Una parada del Mercado Central, elegido mejor comercio del año en España

Conseguir ser nombrado el mejor comercio del año en España es todo un logro, pero cuando esto sucede sólo 14 meses después de la apertura pasa a la categoría de increíble. Y cuando resulta que el propietario, Miguel Ángel Soriano, era antes director de un hotel de cinco estrellas y estudió Arquitectura Técnica, se rompen los moldes.

Eso es lo que ha pasado con Benvolgut Aperitivos, ubicado en el Mercado Central de Valencia, que ha obtenido el galardón como Mejor Comercio del Año en los Premios Nacionales de 2022 organizados por la Confederación Española de Comercio (CEC), dentro del 5º Congreso Spain Retail celebrado en Sevilla. Es el mayor reconocimiento en este certamen.

Miguel Ángel le dijo hace menos de dos años a su esposa, Virginia Gallego, que iba a dejar la dirección del hotel para abrir un comercio, un pequeño local de catorce metros cuadrados que antes era una carnicería. «Quería pasar más tiempo con ella y mis dos hijos, fue por la conciliación». El comercio se dedica a los aperitivos como indica su nombre y el producto estrella es el vermut, aunque rechaza de plano que sea una vermutería, al mismo tiempo que se quita la etiqueta de productos gourmet, o sea, muy caros.

La filosofía del negocio está clara: Todo está etiquetado con el nombre del comercio. «Trabajamos con una enóloga para el vermut y luego buscamos empresas que lo hagan», dice como ejemplo. En todos los artículos está el deseo de proximidad, que sean valencianos, excepto algunas conservas y productos similares. «Somos diversión, amigos, canallas, disfrutones, familia, valencianos, bulliciosos, somos de la terreta», dice.

Esa búsqueda de la calidad para lograr la mejor almendra, el pistacho más sabroso, la cerveza artesana que pueda funcionar o las papas más sabrosas hace que entre los clientes de Miguel Ángel estén los nombres de Ricard Camarena o Begoña Rodrigo, dos de los más afamados chefs valencianos que lucen estrellas Michelin. «Es un orgullo servirles, pero vendemos productos que son para todo el mundo», precisa.

Parió la idea junto a su mujer, a la que agradece todo el apoyo a la hora de dar el salto del hotel a la parada del Mercado Central, y se puso a vender, sin mostrador, con el fin de que el público entre en el local. «Era algo que teníamos claro desde el principio», para después contratar a un empleado, Alejandro Maiato y dedicarse él a trabajar más con proveedores y clientes, incluso con la tentación ya madurada de abrir otra parada en el mercado del Cabanyal.

¿Cómo se le ocurrió presentarse al premio? Reconoce que le echó un poco de humor porque pensaba que no tenía opciones. «Dije que había aumentado un 100% el número de empleados», se ríe. Ahora posan los dos con la placa del reconocimiento. Son los mejores.

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