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En un bar pequeño de Ruzafa, piden el pasaporte Covid a una clienta. Irene Marsilla

«Tendría que tener contratada a una persona sólo para pedir el certificado Covid»

Las quejas por la ampliación del certificado en los locales de hostelería y bares se extienden por el trabajo extra y las colas que genera

Mar Guadalajara

Valencia

Sábado, 25 de diciembre 2021, 17:58

El pasaporte Covid llega por Navidad y se extiende a todos los lugares donde se consume independientemente del aforo, también en cines, circos y en otros espacios como gimnasios. Anoche de madrugada ya se empezó a reclamar.

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Paco lo empezó a pedir anoche, en ... su pequeña Taberna en Ruzafa. Y a mediodía, con los primeros aperitivos en el día de Navidad, se quejaba. «Esto es hacer faena doble, tendríamos que tener aquí contratada a una persona sólo para pedir el pasaporte y todo lo que se lía aquí, que al final no puedo tener cola porque la gente se va», explica.

Dice que es como hacer de Policía y «eso no puede ser, te quita tiempo de atender y es que al final que me paguen ellos a un empleado extra o pierdo dinero», añade quejándose. porque cree que la hostelería ha sido la gran castigada en la pandemia con las restricciones.

Y aunque asegura que la clientela está acostumbrada pese a los cambios constantes en la normativa, están dispuestos. Paco comenta que en la terraza hay algo más de confusión. «Algunos te preguntan y no es obligatorio pero yo se lo pido, porque luego entran al baño y se lo tengo que pedir igual».

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Asegura que reciben bastantes inspecciones de la Policía y que incluso a un compañero «entró la secreta y en ese momento no se lo pidió porque tenía el bar a tope y le sacaron las placas y multa».

El día de Navidad el ambiente ha empezado tarde, a la una en los pocos bares abiertos se empezaba a notar más afluencia y ambiente. En Doña Petrona, en Ruzafa, el encargado preparaba las mesas para servir las comidas. «Tenemos reservas pero la mayoría prefiere fuera y ahí no es necesario pedir el pasaporte».

En ese momento llegaba un grupo de amigos, dos matrimonios, pero una mujer había olvidado dónde tenía el pasaporte y no pudieron acceder. «Os tengo que poner una mesa fuera, lo siento».

Otro restaurante cercano, con un salón mucho más grande se resiente también pero no sólo por el requisito del pasaporte Covid, sino por las cancelaciones de última hora debido a los repuntes de contagios y el miedo.

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«Hemos tenido muchas cancelaciones y cambios de última hora, más de un 40 % de cancelaciones hemos tenido en los últimos días, tenemos compromisos y tenemos que hacer frente a ellos pero tenemos la mitad de trabajo, esto está un poco mal, es cada vez más difícil pero bueno mientras no cerremos, toca aguantar», explica el dueño, Cándido, con resignación.

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