La reducción de carriles en las avenidas será definitiva hasta su reurbanización

«Está en nuestro ADN». Así de claro lo dejó ayer el alcalde Joan Ribó al referirse a la permanencia de las llamadas peatonalizaciones blandas aprobadas para la plaza de San Agustín, Pérez Galdós, avenida del Puerto y Peset Aleixandre. «Para nada son provisionales, serán permanentes», reiteró para que no quedase ninguna duda.

La distancia social se ha convertido en el argumento perfecto que justifica la supresión de carriles al tráfico y zonas de estacionamiento. Las primeras jornadas de la desescalada han demostrado que el ancho de las aceras no es suficiente en numerosas calles y los viandantes deben bajar a la calzada para no cruzarse con otra persona que vaya en dirección contraria a menos de dos metros.

La vicealcaldesa Sandra Gómez señaló tras la comisión de seguimiento de la crisis que la próxima semana, una vez termine la intervención en la plaza del Ayuntamiento, llegará el turno a la plaza de San Agustín. El siguiente paso será la avenida Pérez Galdós, Giorgeta y la avenida del Puerto.

En todos los casos el denominador común es la reducción de calzada en favor de la ampliación de aceras, o mejor dicho de zonas peatonales, dado que no se realizará ninguna obra de reurbanización, señalaron fuentes de la concejalía de Desarrollo Urbano. En el caso de San Agustín, por ejemplo, se quitarán las marquesinas de la EMT de la parte central y la actuación se completará con señalización horizontal y vertical. «Quitar el pavimento de las paradas es complicado porque la cubierta del aparcamiento subterráneo está muy alta», señalaron, por lo que eso se dejará para la remodelación definitiva.

En el caso de Pérez Galdós y Giorgeta, donde se quitará un carril en cada dirección, la herramienta principal que se utilizará serán unas piezas de hormigón de pequeña altura, con el propósito de que no molesten a los conductores en los cruces. El carril bus será compartido con un itinerario ciclista y esa actuación permitirá duplicar las aceras.

En la avenida del Puerto la afección será mayor, al quedar la planta viaria en dos carriles más un tercero destinado al transporte público entre el puente de Aragón y el bulevar Serrería. El espacio que se gane será para los viandantes y bajar a la calzada el itinerario ciclista.

Otra de las actuaciones que plantea el Consistorio se dará en la avendia Peset Aleixandre. La idea es peatonalizar parte de la calzada en un sentido mientras que en el otro se propondrá a Movilidad la construcción de un carril bici. Ahora mismo, insisten desde Urbanismo, las aceras son demasiado pequeñas para cumplir las recomendaciones de Sanidad de mantener dos metros de distancia entre viandantes.

Así las cosas, la intención del Consistorio es reducir los carriles y dejar dos por sentido. Para eso, Urbanismo quiere quitar uno de ellos y ampliar las aceras en un costado mientras que en el otro será Movilidad la que podrá proyectar un carril bici de doble sentido. De esta manera conectará con el itinerario ciclista ya abierto en Primado Reig.

Según explican desde Urbanismo, peinan aún la ciudad en busca de posibles avenidas donde ampliar la zona peatonal. Las condiciones que buscan es que sean grandes calles con varios carriles por sentido donde se puedan eliminar viales para el tráfico rodado sin que ello provoque más atascos y que, además, cuenten con aceras pequeñas que haya que ampliar. En Peset Aleixandre, aseguran, han comprobado la afluencia de coches y están convencidos de que no habrá más embotellamientos.

Gómez detalló que estas intervenciones serán «una primera actuación» que su delegación «llevará a cabo con carácter urgente» y con la idea de «separar la zona de peatones del tráfico rodado. Posteriormente, con el resto de servicios implicados, se irá adecuando la zona».

Por otro lado el balance del mes de abril para los grandes accesos de Valencia estaba claro que iba a ser un desplome respecto a los periodos anteriores. El confinamiento por el estado de alarma, los controles policiales y la falta de actividad económica han convertido el 'cap i casal' en una ciudad fantasma en muchas horas del día, aunque ahora ya se tienen los datos para constatarlo. La media ha estado en una bajada del 75% en la mayor parte de los casos, mientras que el transporte público ha superado el 90% en el mismo periodo.