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Procesiones, viacrucis, encuentros, traslados… Silencios y conversaciones entre amigos y conocidos. Pasos, flores, tambores y trompetas. Una celebración de devociones y de emociones que discurre e impregna esa Valencia tan popular, entrañable y querida que cada Semana Santa de apellido Marinera se viste de nazarena en El Grau, El Cabanyal y El Canyamelar. No pocos valencianos y visitantes se acercarán para disfrutar de sus desfiles procesionales por calles sembradas de arquitectura de color y de azulejos y entre las que se cuela un peculiar recorrido de rótulos.
Mucho que ver a lo largo de los recorridos oficiales de las procesiones y por las calles que los circundan. Un amplio territorio por el que transita LAS PROVINCIAS invitándole a que, aprovechando su presencia en alguna procesión y entre tanto que ver, no se olvide de levantar la mirada para contemplar las alturas. Descubrirá el particular vía crucis que trazan los rótulos en El Grau, El Cabanyal y El Canyamelar desvelando por los contenidos que pregonan, las esencias de un barrio de origen pescador que regaló a la ciudad la Semana Santa Marinera y en el que hoy emerge el ocio marcando el ritmo de sus palpitaciones con 'k' de Kabanyal. Contemplar los rótulos es una manera, otra, de disfrutar la ciudad.
Entre Cabanyal, Canyamelar y Grau, por las calles doctor Lluch, de la Reina, de la Barraca, José Benlliure, Escalante, Pintor Ferrandis, Mediterráneo, Vicente Gallart, Santísimo Cristo del Grau, Avenida del Puerto, J. J. Dómine… y tantas más de uno u otro de los tres barrios, los rótulos asaltan con llamadas que ofrecen un amplio relato de letras y de formatos.
De azulejo, de madera, con letras pintadas sobre cristal, impresos en los muros describen estas otras estaciones de la Semana Santa Marinera. Cada una con su historia que es parte de la historia de una ciudad que alardea con aires de mar en azul y blanco de que posee un Teatro de Marionetas que se llama La Estrella y una calle de La Barraca cuyo rótulo marca otra estación en la que detenerse porque dice y no poco del barrio que pisamos.
Casa Montaña o Bodega Montaña según el lado por el que se llegue, un lugar que encierra muchos años y el relato de un viandante que al preguntarle por el lugar apunta sonriente que allí «iba de pequeño a comprar el agua de seltz». Y la bodega Anyora. Una y otra invitan a preguntarse la razón de llamarse bodega antes que bar. Se ve la huella de las sencillas letras del antiguo rey de las anchoas, aquel letrero de aquella Casa Guillermo que ahora sigue abierta al volver la esquina.
Y la Sociedad Unión Musical de Pescadores regalando su nombre en dos alturas, dos formatos y dos lenguas: relieve en lo más alto en valenciano y pintado de rojo bajo el balcón en castellano. Y casi en la orilla del mar, sobre un toldo que resguarda del poder del sol se lee Cotolo. Es la casa donde venden artículos de pesca en la calle Doctor Lluch.
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El desfile, dentro o fuera del recorrido procesional, sigue marcado por esas letras de azulejo azul y blanco de la vieja estación 'Cabañal'. Estaciones de una narración que se escribe en las alturas de esta demarcación de la capital donde las letras del Mercat del Cabanyal -que seguro pudieron haberse impreso con más personalidad de la que muestran-, reinan rodeadas de otros rótulos. El setentero Novedades Nebot, el vintage Mercería, el discreto y por ello llamativo reclamo de revelado de fotografías -ya infrecuente- y muchos más que describen la evolución del diseño gráfico con su impresión sobre fachadas donde no faltan Floristería, que habla de Fallas, bodas y fiestas al mismo tiempo que de Semana Santa. Y Composturas, un relato de modistas que tal vez cosieron capas y capirotes.
Un bar de nuevo cuño, Kabanyal, que apostando por la transgresora 'k' cuenta a los paseantes que un nuevo universo se abre paso en el mismo territorio donde a las estaciones ya recorridas se suman las que definen las letras cerámicas de los Tinglados del puerto o las míticas sobre cristal del interior de Casa Calabuig muy cerca de ese gran panel de azulejo donde las letras hablan en las espaldas de Santa María del Mar de Cáritas Diocesana. Ayuda Social Americana. Central Distribuidora de San Pío X, extenso letrero ante cuyo contenido surgen interrogantes a los que si se busca respuesta se encuentra, al tiempo que se conoce la ciudad.
Muy cerca, al levantar la mirada asoma Gran Martínez, que lleva en sus letras grabadas las de la farmacia que le abrió el paso, el bar de curioso nombre La Peseta, de 1906 -como reza el letrero-, que a cualquiera inspira curiosidad. A gran altura El Musical, un teatro… Y muchos más relatos que se leen con la mirada alta.
Otra manera de contemplar la ciudad, de disfrutar de la capital del Turia en el territorio de la Semana Santa Marinera. Levante los ojos, no pierda de vista este peculiar viacrucis de letreros con más de catorce estaciones.
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