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Verano y tal vez todavía no está de vacaciones, pero tiene algún rato libre. O quizás ha decidido quedarse en la ciudad en sus días de descanso. Si sea por lo que fuere y a pesar del calor, no está dispuesto a renunciar a visitar algún lugar encantador donde su espíritu se recree disfrutando de la belleza, LAS PROVINCIAS le propone uno, bueno más de uno. En realidad es una ruta que le ofrece la oportunidad de pisar el arte de la mano de la cerámica Nolla: un lujo. Varios edificios de la capital de Turia, el Palacio de la Exposición y el Ayuntamiento, y otro en un pueblo de la provincia, el Palauet Nolla de Meliana, son los responsables de una ocasión que merece el esfuerzo.
Seguro que ha oído hablar de las teselas de Nolla, de esas pìezas que tejieron suelos de colores que a la vista se antojan grandes cortes de tejido bordado que extendido, traza cenefas, círculos, líneas rectas y curvas sobre los que deslizar nuestros pasos. La cerámica Nolla vistió de Modernismo las más bellas edificaciones , públicas y privadas, no sólo de España, sino en el mundo entero. Y qué duda cabe de que Valencia, su tierra, fue la escogida para triunfar. Las mejores casas de la época, las que alumbró el Ensanche de principios del XX son prueba de que optaron por tan preciado y precioso pavimento.
La cerámica Nolla empezó a comercializarse en 1865, si bien en 1860 ya se había constituido la firma. Y hasta los años ochenta del pasado siglo no detuvo el camino iniciado en los talleres de la prestigiosa firma que nació en la localidad de Meliana. Y justo en este pueblo de l'Horta Nord arranca la ruta propuesta.
Hasta allí se puede acercar sábados y domingos previo registro en la APP del Ayuntamiento, encargado de organizar las visitas guiadas al Palauet, construcción que formó parte del complejo fabril que el fundador de la firma, Miquel Nolla Bruixet, levantó en 1860, tal como explica el Consistorio de la localidad en su página digital. Hasta 1920 perteneció a la familia de Nolla Bruixet, cuyos herederos la vendieron al conde de Trénor para llamarse Mosaicos Nolla.
Esa historia y la que trajo consigo la exportación a cualquier destino del mundo es la que está escrita en la decoración de la atractiva construcción. El Palauet, que se puede pisar, es el resultado de una amplia combinación de suelos, zócalos y otras estructuras decoradas, con Nolla que bien podría ser una catálogo de los diseños florales o geométricos identificativos de esas pequeñas piezas que ensambladas ofrecen un espectáculo de diseño.
La ruta continúa. Tras conocer donde se asienta el origen de las teselas llega una segunda estación: el Palacio de la Exposición en Valencia. En la calle Galicia se levanta una construcción de estilo modernista evocador del neogótico que se levantó en sólo setenta días como edificio efímero para la sede municipal de las Exposiciones Regionales de 1909 y Nacional de 1910.
Afortunadamente perdió su condición de paso para permanecer en el tiempo y seguir hoy, en las inmediaciones del paseo de la Alameda, dispuesto a recibir visitas de martes a viernes por la mañana siempre que se haga reserva. Es muy difícil que si se acerca al Palacio de la Exposición sin haberlo visitado con anterioridad, lo que vea le deje indiferente.
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La decoración es espectacular. Y de esa condición, gran culpa la tiene el suelo. La grandiosidad de los pavimentos le dejarán boquiabierto. Salas, pasillos y diversas estancias sitúan ante la grandiosidad del Modernismo. Diseños geométricos que combinados componen cenefas que adquieren diversas formas enmarcando otras que en ocasiones generan ilusiones ópticas que a veces sugieren figuras ambiguas que sin duda invitan a un apasionante juego .
El Palacio de la Exposición, obra del arquitecto del Ensanche valenciano, Francisco Mora Berenguer, es sin duda uno de los grandes referentes para contemplar y pisar estos suelos de lujo. Pero no sólo, también sus paredes, vidrieras y techos merecen llevar la mirada desde el suelo hasta las alturas para disfrutar de cerámicas en zócalos, trabajos en madera, vidrieras y decoración de techos únicas.
Sin dejar la ciudad, el recorrido conduce al corazón de la ciudad, al Ayuntamiento de Valencia. El edificio cuenta con numerosos espacios con tan rico pavimento, si bien no todos son visitables. El curioso que guste de disfrutar de las piezas en esta sede, puede verlas en la sala que da paso al balcón consistorial que está abierto a visitas concertadas.. También es posible contemplarlo en los pasillos previos, los abalconados con balaustrada.
Más allá de los edificios están los domicilios privados, que claro está están cerrados al público, pero cabe la posibilidad de que en algún momento se acerque al Teatro Principal para disfrutar de una escenificación y también lo vea en los pasillos que circundan los palcos. También cabe que se encuentre con algún espacio –cafetería, bar o incluso tienda– que le sorprenda invitándole a mirar al suelo. No desaproveche ese momento, se encontrará con la mejor historia del diseño valenciano, la que le contará que en el siglo XIX en estas tierras ya se empezaron a abrir las puertas a ese arte.
Y si quiere profundizar, sepa que hay muestras de la valiosa cerámica valenciana que han llegado a México, a Buenos aires y a Estados Unidos. Sin olvidar que recorrió toda España, como prueba el bello Palacio de la Magdalena de santander, y que ante él no se resistieron arquitectos de la talla de Gaudí para obras maestras, como la barcelonesa casa Batlló. Mucha historia y no poco arte que puede darse el gusto, con todo respeto y admiración, de pisar.
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Melchor Sáiz-Pardo y Álex Sánchez
Patricia Cabezuelo | Valencia
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