de 487'7 millones de pesetas. Además, es imprescindible la exigencia de depuración específica para cada tipo de industria, especialmente de las que producen residuos más peligrosos para la vida acuática», decía el trabajo del ingeniero Dafauce en sus conclusiones. Que abordaron la necesidad de un plan de dragado.

Algunos de los bloques de viviendas en El Saler. M.LLORET

En efecto, era preciso dragar el lago, retirarle unos 160.000 m3 de limos cada año y liberarle de unos 40 centímetros de suelo para mejorar su capacidad. En 25 años, el lago tenía que ser liberado, mediante un plan controlado de dragados, de unos cuatro millones de metros cúbicos de aterramientos. También era precisa una importante corrección hidrológico-forestal de la cuenca del barranco de Chiva, o de Torrent, de la que se nutre el lago. La inversión se calculó en unos 476 millones de pesetas en ese momento.

Si se observa la realidad, ha transcurrido medio siglo, pero los problemas siguen siendo en la práctica los mismos. En 2024 sigue habiendo, aunque sean menos, problemas de vertidos extraños en las zonas lacustre y aportes de agua contaminada. Se ha avanzado mucho en la tarea de construir colectores perimetrales, con estaciones depuradoras, pero no se puede hablar de una red completa y perfecta. Del mismo modo, el Ayuntamiento de Valencia lleva a cabo periódicas tareas de dragado y limpieza de canales que han mejorado las condiciones de la laguna y su red capilar de aguas; pero no hay un plan sistemático de dragado que, seguramente, no se estima necesario. El gran avance que se ha producido en estos 50 años, obviamente, es la creación del Parque Natural de la Albufera, en el año 1986, ya que aumenta el control general y vincula a los municipios ribereños al lago.

Estación Biológica: un viaje de ida y vuelta

En marzo de 1975, en estas mismas páginas, se publicó un comentario que informaba del propósito del Ayuntamiento de crear una Estación Biológica en la Albufera. El propósito municipal, que tomó cuerpo en el pleno del mes de mayo, tenía como objetivo solicitar del ICONA (Instituto de Conservación de la Naturaleza) dependiente del ministerio de Agricultura, ese tipo de declaración protectora.

El concejal de Albufera y Dehesa, Ángel Amutio, y el alcalde Miguel Ramón Izquierdo, no ocultaban su pretensión: querían lograr que la Albufera tuviera el mismo grado de protección, respeto y ayuda oficial que el parque de Doñana. Ni más ni menos. Y eran conscientes, como se informó en el periódico, de que la protección traería de la mano la prohibición de la caza en el lago. Así ocurrió: la corporación de Ramón Izquierdo-Amutio prescindió de las subastas de puestos de caza y solo quedaron en vigor las dos tradicionales. Entre los municipios ribereños del lago, soberanos en sus decisiones, unos cancelaron las subastas de plazas para cazar y otros no lo hicieron.

La protección que el Ayuntamiento quería obtener del ICONA en 1975 la proporciona la declaración de Parque Natural, que se produjo en 1989. Sin embargo, es curioso que, desde 2023, se utilice de nuevo el término de Estación Biológica para un proyecto científico que reúne al Ayuntamiento, la Consellería de Medio Ambiente y la Universitat de València. La iniciativa se puso en marcha en abril de 2023 y, autorizados los respectivos convenios, en febrero de 2024 quedó configurada de manera definitiva la comisión mixta de seguimiento de la citada Estación Biológica de la Albufera para que llegue a buen puerto.

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