NOELIA CAPAPÉ
Lunes, 9 de agosto 2021, 20:51
Entre las grietas, los cristales rotos, la tierra y los matorrales no hay ni rastro de los futuros gimnasios, espacios para la cultura o los colegios públicos en numerosas naves abandonadas en Valencia. «Todo lo que mejore la zona será bienvenido», afirma ... un vecino. Pero, la rehabilitación de algunas instalaciones todavía no ha comenzado en la mayoría de las iniciativas anunciadas por el Ayuntamiento.
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Parque Central
Paseando por el Parque Central, entre deportistas y amantes de los perros, el proyecto de futuro de las instalaciones apenas puede imaginarse. Los montones de tierra, las excavadoras y las pilas de ladrillos son los únicos elementos que difieren del escenario habitual. A pesar de que los viejos cimientos de las edificaciones de Demetrio Ribes serán utilizados para equipamientos deportivos y culturales del barrio, el proceso de rehabilitación se ha alargado más de lo previsto. Solo una de sus naves tiene finalizada su infraestructura como sede de la Universidad Popular. Aún así, muchos ciudadanos desconocen por completo el devenir del resto. «No tenía ni idea del uso que tendrán las demás», explica Luisa, una vecina del barrio, acerca de los otros inmuebles.
El Grao
Al igual que en el pequeño hábitat verde del Parque Central, uno de los barrios portuarios más emblemáticos también contará con una mejora de sus instalaciones. En el Grao, junto a la calle Juan Verdeguer, se encuentran varias naves en situación casi ruinosa, junto a la Harinera.
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En todos los casos servirán para equipamientos públicos. De momento se traba en la antigua fábrica para convertirla en un centro de innovación y sede de empresas, después de que hace años se hicieran obras de emergencia para evitar su desplome. Pero hasta entonces el Ayuntamiento aún tiene que delimitar los detalles y el tiempo de reconstrucción. Sin embargo, la reforma ha tenido una gran acogida entre la población del barrio. María Orrit, representante de la asociación de vecinos del Grau, aseguró: «Estamos contentos de que se use la nave para gimnasios y ayuda a los habitantes de la zona».
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El Cabanyal
El barrio del Grao no será la única zona del Marítimo que experimentará cambios. A las tiendas artesanales, los chiringuitos de playa y el paseo marítimo del Cabanyal se le sumará la recuperación de patrimonio industrial, aunque hasta dentro de unos años no será una realidad. Entre las calles Mariano Cuber y Vicente Brull, en el Canyamelar, se sitúa una nave que acogerá un equipamiento cultural vinculado con el teatro El Musical.
La incertidumbre con la duración de la reforma ha despertado algunas voces críticas dentro del vecindario. «Todo está o va a estar en obras en Valencia, lo que no sé es como lo pagaremos», aludió un taxista de la zona. El centro de artes escénicas adjudicó la redacción del proyecto hace dos meses después de un concurso accidentado para rescatar sendas naves de 1924, compradas en 2009 por el Consistorio por un total de 1,2 millones de euros. Al margen se encuentra el propio presupuesto de obra. En el resto del barrio hay otros ejemplos de patrimonio industrial.
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Antiguo cuartel de Ingenieros
Un paisaje similar se puede apreciar en otras edificaciones. A las afueras de la ciudad, se encuentra el antiguo cuartel de Artillería en la calle San Vicente Mártir. Las demoliciones están acabadas y el Gobierno ultima el inicio de las obras de urbanización para levantar 438 viviendas de promoción pública, destinadas íntegramente al alquiler. El jardín descuidado, su viejo letrero y la pintura desteñida recuerdan más a lo que un día fue que a lo que llegará a ser. Pese a que el proyecto de reforma se ha puesto en marcha, la zona continúa intacta a como se encontraba antes de adjudicar. A los vecinos del barrio y a las futuras familias que disfrutarán de las viviendas solo les queda esperar a que el plazo de ejecución discurra para poder apreciar algún cambio. A esta iniciativa se suman otros proyectos de reforma. Dentro los planes del consistorio se incluyó construir en el solar el colegio Santo Ángel de la Guarda, a través del Pla Edificant.
Los proyectos de rehabilitación de las naves vacías en los distintos barrios de Valencia pretenden enriquecer las instalaciones de la zona. Desde la Federación de Vecinos de Valencia consideran que en el punto de partida de cualquier proyecto municipal se deben tener en cuenta las consideraciones y necesidades de los vecinos. A pesar de que cualquier tipo de infraestructura añadida sería beneficiosa, este aspecto resulta imprescindible para la asociación. Por otro lado, también se ha criticado el ritmo de trabajo de la reforma de las naves en desuso, sobre todo en zonas de la ciudad como el Parque Central o el Grau. Todavía queda esperar para que la población pueda disfrutar de estos espacios.
Viejo Mercado de San Vicente
En un rincón inadvertido para la mayoría que pasa por su lado se sitúa la nave abandonada del antiguo Mercado de San Vicente. De la misma forma que el resto de iniciativas municipales, la edificación será rehabilitada para mejorar las infraestructuras de la zona. Años atrás, en el pequeño recinto de piedra y ladrillo se encontraba la Imprenta Vila. Ahora en cambio, no hay ni rastro de las viejas tintas. Se trata de un espacio vacío que todavía no tiene un plan de futuro. El recinto tendrá la posibilidad de reconvertirse en un lugar de encuentro entre los vecinos del barrio. Pero hasta saber que le depara, la mayoría continuará pasando sin sobresaltarse y las obras sin iniciarse.
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El escenario de algunas de las naves inutilizadas de la ciudad muestran la situación actual en la que se encuentran los planes de construcción anunciados por el Ayuntamiento de Valencia. Lugares vacíos, abandonados u olvidados pueden tener una segunda oportunidad. Sin embargo, muchas de estas iniciativas están transcurriendo a un ritmo sosegado o ni siquiera han comenzado. María José Broseta, presidenta de la Federación de Vecinos de Valencia, denunció sobre esto que proyectos como los del Grao o los del Parque Central ya llevan mucho tiempo y todavía no han empezado».
Las obras prometidas tardarán en llegar en zonas como el antiguo cuartel de Ingenieros, pero en otras edificaciones ya se puede comenzar a apreciar algún cambio. El ruido de las obras siempre resulta molesto, pero en esta ocasión será una buena señal para el devenir de la ciudad. Por otro lado, se encuentran las consideraciones de los vecinos de las distintas zonas donde se va a actuar. Desde la propia Federación de Vecinos de Valencia se resalta la importancia de contar con el punto de vista de las ciudadanos antes de llevarlo a cabo.
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Después del transcurso del tiempo, los lugares que sirvieron una vez como fábricas, almacenes, cuarteles o imprentas volverán a ofrecer un servicio a la población algún día. Las demandas de la población han cambiado, pero la necesidad de tener un barrio con infraestructuras perdura en el tiempo. La construcción de gimnasios o espacios culturales será el nexo de unión entre los propios vecinos. Pero, para conseguir estos objetivos las naves fantasmas deben dejar de serlo. El ruido de las obras será el mejor indicador del porvenir.
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