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El conductor del autobús, Francisco Cárdenas. Irene Marsilla

«Si quieres te bajas, pero ella se queda»

Un conductor de la EMT de Valencia se enfrenta a un joven que agredía a una chica en el autobús y lo retiene hasta que llega la policía

Juan Sanchis

Valencia

Viernes, 18 de octubre 2024, 21:09

En los doce años que lleva Francisco Cárdenas como conductor de autobuses de la Empresa Municipal de Transportes (EMT) de Valencia no había pasado por una situación similar a la vivida el pasado jueves por la noche.

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En ese momento conducía un vehículo de ... la Línea 64 y estaba a la altura de la calle General Avilés. En el autobús viajaban unas 20 o 25 personas, la mayor parte de las cuales se dirigía a sus domicilios después de una dura jornada de trabajo. Sobre las nueve y cuarto de la noche al llegar a la parada de General Avilés con Miguel Servet empezó a notar como el murmullo de voces que suele acompañar a cualquier trayecto comenzó a subir de tono y pronto por el espejo distinguió a dos personas, a un hombre y una mujer, cuyas voces se imponían sobre las de los demás. Eran un chico y una chica en plena discusión. Ella decía chillando «¡qué no, qué no!»

La situación se puso muy tensa. El joven intentaba que su compañera bajara, ella se negaba y él la empujaba hacia fuera mientras esta se agarraba a una barra entre las protestas de los otros viajeros que intentaban ayudar a la chica. En ese momento, Cárdenas paró el autobús puso el freno de mano y se dirigió a la parte trasera del vehículo donde observó la escena.

Sin dudarlo, se interpuso entre los dos y le dijo al chico (ninguno de los dos tendría más de 20 años) «si quieres te bajas, pero a ella no la puedes obligar. No puedes decirle a nadie que salga si no quiere». La chica no decía nada, «pero pedía ayuda con los ojos». El joven decidió quedarse en el interior del autobús y empezó a decir «¡no sabéis lo que me ha hecho!, ¡no sabéis lo que me ha hecho!» «La tenía agarrada por el brazo y no paraba de empujarla hacia abajo y ella se oponía cogida a la barra», aclara el conductor que en ese momento, mientras los dos seguían discutiendo, se dirigió al asiento, «bloqueé las puertas del vehículo y me conecté con la central por radio a los que les expliqué la situación y les pedí que avisaran a la policía».

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El bloqueo de las puertas impidió que nadie saliera. Se quedaron esperando a la policía y nadie protestó. Se respiraba la tensión en el interior del vehículo y Cárdenas señala que «puse el aire acondicionado que siempre ayuda a relajarse».

El conductor observó como algunos miembros del pasaje (sobre todo dos hombres y una mujer) comenzaban a hablar con el joven y presunto agresor. «Algunos pasajeros comenzaron a conversar con el joven. Básicamente le decían que no se puede tratar a una mujer de esta manera hubiera hecho lo que hubiera hecho», aclara el conductor.

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A medida que transcurría el tiempo, el hombre se fue calmando y dio su versión de los hechos. «Nos dijo que no sabíamos lo que había pasado. Que había renunciado a un trabajo en Suiza por ella y que le había regalado un móvil de mil euros y aún así esta le había puesto los cuernos», recuerda Francisco Cárdenas que aclara que «eso es lo que me comentaron que decía».

Cuando llevaban diez minutos esperando a la policía, y ya más calmado, el joven le pidió a Francisco Cárdenas que abriera la puerta para bajarse. «Le dije que no podía, que ya le había dado una oportunidad antes y que ahora estábamos esperando a los agentes y había que esperar», ha indicado el conductor que añade que el hombre «fue educado».

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Mientras, el resto del pasaje conservaba la calma. «Pese a la espera nadie se quejó, nadie intentó bajar del autobús. Habitualmente cuando hay algún retraso o parada no prevista, hay quien protesta, pero en esta ocasión nadie levantó la voz ni protestó. Esperaron pacientemente en sus asientos a que llegara la policía», apunta Francisco Cárdenas.

Los agentes tardaron unos quince o veinte minutos en personarse. Los dos implicados en el incidente se bajaron del autobús tras desbloquear las puertas el conductor y se quedaron con los agentes que antes que nada procedieron a separarlos y retuvieron al presunto agresor. Fuentes de la EMT han indicado que la mujer quedó en manos de los servicios sociales. Cinco minutos después de que se personaran los policías, el autobús retomó su recorrido con el resto de viajeros.

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Este es el incidente más llamativo que ha tenido Cárdenas en los doce años que lleva como conductor en la EMT. Hasta ahora sus mayores problemas habían sido alguna discusión con algún pasajero, aguantar sus quejas. «Es la primera vez que he tenido que llamar a la policía pero nos pasa de todo porque estamos de cara al público», aclara. Y también señala que el calor «enerva los ánimos. La situación se pone peor en esos meses y la gente protesta más».

Al margen de los agentes de policía, la EMT envió a dos inspectores a la parada donde se encontraba el bus bloqueado para atender tanto al conductor como a los viajeros.

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