Una auténtica pesadilla, eso es lo que han vivido Encarna Contreras y su marido Joaquín Amat, propietarios de una vivienda en la finca de Campanar donde ayer se inició el incendio. La vecina ha acudido esta mañana al punto de atención a los afectados para solicitar las primeras ayudas al Ayuntamiento de Valencia, en el edificio de Tabacalera.
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Relata que se asomó a la terraza y como su piso da a una esquina pudo ver el humo de forma lateral. Dice que lo primero que hizo fue llamar al conserje, Julián, y preguntarle si sabía lo que estaba pasando. Ambos coincidieron en que era un incendio. «Lo primero que hice fue coger las llaves y el móvil, cerrar la puerta y bajarme.
En el mismo rellano me encontré a un vecino y a sus dos hijos. Y nos tuvimos que tapar la boca porque no podíamos respirar», cuenta. Explica que de momento no saben el motivo por el que se inició el fuego pero narra que ha escuchado que en el punto donde comenzó, en la casa donde se originó, no había nadie.
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Una vez ya en el patio, se encontró con su marido, Joaquín Amat, que en ese momento llegaba a casa. Hubo un momento en que ya no pudieron resistir en el patio por la cantidad de humo que había y se vieron obligados a salir a la calle. Este jueves, todavía muy afectada, cuenta junto a su cuñada que al parecer, según ha oído, «los drones de los bomberos han localizado a un hombre y a una niña fallecidos».
La noche del jueves, el matrimonio se ha refugiado en las casa de sus familiares, concretamente de las hermanas del marido. También explica a LAS PROVINCIAS que les ofrecieron la opción de ir al Hotel Valencia Palace, aunque al final decidieron quedarse con sus más allegados. «Nos dieron mantas y chaquetas como la que llevo ahora porque, salí con lo puesto, y voy con zapatillas de ir por casa. De hecho, tras recibir el primer asesoramiento en Tabacalera se ha marchado a comprar ropa y productos de aseo personal.
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Confiesa que la finca es muy grande y en ella vivía gente mayor, familias con hijos pequeños, y muchas personas estaban alquiladas, en la mayoría de casos a personas extranjeras.
A la pregunta de dónde va a pasar estos días, cuenta que están a la espera de que el Ayuntamiento les informe de si les puede ofrecer una alternativa habitacional. »Nos han dicho que el Consistorio tiene un edificio nuevo a estrenar, pero falta la conexión de la luz«.
Y es que desde este viernes y durante todo el fin de semana la oficina del edificio de Tabacalera estará abierto para atender a las personas o familias afectadas por el incendio de Campanar.
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Por la oficina de atención también han pasado algunos propietarios de pisos que los tenían en alquiler, como es el caso de Javier Galera. Él ha explicado que «afortunadamente» sus inquilinos se encontraban bien y no han sufrido daños. «Lo que ha pasado es surrealista. En cinco minutos ardió todo. Todavía lo estoy asimilando», ha contado muy afectado. Según Galera, adquirió la vivienda en 2016 a un banco para invertir. «El golpe es duro para todos», ha relatado mientras aseguraba que está muy preocupado. «Tengo mucha incertidumbre. Ya he comunicado a mi seguro lo sucedido pero me han dicho que esto va para largo. Tendrán que pasar muchos peritos y mi seguro particular tendrá que ponerse de acuerdo con el de la finca. Son muchas las compañías que tienen que hablar entre sí. Además, en estas situaciones me han comentado que la hipoteca la sigues teniendo a pesar del siniestro», ha relatado con desesperación.
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Los testimonios que se han escuchado a las puertas de la oficina de atención a las víctimas han seguido siendo aterradores. Como de Tomas Radavicius, originario de Lituania, y que lleva más de tres años viviendo en Valencia. Él es inquilino de uno de los pisos del inmueble. «Menos mal que no había nadie en casa», ha señalado al contar que vivía con su pareja en la puerta 50. Los dos han acudido a presentar sus datos. «La casa se ha quemado por completo», ha dicho mientras ha afirmado que se han quedado en casa de su padre.
Miguel Cercera, propietario de un piso en la finca siniestrada también ha narrado su experiencia. «El equipo de Bomberos lo hizo de maravilla, pero pensábamos que se iba a solucionar rápido y, por culpa del viento, fue a más y ellos también han sido afectados».
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En su caso, volvía de trabajar «y mi mujer estaba en casa. Vimos caer cascotes y nos salimos. Lo vimos todo». También ha opinado que el Ayuntamiento de Valencia «nos está atendiendo bien y se ha visto a Catalá, nuestra alcaldesa, afectada y con sentimiento por la situación vivida sin precedentes».
Miguel describe que se «pegó fuego el toldo creo que del séptimo puso y todo el edificio ardió en 18 minutos». Añade que bajaron por la escalera «y ayudamos a la gante mayor que pudimos a bajar porque las cosas se complicaron».
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Ahora, de momento, están acogidos en casa de su hija «y pendientes de ver si nos ofrecen una vivienda y replantearnos la vida».
Lisa, ucraniana, y residente en el complejo, ha dado una versión de los hechos escalofriante. «La manguera se derretía. No nos dijeron cómo evacuar, no había cañones de agua ni helicópteros. Era como una antorcha. Creo que la gente tiene que demandar a quien quiera que diera permiso para construir el edificio y supiera que era peligroso. No tenemos nada de documentación, bajamos y en 20 minutos intentamos volver a subir y ya estaba todo ardiendo. Soy de Ucrania y es verdad que mi país no es el sitio más desarrollado pero tras lo de Londres sabían que era peligroso y no hicieron nada», ha narrado a los periodistas.
Por su parte, otro vecino, Jury, de nacionalidad rusa, también se ha acercado a recabar información. «Yo estaba de viaje y mi mujer me llamó para contarme lo que estaba pasando. Me dijo que la casa estaba en llamas y que se iba. Ella y mi hijo pudieron salir. Lo hemos perdido todo menos el pasaporte. No pudimos sacar nada, ni al perro. Mi casa está destrozada», ha aseverado.
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En las inmediaciones del espacio habilitado por el Ayuntamiento para atender a los afectados también se han vivido momentos de solidaridad. Por ejemplo, la presencia de Violeta Ferrer, una joven que se ha acercado para interesarse en la forma que podía ayudar. Ha contado que ella va a recaudar fondos económicos recurriendo a familiares, amigos y a través de las redes sociales para «entregarlos a las familias».
Curioso ha sido también el caso de Vicente López, un taxista que, al saber que la clienta que llevaba iba con bolsas con ropa y zapatos para las víctimas, se ha ofrecido a ser él mismo el que se iba a desplazar para llevarlos. Todo sin cobrar la carrera. Al llegar al punto de atención le han informado que debía hacerlo en los lugares habilitados en el barrio de Campanar, como la guardería Valientes.
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