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Una sorprendente declaración del concejal de Movilidad y presidente de la EMT, Giuseppe Grezzi, en el pleno monográfico sobre el fraude celebrado este jueves dio una nueva vuelta de tuerca al caso, hasta el extremo de que el portavoz municipal de Ciudadanos, Fernando Giner, llegó a decir que había «un caso EMT antes» de esas palabras y otro distinto después. Preguntado por si María Rayón, jefa de Gestión de la empresa, revisó los correos que alertaban del fraude mientras estaba de baja, Grezzi dijo: «La señora Rayón estaba de baja y no tenía por qué estar pendiente del mail. No respondió al mail pero continuaba asumiendo la tarea de firmar online las transferencias porque eso está vinculado al DNI. Además, delegó todas las tareas de tesorería a su equipo pero mantuvo la firma mancomunada para que nadie hiciera ninguna transferencia con sus claves». Y todo estalló de repente. Esta declaración desveló una nueva irregularidad en el proceso de control de pagos de la EMT. Que se añade a otra, reflejada en un informe de Tesorería y también apuntada ayer en el pleno: ninguno de los tres pasos de la hoja de ruta para conciliar pagos en la empresa podían recaer en la misma persona. Aunque Grezzi dijo que Rayón sí había cedido todas sus funciones menos la firma mancomunada, lo cierto es que el encargado de contabilizar los movimientos de la cuenta estaba de baja y esa labor revirtió a la trabajadora despedida, que estaba haciendo las transferencias, lo que retrasó que la empresa conociera lo que estaba ocurriendo con sus cuentas. La empresa no sustituyó de esta manera a otro encargado de los tres procedimientos de control, con lo que dos de estos acabaron recayendo en la despedida.
Fue el punto álgido de un pleno tras el que los socialistas hablaban de «error suicida» y el mismo alcalde se limitaba a asegurar que únicamente era responsable de sus palabras, no de lo que dijeran otras personas en referencia a su polémico concejal. Giro de 180 grados, por tanto, en la defensa a ultranza que el primer edil había hecho horas antes de Grezzi y del gerente de la EMT, Josep Enric García Alemany, en el pleno monográfico sobre el fraude que ha terminado con cuatro millones de euros en dos cuentas del Bank of China en Hong Kong. «La transparencia con la que están actuando hace que reafirme mi confianza en ellos», dijo Ribó, que aceptó comparecer en el pleno ordinario de octubre a finales de este mes mientras PP, Ciudadanos y Vox asediaban a Grezzi a preguntas sobre el fraude.
Fue un pleno tenso en el que las otras tres peticiones de la oposición (que la comisión investigación se trasladara al pleno, que se realice una auditoría de los servicios informáticos y que se haga otra sobre los procedimientos de pago) fueron rechazadas por el equipo de Gobierno, que sí propuso una alternativa a las peticiones de auditoría en la que aprobó revisar los protocolos de pago de todos los organismos muncipales.
Pero lo más interesante de la intervención de Grezzi llegó con la reunión ya avanzada. Hasta en dos ocasiones reconoció que la directiva que estaba de baja en el momento del fraude, María Rayón, sí firmaba operaciones desde casa. Tras una primera intervención confusa, pidió la palabra para decir lo siguiente: «La señora Rayón estaba de baja y no tenía por qué estar pendiente del mail. No respondió al mail pero continuaba asumiendo la tarea de firmar online las transferencias porque eso está vinculado al DNI. Además, delegó todas las tareas de tesorería a su equipo pero mantuvo la firma mancomunada para que nadie hiciera ninguna transferencia con sus claves». Esta situación motivó una reacción airada de la oposición. El PP señaló que acudirán a la inspección de trabajo para denunciar esta situación mientras desvelaban que el contrato de Caixabank con la empresa municipal acepta saltarse la firma mancomunada para transferencias habituales, previo acuerdo con el cliente o en otros supuestos. Ciudadanos, por su parte, anunció que pedirá la dimisión de Grezzi en el próximo pleno.
Al concejal de Movilidad se le vio muy nervioso durante todo el pleno. Antes de su confesión sobre que la directiva que estaba de baja, presuntamente, realizaba funciones desde su casa, había subido un comunicado a sus redes sociales en el que había cargado duramente contra sus socios de gobierno, a los que criticó por su «ataque desleal» al decidir excluirle de la comisión de investigación cuando hablen trabajadores de la empresa. «Han dado muchos bandazos, han titubeado en muchas ocasiones y no tenían claro el modelo de ciudad. Eso les ha llevado a poner en cuestión continuamente medidas del pacto de gobierno que sin embargo ahora abrazan entusiastas. Hemos sido pacientes y les hemos ayudado a sumarse al cambio», dijo el concejal, que sin embargo advirtió: «La paciencia tiene un límite, sobre todo si pactan con la extrema derecha y la derecha más extrema». Grezzi cargó cargado contra que los socialistas pongan «en cuestión la labor que hacen los miembros de Compromís en el gobierno». Preguntado a este respecto al salir del hemiciclo, Ribó dijo sólo es responsable de sus palabras, mientras que el portavoz adjunto del PSPV, Ramón Vilar, señaló que tienen «mucho más modelo de ciudad que el carril bici».
Ambas formaciones, eso sí, quitaron importancia a la crisis de Gobierno que parecía haberse abierto el miércoles por la tarde. Ribó habló de una situación «muy grave» al referirse a la votación en el seno de la comisión de investigación y Vilar dijo que convendría ser menos «dramático».
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