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Tras meses de protestas vecinales en la calle, con manifestaciones incluidas, por la inseguridad que se vive en el barrio de la Malvarrosa, el alcalde de Valencia, Joan Ribó, se ha dejado ver este martes por el barrio marinero, donde los vecinos están hartos de exigir al Ayuntamiento más vigilancia y más presencia policial. Han llegado a llevar el tema al centro de la ciudad y se han reunido con el alcalde en varias ocasiones, pero el primer edil, al menos que recuerde la entidad, nunca había pisado las Casitas Rosa.
Ribó ha querido acudir, según ha informado el Consistorio en un comunicado, «para conocer a pie de calle las necesidades e inquietudes del vecindario». «Ha recorrido varios puntos del barrio como por ejemplo las Casitas Rosa, la plaza Hugo Zárate y la plaza Libertador Simón Bolívar, así como calles como San Rafael o Vicente la Roda acompañado con un representante de la Asociación de Vecinos Amics de la Malva y por la Policía Local», ha indicado el Consistorio, que ha anunciado que se reunirá el jueves con la entidad vecinal a la que este martes «ha querido transmitir la voluntad y el compromiso municipal de trabajar en la atención de sus reivindicaciones por la dignificación el barrio» de la Malvarrosa.
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El portavoz de la entidad vecinal, Pau Díaz, explica que se encuentran «esperanzados y preocupados para ver la propuesta concreta que hace» el primer edil en la reunión de este jueves. «Tenemos ideas y haremos alguna propuesta, pero esperamos que sea él el que haga la propuesta», indica Díaz.
Además, pide «una solución real»: «Queremos un plan integral para la Malvarrosa que incluya aspectos urbanisticos, como tener plazas dignas en lugar de solares; también sociales, con refuerzo de los servicios sociales; y una intervención educativa con un centro cultural con biblioteca». «Esto junto al control del mercado de la droga son las patas que nos han de hacer tener un barrio con las mejores condiciones», señala el dirigente vecinal.
Un enclave en el que el vecindario considera imprescindible que haya una intervención es en las Casitas Rosa, donde «la falta de iniciativa del Ayuntamiento ha hecho que esté abandonada». «Se ha notado mucho el aumento de policía, pero el problema es que sólo con eso no se soluciona el problema», censura Díaz, que apunta que aunque la policía desmantele «un clan», el contexto de marginación y los puntos de venta «sigue ahí». «De aquí a seis meses otra persona tomará el relevo», lamenta.
Sobre el posible derribo de parte de Casitas Rosa, la entidad demanda tener voz y voto en esas decisiones. «Necesitamos un estudio de la situación interior de las casitas. Hay que ver cuánto son casas abandonadas. El Ayuntamiento sí tiene esos datos», recuerda Díaz.
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