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Agentes de Policía intervienen en el botellón de la playa, en la madrugada de ayer. ivÁn arlandis

La Policía reduce el botellón en Valencia pero no contenta a los hosteleros

Empresarios de la plaza de Honduras lamentan el aumento del vandalismo pese al refuerzo en seguridad planeado para este fin de semana

ÁLEX SERRANO

Sábado, 19 de junio 2021, 00:43

Aunque no hubo balance oficial, lo cierto es que la noche del jueves al viernes fue más tranquila que hace siete días en las principales zonas de ocio de la ciudad. El refuerzo policial, compuesto por 24 agentes voluntarios que estuvieron desplegados, sobre todo, en ... las playas urbanas y en enclaves como Honduras, donde el Consistorio valló las plazas, puso coto al botellón, desbocado en semanas anteriores. Pese a ello, los agentes tuvieron que desalojar uno en la playa de unas 60 personas, sobre todo estudiantes Erasmus.

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No es suficiente para los hosteleros. La Asociación de Hosteleros de Blasco Ibáñez Honduras (AHBLHON) valoró el cierre de las plazas «para neutralizar el impacto creciente que está teniendo el botellón en el barrio», lo que permitió «anticiparse los conflictos que puedan asociarse a la celebración de San Juan». «No obstante, locales de ocio y hostelería del barrio quieren llamar la atención sobre las crecientes actitudes incívicas, los altercados y el vandalismo que se han adueñado de las plazas, parques y jardines del barrio, teniendo en cuenta que el cierre prematuro de los locales de ocio provoca la concentración masiva de público en la calle y un efecto llamada indeseable sobre el barrio como zona de botellón», asegura la entidad en un comunicado. Los hosteleros piden más trabajo policial para «conocer al detalle cuál es la situación real y la problemática de orden público que existe en el barrio de Honduras de Valencia».

Tal como pudo comprobar este diario en la noche del jueves, el trabajo de los agentes no se limitó al dispositivo especial. Según diversas fuentes, el botellón también dio problemas el resto de la semana. «Nos llamaron del Cedro y cuando fuimos los chavales se buscaban otros sitios en las calles de alrededor», decía un agente: «Y entonces te llamaban los vecinos para protestar por el ruido».

«Hemos estado combatiendo las reuniones para beber en la calle durante toda la semana», dicen los agentes

En la noche del jueves, además, los policías se encontraron con un problema añadido: la apertura de una conocida discoteca, que no estaba programada, situada muy cerca de la playa. Los agentes constataron su apertura en la misma entrada de la misma, por lo que parte del dispositivo se centró, desde entonces, en controlar que los asistentes no se pusieran a hacer botellón en la playa o en el paseo a la salida de la discoteca.

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No fue tarea fácil. Los jóvenes que en la madrugada del jueves al viernes se encontraban en la playa interpelaban a los agentes sobre si podían o no revisar sus mochilas. «Claro que podemos», respondía un policía. Después, los jóvenes preguntaban por qué no podían ir con cerveza a la playa. «Porque no pueden meter cristal», respondían. «¡Ah! Pero son latas», decían. «Bueno, pero llevan alcohol», contestaba el agente. Silencio. «Pero no íbamos a beberlas, no puede probar que fuéramos a beberlas», decían: «Conocemos nuestros derechos».

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