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Todos los obispos de la Provincia Eclesiástica de Valencia acompañaron a Benavent. AVAN
Un palio arzobispal que invita a la unión

Un palio arzobispal que invita a la unión

«Esta celebración es para mí una invitación para imitar el estilo pastoral de Cristo», señaló monseñor tras recibir su distinción

Lunes, 9 de octubre 2023, 00:48

En un acto lleno de simbolismo e ilusión la Catedral de Valencia ha acogido la imposición del palio arzobispal a Monseñor Benavent por el Nuncio de Su Santidad en España, Monseñor Bernardito Auza. Además, en la solemne celebración también han estado presentes los obispos de la Provincia Eclesiástica de Valencia.

El arzobispo ha querido dar las gracias a los obispos y a los asistentes este domingo 8 de octubre. Además, ha compartido: «Esta celebración es para mí una invitación para imitar el estilo pastoral de Cristo». Monseñor Benavent recibió el palio arzobispal de manos del papa Francisco el pasado 29 de junio en la Basílica de San Pedro situada en la Ciudad del Vaticano, en una ceremonia multitudinaria. Este 8 de octubre se le ha impuesto en la Catedral de Valencia.

El palio arzobispal simboliza la potestad que los arzobispos tienen en su territorio así como su lazo de comunión con el Pontífice. Esta pieza gira entorno a los hombros en forma de anillo. Además, está cogido sobre el hombre izquierdo y sus dos extremos descienden tanto hacia la parte delantera como trasera.

La pieza está cargada de un gran simbolismo. El palio arzobispal también se caracteriza por sus adornos en la zona del pecho, en la espalda y en el hombro izquierdo con un agujón. Se trata de una faja de lana blanca sobre el cuello, adornado con cinco cruces, que representan las cinco llagas de Cristo en la Pasión. Está compuesto por lana blanca hecha de dos corderos. Monseñor Benavent también ha querido hacer referencia a este material diciendo: «La lana de cordero evoca a Cristo que no vino a ser servido, si no a servir a los demás».

Los palios están confeccionados con la lana de dos corderos blancos criados por las religiosas del convento romano de San Lorenzo en Panisperna, que luego es ofrecida al Papa por los religiosos de la Orden de los Canónigos Regulares Lateranenses, que sirven en la Basílica de Santa Inés Extramuros, en cuya cripta están custodiadas las reliquias de la santa.

En su homilía, el arzobispo de Valencia se ha dedicado compartir con la infinitud de asistentes que para él la imposición del palio arzobispal supone «un signo de la unión de la Iglesia con nuestro santo Padre». Más allá de un acto simbólico, para Monseñor Benavent significa «recordar que estoy unido a Cristo y que estoy viviendo mi vocación y que seré un pastor bueno para esta Archidiócesis y un creador de comunión entre las iglesias hermanas de nuestra Provincia Eclesiástica y entre sus pastores, que juntos tenemos la misión de apacentar el rebaño del Señor en cada una de nuestras Iglesias particulares». Unas declaraciones que encajan a la perfección con el sentido del palio arzobispal. Un ornamento litúrgico de honor y de jurisdicción. Hace referencia a la oveja perdida y al Buen Pastor que da la vida por el bien de su rebaño.

Otro de los puntos en los que quiso incidir el arzobispo de Valencia es que el propósito de la Iglesia es «no juzgar ni condenar, si no acoger con amor incluso a aquellos que no forman parte del rebaño de Señor».

La fe reina en la ciudad

La Catedral de Valencia ha estado repleta de fieles que atendían con atención las palabras de monseñor Benavent. Unas mujeres sentadas en la segunda fila se ponían la mano en el pecho mientras escuchaban las enseñanzas del arzobispo de Valencia. Un 8 de octubre en el que la fe supuso el eje central de la jornada.

Antes de la imposición del palio, el Nuncio ha explicado a los fieles que el Arzobispo metropolitano, «por tener una especial responsabilidad a favor de la unidad en relación con las diócesis sufragáneas y sus pastores, es motivado para solicitar al sucesor de Pedro esta insignia litúrgica que significa la comunión con él y con la Iglesia universal».

Monseñor Auza ha hecho referencia a las palabras del papa Francisco el pasado 29 de junio en la solemnidad de San Pedro y San Pablo, cuando bendijo y entregó el palio a monseñor Benavent en Roma: «Sean discípulos en el seguimiento y apóstoles en el anuncio, lleven la belleza del Evangelio a todas partes junto al pueblo de Dios». Otra de las peticiones del Nuncio al comenzar la ceremonia fue que el Sínodo abierto en Roma por el Papa «sea estímulo para llevar a Jesús a todas partes, con humildad y alegría, para despertar la fe y la esperanza en todos los rincones».

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