PACO MORENO
Martes, 5 de octubre 2021, 00:54
Pasear por la plaza de la Reina alrededor de la enorme zona de obras de reforma es como asistir a una recreación del libro 'Diez negritos' de Agatha Christie, siempre hay un comercio menos que la última vez. Es, sin duda, el lugar que ... mejor sirve de ejemplo para la difícil situación de las tiendas tradicionales en el centro histórico de Valencia. De supervivencia total.
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La combinación de la pandemia del Covid-19 y las obras iniciadas a la vez tanto en este lugar como en el entorno del Mercado Central y la Lonja han sido la tormenta perfecta. Ya lo anunció la asociación de Comerciantes del Centro Histórico, en un negro augurio cumplido apenas seis meses después.
¿Se recuperarán estos enclaves comerciales? Es la pregunta del millón y la respuesta no despeja dudas, al contrario, aporta una más: «Depende del precio de los alquileres», aseveran desde la principal entidad del sector en Ciutat Vella. El turismo ha sido y seguirá siendo el principal motor económico para numerosas tiendas, aunque también esconde una trampa, que pasa por la saturación de locales de hostelería, con una desventaja para los comerciantes. «Los caseros suben el precio del alquiler si se puede montar una terraza en la calle, por eso abren tantos bares», indicaron las mismas fuentes.
En la plaza de la Reina, el Ayuntamiento ha aprobado que no se darán más autorizaciones para terrazas después de su peatonalización completa, aunque la constatación es que se llega demasiado tarde. Se pueden contar los comercios que quedan abiertos: Guantes Piqueras, La Botiga de la Seu, una administración de lotería, la librería Paulinas y Belloso, una tienda de artículos religiosos que ha cedido parte del local a un restaurante italiano. La relación se completa con una franquicia de Ale-Hop y un Natura en la parte cercana a la calle San Vicente Mártir. Una tienda de Bel Ros y otra de Alpargatus. Nada más salvo error u omisión. Todo lo demás son locales de hostelería, que también viven una situación complicada.
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«Sólo esperamos que esto vuelva a ser como antes, un lugar de encuentro», señala Emilio Causarás, propietario de La Botiga de la Seu. La travesía en el desierto que padece por la pandemia y las obras está siendo demasiado dura: «Vendemos hasta un 80% menos que antes», asegura.
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Las molestias por el polvo ocurren a veces, pero el verdadero problema es que la plaza de la Reina ha dejado de ser temporalmente un lugar de descanso, de encuentro de viandantes, clientes y feligreses que acuden a la catedral. «Es un lugar de paso, de gente que no se para y eso es muy malo para nosotros». Su negocio son los souvenirs, por lo que la ausencia de turistas durante mucho tiempo lo ha dañado más.
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Las peatonalizaciones tienen un reverso difícil para los comercios. Así ocurrió en las transversales a la calle San Vicente Mártir, donde las realizadas en los años 90 dieron paso a un buena cantidad de cierre de tiendas y aperturas de locales de hostelería. Esa es la razón de que la entidad ya no fuerce la reivindicación de más calles peatonales de manera general, sino que el modelo ahora es lo que se ha hecho en el Ensanche los últimos años, es decir, la combinación de aceras cómodas y amplias con un carril para el tráfico de vehículos. Así se espera favorecer la apertura de nuevos ejes comerciales y la supervivencia de los actuales. El de la calle Quart es el próximo que se quiere potenciar al máximo en este sentido.
La situación en la otra zona de obras del centro es menos complicada, menos agónica. El Mercado Central sigue con todo su poder de atracción de clientes, lo que beneficia a las tiendas del entorno. Apenas hay carteles de venta o alquiler de locales. Además, fuentes de la asociación señalan que la Lonja, uno de los principales imanes turísticos del centro, contribuye también a mantener la estabilidad de antaño.
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Estas obras han entrado en su ecuador al estar previsto que finalicen en abril. La empresa trabaja ahora colocando pavimento en la plaza Ciudad de Brujas y levantando el viejo en la plaza del Mercat, donde se han talado varios árboles y desmontado la zona más cercana a las 'covetes', donde irá una grada con una amplia rampa para hacerla más accesible, precisamente a las futuras tiendas de artesanía que se quieren abrir en los 14 locales.
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La tercera plaza en discordia, la del Ayuntamiento, espera el proyecto para su remodelación definitiva, aunque no hay plazos para esas obras. Los últimos dos años han cerrado varios locales y se han producido traspasos, aunque de una manera manos traumática a lo ocurrido en la plaza de la Reina, señalan.
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