«Vamos camino de convertirnos en una zona saturada». La asociación de vecinos Cabanyal-Canyamelar ha lanzado la alerta de la saturación de terrazas de bares en el barrio, precisamente en calles que en muchos casos han sido reurbanizadas los últimos años. Una reunión con la concejalía de Espacio Público la semana pasada sirvió para poner sobre la mesa este problema y reclamar que se ponga freno de manera urgente.
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El presidente de la entidad, Félix Estrela, indicó que los casos más denunciados se concentran en las calles transversales a la playa, todas peatonales. «Apenas queda sitio para que pasen los peatones», señala, para ironizar diciendo que la autorización de mesas y sillas «es muy elástica» porque se suelen colocar más de las permitidas.
«Hay que controlar más las terrazas que hay y poner freno a la proliferación, que se limite el número», señaló, en referencia a lo que sucede en otros barrios de la ciudad. El Cabanyal y el Canyamelar empiezan a registrar las mismas quejas vecinales que en Ruzafa, el Carmen o más recientemente la plaza de Honduras y la plaza del Cedro.
Otras fuentes de la asociación vecinal indicaron que el problema se extiende a todo tipo de calles. «Con que la acera tenga más de cuatro metros de anchura ya dan permiso para poner una terraza», aseguraron. Además, reclamaron más controles al Consistorio en cuanto a las zonas donde se colocan las mesas y sillas. «En una parada de taxis o tapando las marcas colocadas en el pavimento para los invidentes, hay de todo», citaron.
«El hostelero debe saber perfectamente las normas, como por ejemplo que el marcado de la terraza abarca todo, incluso las sillas de sus clientes, no es sólo para las mesas. El resultado de ese desconocimiento es que empiezan a ocupar más espacio», indicaron.
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La reurbanización de decenas de calles en estos barrios ha supuesto la proliferación de terrazas, acrecentado con la normativa favorable por el Covid. «El problema es en todo el barrio, no se puede hablar de unas calles en concreto. Muchas están sin pintar, es decir, sin autorización, incluso en patios de vecinos», comentaron.
Esto genera el aumento de quejas por el ruido. «Hay vecinos que deben dormir con tapones», aseguraron, para señalar que el Ayuntamiento debe aplicar ya la «nueva ordenanza y fijar unos límites al número de permisos que se dé en cada zona». La concejalía tiene en proyecto una nueva normativa, aunque todavía está en una fase embrionaria.
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