El pasaporte Covid llega por Navidad y se extiende a todos los lugares donde se consume independientemente del aforo, también en cines, circos y en otros espacios como gimnasios. Anoche de madrugada ya se empezó a reclamar.
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Paco lo empezó a pedir anoche, en ... su pequeña Taberna en Ruzafa. Y a mediodía, con los primeros aperitivos en el día de Navidad, se quejaba. «Esto es hacer faena doble, tendríamos que tener aquí contratada a una persona sólo para pedir el pasaporte y todo lo que se lía aquí, que al final no puedo tener cola porque la gente se va», explica.
Dice que es como hacer de Policía y «eso no puede ser, te quita tiempo de atender y es que al final que me paguen ellos a un empleado extra o pierdo dinero», añade quejándose. porque cree que la hostelería ha sido la gran castigada en la pandemia con las restricciones.
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Y aunque asegura que la clientela está acostumbrada pese a los cambios constantes en la normativa, están dispuestos. Paco comenta que en la terraza hay algo más de confusión. «Algunos te preguntan y no es obligatorio pero yo se lo pido, porque luego entran al baño y se lo tengo que pedir igual».
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Asegura que reciben bastantes inspecciones de la Policía y que incluso a un compañero «entró la secreta y en ese momento no se lo pidió porque tenía el bar a tope y le sacaron las placas y multa».
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El día de Navidad el ambiente ha empezado tarde, a la una en los pocos bares abiertos se empezaba a notar más afluencia y ambiente. En Doña Petrona, en Ruzafa, el encargado preparaba las mesas para servir las comidas. «Tenemos reservas pero la mayoría prefiere fuera y ahí no es necesario pedir el pasaporte».
En ese momento llegaba un grupo de amigos, dos matrimonios, pero una mujer había olvidado dónde tenía el pasaporte y no pudieron acceder. «Os tengo que poner una mesa fuera, lo siento».
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Otro restaurante cercano, con un salón mucho más grande se resiente también pero no sólo por el requisito del pasaporte Covid, sino por las cancelaciones de última hora debido a los repuntes de contagios y el miedo.
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«Hemos tenido muchas cancelaciones y cambios de última hora, más de un 40 % de cancelaciones hemos tenido en los últimos días, tenemos compromisos y tenemos que hacer frente a ellos pero tenemos la mitad de trabajo, esto está un poco mal, es cada vez más difícil pero bueno mientras no cerremos, toca aguantar», explica el dueño, Cándido, con resignación.
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