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Los vecinos que aquel soleado día de enero habían bajado a los niños al parque no se lo podían creer. Ahí estaba el único investigado por los incendios del Saler ... , sobre el que el cerco se estrecha estos días, con una garrafa de parafina en la mano. Volvía de comprarla. Alguien le hizo la foto que acompaña esta información. Esa botella es la misma que se encontró esta semana en las inmediaciones de la vivienda del presunto pirómano. Ahora, está en manos de la Guardia Civil, que debe discernir si en el incendio del lunes que obligó a desalojar cinco fincas y quemó 14 hectáreas se usó parafina. Luego, habrá que comprobar que la garrafa tiene las huellas del acusado. Será entonces cuando los policías tendrán más cerca volver a procesarlo.
Porque las garantías legales no se pueden saltar, por mucho que los vecinos del Saler y, sobre todo, del bloque de apartamentos donde vive el presunto incendiario tengan claro que es él. Se da la circunstancia de que le vieron con una garrafa de parafina en fin de semana del 12 al 14 de enero, tal como informa Cope Valencia, que también ha facilitado las imágenes tanto de la garrafa como del presunto incendiario. Ese mismo domingo se registraron dos incendios. Fueron los primeros desde el 25 de octubre, cuando el presunto incendiario fue detenido. Se da la circunstancia de que esta persona salió de la cárcel el 27 de diciembre. El hallazgo de la garrafa se rumoreaba entre los vecinos, pero no ha sido hasta la publicación del mismo por LAS PROVINCIAS tal como confirmaron con fuentes del Seprona de la Comandancia de Valencia que han empezado a aflorar nuevos detalles. La Guardia Ciivl estrecha el cerco sobre el presunto culpable, aunque todo parece indicar que una posible detención no será algo rápido.
Porque los agentes quieren tenerlo todo atado y bien atado. El motivo es que cuando lo detuvieron en octubre, la Fiscalía abogó por dejarlo en libertad en diciembre dado que en el registro de su domicilio no se hallaron más pruebas. El presunto incendiario vive en una torre de apartamentos muy cerca del hotel Sidi Saler y a escasos metros de todos menos uno de los incendios registrados desde agosto, lo que hizo que la jueza le prohibiera acceder al bosque del Saler pero no a los viales, jardines y parques de la Devesa dado que es donde tiene el domicilio.
Sus vecinos no entienden esta decisión. Este miércoles se han sumido en el silencio. Ni el conserje ni la presidenta de la comunidad han querido hacer declaraciones a este diario. «Lo estamos pasando muy mal», dice otro residente de malos modos. Comprensible. Según ha podido saber este diario, el presunto incendiario, al que la Guardia Civil visitó esta misma semana, mientras se luchaba a brazo partido contra el fuego que, al parecer, había provocado el mismo, es de carácter conflictivo. «Nos pincha las ruedas, pone silicona en las puertas…», dice un residente que no quiere dar más detalles. Además, confirman que en torno a su domicilio se han encontrado decenas de mecheros y colillas. Pero no tirar la basura donde toca no es un delito, aunque sí una muestra de incivismo: tiene que ser la Guardia Civil la que demuestre los vínculos del único investigado con los incendios del domingo y del lunes.
Mientras, los vecinos tratan de recuperar la normalidad. No es fácil, porque quienes viven en Aparwaks se han despertado este miércoles para ver bajo el sol lo que ayer intuían en la oscuridad: decenas de miles de metros cuadrados de alto valor ecológico convertidas en ceniza y hollín. Se lo imaginaban por el persistente olor a quemado, pero la sensación a primera hora cuando han visto la magnitud de la tragedia era complicada de explicar. «No tiene ningún sentido que alguien haya hecho esto y aún no le hayan pillado», ha indicado un residente en Aparwaks.
Asimismo, los bomberos continúan trabajando por la zona, tanto refrescándola y evitando rebrotes, como han hecho en varias ocasiones este miércoles, como llevando a cabo las primeras labores de investigación. El trabajo combinado de este cuerpo y de la Policía Local y la Guardia Civil ha de llevar al esclarecimiento de estos incendios intencionados, sobre todo porque en El Saler casi todo el mundo tiene claro que este lunes se rozó la tragedia. Por suerte, la Devesa es una de las zonas de Valencia más vigiladas y la rápida actuación de los vigilantes del Sidi Saler, que vieron el humo los primeros, y de los bomberos y el resto de cuerpos y fuerzas de seguridad del Estado, evitó que hubiera que lamentar daños personales. Y eso que los vecinos denuncian que los bomberos tardaron en llegar.
Ahora, tendrán que discernir si se usó parafina u otro acelerante. En otros incendios intencionados declarados en El Saler desde verano, se pudo comprobar el uso de sustancias inflamables, con retardante, lo que permitía al incendiario, fuera quien fuera, alejarse de la zona antes de que empezara el fuego. Cabe recordar, en este sentido, que la Policía Local identificó al presunto delincuente en varias ocasiones a lo largo de la semana de octubre en que fue detenido. Sin embargo, la jueza no considera que haya suficientes pruebas en su contra, por lo que decidió su puesta en libertad de forma provisional pero, eso sí, con una orden de alejamiento del bosque de la Devesa. Como quiera que esta persona no tiene vivienda en otro sitio, sí se le permite acceder al parque y circular por los viales y los parques de las zonas más cercanas a los edificios, lo que para los vecinos no tiene mucho sentido: «O ponen a un policía vigilándole todo el día o...». En estos puntos suspensivos de uno de los residentes de las torres donde vive el presunto incendiario se esconde el terror con el que viven desde hace meses los vecinos de El Saler.
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