Los nuevos chiringuitos del paseo marítimo de Valencia se aplazan al otoño de 2022 al retrasarse la licencia

Como suena, once años tratando de derribar los actuales restaurantes del paseo marítimo para levantar en su lugar recintos más sostenibles, diáfanos y con la utilización de la primera planta a modo de terraza. De momento no ha sido posible lograr la licencia, con lo que las esperanzas de empezar las obras en temporada baja se han esfumado por completo.

«Está todo en trámite, sigue igual que estaba porque no hay entendimiento por las diferencias de interpretación de algunos puntos del proyecto. Por eso se decidió paralizarlo todo y volver a empezar en cierta medida. Comunicación hay para subsanar, pero hasta septiembre de 2022 es imposible que lo hagamos, es una lástima porque hemos perdido un año», explicaron.

Desde la asociación de hosteleros señalaron que el problema sigue siendo la cubierta de los futuros edificios, que no cumple con los requisitos del plan especial del paseo marítimo, a pesar de haber sido avalado por la Demarcación de Costas. La rocambolesca situación ha atascado por completo la obtención de la licencia, a pesar de que las mismas fuentes consideran que hay «voluntad de los técnicos municipales por resolver el problema».

Otro añadido es la calificación de la terraza de la primera planta, donde también hay conflicto al reivindicar los empresarios que entra de pleno en la concesión. Esta tiene todavía un par de décadas tras la última renovación, aunque cada año que pasa se reduce el margen para amortizar el coste de las obras, que se sitúa en una banda que va desde los 500.000 a los 800.000 euros según el modelo de construcción elegido por cada uno.

En 2010 se empezó a hablar de la construcción de los nuevos restaurantes, aprovechando la cercana renovación de las concesiones. Para ello era necesaria una modificación del plan especial del paseo marítimo, lo que se hizo a propuesta y gasto asumido por los propios empresarios. «Nos dimos cuenta de que la cubierta estaba hecha al tresbolillo, lo que suponía un problema para la colocación de placas solares y la entrada de agua», indicaron.

Cual fue la sorpresa en 2015 que la modificación del plan, al catalogar los 14 establecimientos como espacios singulares, no tuvo en cuenta finalmente la petición de los empresarios, lo que dejó enquistado el problema. A la Demarcación de Costas le plantearon un diseño con la cubierta modificada, que aceptó, pero que no pasó el filtro del Consistorio.

Ahora, la única opción es otra modificación puntual del plan, señalan, paa resolver un embrollo que vuelve a dejar en un cajón la deseada reforma. El paseo marítimo fue construido en 1991 y los hosteleros quieren renovar la imagen para atraer más clientes. Pese al atractivo de la Malvarrosa y las Arenas, la competencia de la Marina y la cercana playa de la Patacona están ahí.

Fuentes de la asociación indicaron que «deberían tomarse estos proyectos como prioritarios ya que van a cambiar en positivo el frente marítimo y creemos que esto le va a venir estupendamente a la ciudad, que tendrá locales más sostenibles».

Acerca de los nuevos restaurantes, el modo de construcción es diferente si se elige el sistema modular o el tradicional. El primero puede estar acabado en unos dos meses desde el inicio del montaje, aunque otro asuntos distintos son los otros, que se acercan más bien al año de obras.

En total, abarcaría a 12 establecimientos, en una renovación que se plantea sobre el papel por fases para que «siempre haya en el paseo marítmo servicio de hostelería». La incertidumbre afecta también a las expectativas sobre el empleo, teniendo en cuenta el periodo de cierre.