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PACO MORENO
VALENCIA.
Sábado, 29 de septiembre 2018, 00:30
Algo más de tres años después de que se suspendiera el anterior plan urbanístico, el que incluía la prolongación de la avenida Blasco Ibáñez hasta el mar, el Ayuntamiento echó ayer a rodar el nuevo planeamiento con el propósito de que esté aprobado antes de que acabe el mandato. Un millar de viviendas de promoción pública, de las que el 60% serán de protección oficial, un hotel de 15 plantas en la esquina de las calles Eugenia Viñes y Doctor Marcos Sopena, así como una gran plaza ajardinada junto a la estación de Renfe forman los aspectos principales del nuevo callejero, además de un área con residencias y servicios vinculados a los campus universitarios.
El plan fue presentado por la portavoz del grupo socialista, Sandra Gómez, así como por el propio Sarrià y dos de los arquitectos redactores del documento, Gerardo Roger y Luis Casado. Ha sido ya entregado a la empresa municipal Aumsa, por lo que todavía no ha pasado por el consejo de Administración ni por los órganos de gobierno del Ayuntamiento.
Con la vista puesta en los problemas habidos en el plan del Grao, donde la primera propuesta fue rechazada tanto por Compromís como por València en Comú, era inevitable la pregunta acerca del consenso político alrededor del plan del Cabanyal: «Se ha presentado a la junta de gobierno para dar conocimiento, está muy trabajado y seguro que tendrá un amplio consenso», respondió Sarrià. Desde las otras dos formaciones socias del gobierno no se pronunciaron al ser interpelados por LAS PROVINCIAS.
En cuanto al propio plan, lo más llamativo de la versión preliminar es la construcción de un hotel de 15 plantas en la esquina más próxima a la Marina, enfrente de los Docks. «El aspecto puede cambiar», matizó el edil de Desarrollo Urbano sobre la figuración virtual presentada. La edificabilidad de la torre sale de un proyecto anterior desestimado hace años y que incluía unas piscinas cubiertas y un edificio de oficinas. Es el único inmueble de este tipo que aparece en las cinco unidades de ejecución, dado que en el resto del barrio las alturas se ciñen a un máximo de cinco plantas.
El hotel estará rodeado por edificios de viviendas y en la parte trasera habrá un gran jardín, también con la opción de que la parcela sirva para dotaciones públicas. En los próximos meses se sabrá si esa parte del planeamiento se mantiene tal cual o si registra alguna modificación tras conocer la opinión del resto de los socios de gobierno.
En la Marina, el Consorcio Valencia 2007 tiene previsto sacar a concurso antes de que acabe el año el proyecto y construcción de otro hotel de 30 plantas junto al edificio del Reloj, por lo que seguramente esta iniciativa se adelantarán en el tiempo al plan del Cabanyal. Los Docks también tenían ese uso permitido en el plan de usos, pero la voluntad del Consistorio es que acojan un equipamiento cultural.
El plan se basa en cinco unidades de ejecución de gestión pública, donde se concentra el millar de viviendas. Pretenden ser el motor que tire del resto del barrio, donde también se podrá edificar de nueva planta aunque en menor cantidad, al tratarse de zonas muy consolidadas. Sarrià señaló que la plusvalía prevista será de seis millones de euros, que revertirán en equipamientos.
La población actual del Cabanyal y el Canyamelar es de 26.700 habitantes, mientras que en el plazo de 15 años, horizonte fijado para que esté todo ejecutado, las nuevas promociones inmobiliarias atraerán a cerca de 2.000 nuevos vecinos. Todas las medidas estarán dirigidas, aseguraron, a evitar la llamada gentrificación, la entrada masiva de residentes foráneos que hagan perder la identidad de los orígenes del barrio. De las 703 viviendas, un total de 422 serán de promoción pública. Otras 235 son consideradas equipamientos.
Por esto se ha pensado aplicar también algunas restricciones a los apartamentos turísticos incluidas en el Plan de Ciutat Vella, ahora en exposición al público. En la comparecencia no dieron detalles, salvo que habrá una regulación que impida la proliferación sin control.
Otro de los datos relevantes que ofrecieron fue que el 10% de las calles quedarán peatonales, dentro de unas obras de reurbanización que afectarán sobre todo a las transversales que se dirigen hacia el mar, con diez casos que incluirán jardines.
Esta es la razón de que el planeamiento reserve media docena de solares para otros tantos edificios destinados a aparcamientos en altura. En total, 1.249 plazas en inmuebles donde podría utilizarse una fórmula mixta, es decir, equipamientos comerciales en las plantas bajas que ayuden a financiar unos estacionamientos destinados sólo a vecinos.
Del millar de viviendas, un total de 235 pisos estarán calificados como alojamientos dotacionales y servirán por lo tanto como equipamientos sociales. Estarán en régimen de alquiler para menores de 35 años, mayores de 65 y colectivos sociales vulnerables, según se precisa.
Un parque público estable de viviendas de alquiler social, con una capacidad de un millar de pisos, es otra de las 'patas' del planeamiento, donde será esencial la aportación de los solares municipales, con 422 viviendas previstas con esta catalogación en las unidades de ejecución. En comparación con la disputa surgida en torno al nuevo barrio del Grao, la postura de València en Comú ha sido desde el principio que este apartado tenga peso específico, más allá de las calificada como de promoción pública.
Otra de las unidades se encuentra alrededor del cruce situado entre el bulevar Serrería y la avenida de los Naranjos. Está vinculada con los cercanos campus universitarios de la Politécnica y Tarongers, por lo que se ha previsto la ubicación de residencias y áreas comerciales del sector servicios. En la parte del barrio de Beteró se levantará el nuevo rastro, en una zona arbolada. En cuanto a la solución dada al entorno de la calle Doctor Lluch, uno de los motivos de fricción con las asociaciones vecinales por la primera propuesta, se resuelve con el mantenimiento de los jardines y el campo de fútbol, mientras que los nuevos edificios de pisos se levantan alrededor, desde la avenida Mediterráneo hasta la Malvarrosa.
Las dotaciones públicas se multiplicarán por dos y la superficie de las zonas verdes por 1,5, se indica en la versión preliminar. «Lo que proponemos da una solución definitiva a la ordenación del barrio, no sólo en el planeamiento sino en la obtención de las dotaciones y los equipamientos públicos. Y lo hace a través de fórmulas nuevas de gestión sin necesidad de recurrir a las expropiaciones», dijo el concejal. Sobre el patrimonio edificado se prevé el fomento de la mejora de la eficiencia energética, del tratamiento de fachadas y de las medianeras.
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