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PACO MORENO
Domingo, 19 de julio 2020, 00:22
Hasta los leones esculpidos por José Bellver para el Congreso de los Diputados y que jamás fueron colocados en la carrera de San Jerónimo sonríen de nuevo con todos los dientes. La restauración de 15 esculturas y cuatro fuentes en los jardines de Monforte ha concluido tras nueve meses de trabajo que han devuelto el esplendor a los jardines neoclásicos más bellos de Valencia.
El aspecto de muchas de las fuentes y esculturas intervenidas estaba gravemente deteriorado por ataques biológicos, el envejecimiento natural de los materiales a la intemperie y graves daños vandálicos, según indican fuentes cercanas a la concejala de Patrimonio, Glòria Tello, responsable de la restauración.
El caso de los leones de mármol se encuadra en este último apartado. El vandalismo había acabado con cuatro de los colmillos de los felinos, aunque por fortuna se habían recuperado dos. El restaurador Roberto Amador ha sido el responsable de todas las obras. «Poseen un aspecto muy real y están tallados con gran maestría, detalle y precisión», asegura en su informe.
Para dar una idea del cuidado en la intervención, baste señalar cómo se ha trabajado en los leones: «Se realiza una limpieza superficial mediante el uso de cepillos o brochas de diferente dureza para eliminar de forma suave los depósitos de suciedad ambiental. En caso de ser necesario, se realizará un lavado de la epidermis de la escultura con el empleo de agua desionizada y una esponja natural muy suave». La restauración de todas las piezas se han hecho en los mismos jardines, al igual que las fuentes.
El cambio es sorprendente por la suciedad acumulada durante años. El recorrido siempre romántico por el conocido como Hort de Romero por el nombre del primer propietario, Juan Bautista Romero, está salpicado ahora por juegos de agua prácticamente nuevos. El presupuesto se ha elevado a 17.944 euros.
Seguramente el caso más duro de degradación fuera el de la fuente de los naranjos, cuyo único vaso cayó al romperse el punto de unión con el pedestal. El restaurador constató intervenciones previa al encontrar fibra de vidrio y piezas más oscurecidas debido al empleo de una resina que ha oscurecido la oxidación del paso del tiempo. El agua, además, ha sido responsable de estropea el mármol hasta dejarlo casi irreconocible, como ha sucedido en la fuente de los querubines, con una superficie de tonos verdes y negros.
«Los hongos y los líquenes crecen de forma considerable en las zonas por las que transcurre el agua, llegando a alcanzar varios centímetros de espesor y ocultando el modelado de la escultura», afirma sobre una fuente de gran belleza y tres surtidores.
Con esta intervención, añadieron fuentes cercanas a la concejala Tello, termina la restauración de todas las piezas. Otra de las más conocidas es la que representa al dios Neptuno, con un tridente en la mano derecha y un animal marino a sus pies. «La maestría de la talla y la elegancia de sus formas, nos indica que estamos ante una obra ejecutada, sin duda alguna, por un gran escultor», apunta el restaurador. Los daños más evidentes eran, junto a los habituales del agua, el vandalismo sufrido por la escultura. Dos dedos arrancados para sacar el tridente, que por fortuna se conserva. La intervención al igual que en nueve bustos que decoran el jardín, ha dejado un fondo perfecto para las fotografías de los novios, dado que el palacete alberga las bodas civiles del Ayuntamiento. Un marco incomparable.
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