![Bajos vacíos. Turistas frente al Palacio del Marqués de Dos Aguas y junto al hotel Inglés.](https://s2.ppllstatics.com/lasprovincias/www/multimedia/202209/30/media/cortadas/173480639--1968x1310.jpg)
Ver fotos
Secciones
Servicios
Destacamos
Ver fotos
El cierre de la tienda Vuitton en Valencia y el traslado de Loewe a la plaza de la Reina es la constatación de la muerte de Poeta Querol como zona comercial. La fotografía actual de la céntrica calle, que alberga uno de los atractivos turísticos más visitados de Valencia, el palacio del Marqués de Dos Aguas, es muy distinta a la de hace diez años. Donde antes había una joyería o una tienda de lujo, ahora han abierto supermercados y concesionarios de coches o locales enfocados a la hostelería.
Eroski abrió en 2020 una de sus tiendas 'city' en Marqués de Dos Aguas 3; JR Valle, un concesionario de Skoda en el lugar que ocupaba la tienda Prenatal. Los bajos que antes deslumbraban con joyas de Bulgari, zapatos de Ferragamo o ropa de Tommy Hilfiger tienen ahora el cartel de 'se alquila'. Tiendas de moda como Zadig & Voltaire, que también eligió Marqués de Dos Aguas cuando desembarcó en Valencia, se han ido ahora a Sorní o Jorge Juan, calles más comerciales con mucho más tránsito de gente.
La marcha de las grandes firmas tiene una derivada mucho menos anecdótica. «La ciudad ha perdido atractivo para las grandes firmas», asegura Rafa Torres, presidente de la Asociación de Comerciantes del Centro Histórico. «Más allá de la rentabilidad que obtengan por el punto de venta, las grandes marcas abren boutiques propias en ciudades que tienen una imagen suficientemente potente. Buscan un estatus de ciudad y lo preocupante es que Valencia ya no lo tiene», apunta.
Noticia Relacionada
El diagnóstico de la presidenta de Grecotex -Gremio de Comercio Textil-, Isabel Cosme, es muy similar: «La ubicación es un factor fundamental para que funcione un negocio; hay zonas comerciales y otras que dejan de serlo. A veces es un misterio la razón de que una calle funcione o no, la clave es que tenga personalidad. Por este motivo hay calles que concentran zapaterías, otras moda infantil y otras novias; este fenómeno atrae a otros consumidores del mismo perfil», explica Cosme.
Pero el verdadero problema no es que una tienda cambie de zona, sino que se vaya definitivamente. «El cierre de Vuitton es una mala noticia para todos. Hay muchos turistas que sólo quieren marcas y si no las tenemos se irán a otra ciudad».
El auge del comercio de lujo en Valencia comenzó a finales de los noventa y tuvo su punto álgido durante la celebración de la Copa América 2007. Poeta Querol llegó a concentrar, una junto a otra, firmas internacionales como Mont-Blanc, Ermenegildo Zegna, Salvatore Ferragamo, la joyería Bulgari -la más grande de Europa en aquel momento-, Hermès, Vuitton, Cavalli y hasta Nesspresso, que eligió el número 3 de la calle más glamurosa del momento para abrir su primera tienda en Valencia.
Con el final de la Copa América y el comienzo de la crisis financiera de 2008 empezó paulatinamente el declive de la zona, con un goteo de cierres continuo: Ermenegildo Zegna cerró en 2012, Bulgari y Cavalli en 2013, Tommy Hilfiger en 2014; Mont-Blanc en 2015, Hermès en 2016 y Ferragamo, que había resistido abandonó Valencia definitivamente en 2020. Louis Vuitton, que estuvo a punto de irse hace ocho años, deja definitivamente Valencia el próximo año, y es el cierre que más ha dolido por su carácter de icono.
Noticia Relacionada
Tampoco ayudaron los elevados alquileres que entonces soportaban los comercios en zonas como Poeta Querol. «Los propietarios no se supieron acomodar, eran precios prohibitivos. Los primeros que se van arrastran a los siguientes y la falta de tránsito hace que la zona se vaya desvirtuando», explica Laura Gallego, que entonces dirigía la Asociación Dos Aguas Luxury Shopping, que agrupaba a los comercios de lujo de la plaza del Patriarca, Marqués de Dos Aguas y Poeta Querol.
Tras la fuga de las últimas grandes firmas, las tiendas de lujo que quedan se pueden contar con los dedos de la mano. En Poeta Querol están Carolina Herrera e Isabel Sanchís, además de Lladró y Hugo Boss, con entrada por la calle la Paz; en la plaza del Patriarca queda Rosas Rosa y la boutique Patos, que dirige Lourdes Verdeguer. Ella tiene claro a qué se debe la huida de las firmas de lujo: «El turismo de alto nivel adquisitivo elige una ciudad en función de las tiendas de lujo y restaurantes con estrellas Michelin. Con la decisión de no apostar por la Copa América, hemos perdido la oportunidad de recuperarlo».
¿Ya eres suscriptor/a? Inicia sesión
Publicidad
Publicidad
Jon Garay y Gonzalo de las Heras
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.