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«La Policía tardó más de una hora en venir. Los del botellón ya se habían ido»

La respuesta policial resulta desigual: mientras La Roqueta muestra su satisfacción, en Velluters lamentan la falta de diligencia de los agentes

A. Rallo

Valencia

Domingo, 17 de septiembre 2023, 00:32

La resaca no sólo es producto del alcohol. Existe una sensación parecida a ese episodio –ligeramente molesto a los 20 y terriblemente doloroso a partir de los 35– que se produce también con la falta de sueño. O con la interrupción sorpresiva y violenta del periodo de descanso. Esto se produjo en la noche del pasado viernes para una multitud de vecinos alrededor de un pequeño parque, en el cruce de Guillem Sorolla y Recaredo, escenario de un reducido pero sonoro botellón. Barrio de Velluters, pleno centro de Valencia.

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«Estaba dormida en el sofá y me despertaron. Gritaban una barbaridad», comenta María José Volta de la asociación vecinal El Palleter-Velluters. Una de sus compañeras de finca, más alarmada incluso, quería bajar y afearles su conducta. Pero esta posibilidad, el enfrentamiento directo, supone un riesgo extra. Y más con la noche, el alcohol y todas las circunstancias anexas a lo que popularmente se conoce como el lío.

El incivismo molesta, evidentemente. Pero casi el mismo efecto produce la falta de respuesta policial. «Llamé varias veces a un fijo que me facilitó el 112. Y no daba ni línea. En el 092 saltaba como una centralita y hasta que me pasaron, por lo menos, haría seis o siete llamadas». Mientras, la impotencia llenaba la estancia de Volta – «qué indefensión llamar y que no te cojan»– los jóvenes seguían bajo, a lo suyo, que no es asunto banal a esas edades. «Vociferando. Cómo gritaba una joven», recuerda aún hoy la testigo que capturó la estampa botellera en fotografías y vídeo.

La acción, en toda su intensidad, comenzó alrededor de la una de la madrugada. María José admite que también ella pensó en bajar, pero recordó la última experiencia en un arrebato similar. «Me follo a la policía», le contestó uno de los jóvenes aludidos. Así que, con esos antecedentes, decidió aguardar la llegada de los agentes. «Pasaron coches de la Policía Nacional, pero no se detuvieron. Lo entiendo. No es su competencia».

«Qué indefensión llamar y que no te cojan. Cómo gritaba una joven», recuerda aún una víctima del alboroto

El alboroto se daba, además, junto a una residencia de ancianos. «Esto no es un parque aislado o grande, como podría ser el del Hospital, donde no se molesta a los residentes». Y ya, por último, el grupo o los grupos se pusieron a jugar «a las cucañas», según relata. La asociación vecinal admite que situaciones tan desagradables como la de la pasada noche «son extraordinarias». Pero lamenta la falta de respuesta policial ante la comunicación de un incidente. No quiere cargar las tintas contra el Gobierno municipal porque acaba de comenzar su etapa y prefiere dar algo de confianza tras la promesa de los populares de ampliar en 200 efectivos el número de policías para luchar contra el fenómeno. Pero tampoco ser víctima de la pasividad o la resignación. Por este motivo, mañana mismo reclamará una reunión con el concejal.

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No toda la ciudad obtuvo la misma respuesta en las últimas noches. En otros puntos de la ciudad, tal y como ha informado LAS PROVINCIAS en un amplio reportaje en su edición del sábado, el refuerzo policial fue exitoso. Por ejemplo, en la Roqueta, barrio que engloba al menos dos grandes discotecas, y donde los vecinos manifestaban ayer su alegría por redes sociales.

La vuelta de los universitarios y la llegada de los Erasmus impulsan las primeras fiestas del año. Por eso, el Ayuntamiento ha preparado un refuerzo policial potente para combatir las reuniones ilegales para beber en la calle. Echarán mano los agentes de medidas conocidas, como la colocación de vallas en los parques de zonas como Honduras, pero también por otras novedosas como el baldeo de calles o la actuación de la grúa municipal. Todo por tratar de corregir un fenómeno impulsado por numerosos factores, entre ellos sociales y económicos.

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