No tiene chincheta de localización en Google Maps para saber cómo encontrarlo, pero es ya el 'kilómetro cero' de los valencianos. Para llegar al principal punto de encuentro de la ciudad tan sólo hay que preguntar a un joven (o no tan joven) por la ... ubicación de 'Ruinas' y nos dirigirán a una de las salidas de la parada del metro de Colón, donde decenas de personas se citan, cada día, en el que ya es uno de los puntos neurálgicos del centro histórico.
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Quedamos en 'Ruinas' es una expresión habitual en la ciudad, que no significa otra cosa que quedar en una antigua puerta de la Muralla Medival de la ciudad, que se encuentran en la plaza de los Pinazo, enclavada entre el Corte Inglés de Pintor Sorolla, la calle Colón, Juan de Austria y Poeta Quintana. Debajo, una de las líneas de metro más transitadas de la ciudad, construída ahora hace 25 años. A nivel de calle, algunas de las tiendas más cotizadas de la principal zona comercial de Valencia. Y sobre esas ruinas, centenares de personas que se citan cada día sobre unas piedras antiguas.
Sólo hay que acercarse a la plaza de los Pinazo para ver que es punto de encuentro de todo tipo de tribus urbanas. Unos quedan en 'Ruinas' como punto de inicio hacia otros planes. Otros, directamente lo utilizan como lugar en el que pasar la tarde, sentados sobre los restos de la puerta de los judíos, que en su día daba entrada al barrio judío. Curiosamente, hasta 1912 fue la plaza del picadero, porque era lugar de descanso de los caballos de la antigua casa de las coronas. A partir de ahí tomó el nombre del famoso pintor Ignacio Pinazo, para después hacerlo con el de 'Los Pinazo', para honrar también a su hijo. Pero el nombre con el que el punto de encuentro es conocido ahora es el de 'Ruinas', donde los restos arqueológicos conviven con la tecnología más moderna de los móviles de quienes pasan la tarde, sentados sobre unas piedras que vieron la Valencia más vetusta (y no morla).
El lugar es histórico, pero ha tomado vuelo en las últimas décadas, desde la construcción de la línea de metro de Colón, donde se accede directamente desde una de las entradas de esta plaza. De la llegada del tren a este enclave, en otoño de 1998, han pasado ya 25 años. Durante esas obras salieron, precisamente a la luz, estas ruinas de una de las puertas de la muralla, quedaba acceso a la judería. Un barrio en el que en el siglo XII empezaba en esta antigua puerta y donde se asentaba un cementerio judío en la edad media.
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En la actualidad, entre quienes han quedado en 'Ruinas' y quienes sólo están de paso, se pueden observar dos de las torres antiguas y parte del pavimento original, así como resquicios de la muralla. La zona, muy transitada a diario, sorprende a quienes la transitan, porque numerosas personas se sientan sobre el patrimonio histórico y dejan basura en las inmediaciones de esta antigua puerta de la muralla. Pero, lejos de ser unas ruinas, la zona es el verdadero epicentro de la ciudad. Así que la próxima vez que escuches «Quedamos en 'Ruinas' ya sabrás dónde dirigirte sin tener que buscarlo.
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