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Cocina de la marisquería Civera, en el centro de Valencia. IVÁN ARLANDIS
Huelga del transporte en Valencia: desabastecimiento | Bares y restaurantes valencianos a medio gas por la huelga del transporte

Bares y restaurantes valencianos a medio gas por la huelga del transporte

La hostelería ya tiene que modificar cartas, subir precios y ofrecer productos del día ante la falta de abastecimiento

Álex Serrano

Valencia

Sábado, 26 de marzo 2022, 00:35

No ha sido suficiente con dos años de pandemia y unas Fallas pasadas por agua. El destino insiste en cargar sobre las espaldas de los hosteleros el peso de las crisis, en este caso de transporte y de suministros, y muchos de ellos están a punto de hincar la rodilla. Hasta que llegue el momento de la rendición absoluta, bares, cafeterías, restaurantes o salones de banquetes hacen verdaderas virguerías, malabares casi, para llegar ya no a final de mes, sino a final de día. «No podemos saber qué tendremos mañana en la carta», es imposible, dicen en un local del centro de Valencia.

La voz de alarma la dio, por extraño que pueda parecer, la Federación de Ocio y Turismo, que alertó este jueves de que en los locales de restauración la falta de leches es alarmante, con caídas hasta del 25% en el suministro. LAS PROVINCIAS ha salido al centro de Valencia para preguntar, a pie de barra, si la situación es tan complicada como parece. Los hosteleros lo confirman, con la boca pequeña, eso sí: llevan dos años sufriendo y no quieren que se les siga señalando con el dedo.

La crisis, también es verdad, se empeña en hacerlo.

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Falta de materias primas

«En los almuerzos, damos bocadillos distintos en la misma mesa»

Son las 10 de la mañana y en Los Toneles, en la calle Ribera, están hasta arriba, con todas las mesas del interior ocupadas. A la gerente le cuesta reconocer que tienen problemas de abastecimiento. «Con las cervezas estamos teniendo... algún que otro inconveniente», dice, cauta. Sin embargo, sí reconoce que al tener que tirar de varios proveedores para el mismo pedido, «a veces tengo que dar distintos tipos de pan en la misma mesa porque se nos ha acabado uno en particular». Ella lo resume todo en una frase tan lapidaria como preocupante en un sector que, en la Comunitat, supone en torno a un 7% del PIB total con más de 12.700 millones de euros de facturación en 2019 según datos del Anuario de la Hostelería 2020 que publica Hostelería de España.

Pescado de caladeros locales

«Si no hay lubina, tengo que dar dorada; la gente es comprensiva»

En Civera, una de las marisquerías más importantes de la ciudad, su gerente, Sonia Martí, está haciendo números. El día a día de los hosteleros, que ya de por sí tiene mucho de gestión empresarial, se ha convertido en un ir y venir entre calculadoras y la caja para cuadrar las cuentas. «La gente lo entiende y no se enfada, pero muchas veces nos faltan productos: lubina, cigala, quisquilla, dorada... voy cambiando los precios día a día porque cada día me los sirven a un precio distinto», comenta Martí, que explica que los proveedores que le sirven «lo hacen en furgonetas pequeñas», por lo que no tiene problemas de stock. Eso sí, teme que llegue un momento en que determinadas empresas cerveceras no puedan servir, como ya ha pasado en Sevilla. Antes de confesar que el coste de la luz ha subido «casi 2.000 euros en dos meses», explica que tiene que ofrecer determinados pescados en lugar de otros casi cada día, sobre todo en el caso de productos que vienen de lejos.

Fuera de menú

«He tenido que sacar platos de la carta»

Algo parecido piensan en Honoõ, uno de los restaurantes japoneses más importantes de la ciudad. Situado en la calle Ernest Ferrer, esta brasería se va adaptando día a día a la situación, que cambia con una frecuencia exasperante, incluso para quienes cultivan la paciencia nipona. Edu Espejo es el chef de Honoõ y cuenta algunas cosas que dan bastante miedo: como que el besugo ha subido 10 euros el kilo en una semana. «Todo lo que llega de lejos está carísimo, como el besugo y el virrey», comenta Espejo, que reconoce que el producto local «también entra a precios muy elevados». «La carne cuesta 3 o 4 euros más del precio habitual», indica Espejo. En Honoõ ya han tenido que sacar platos de carta. «Trabajamos mucho con sugerencias del día», dice el chef.

Problemas con el alcohol

«Hay distintas marcas de bebidas alcohólicas que ya no nos llegan»

Este particular viaje por lo que sería casi una yincana hostelera si no fuera, en realidad, un trayecto por situaciones más o menos complicadas que afectan a un sector importantísimo para la ciudad lleva ahora, precisamente, más allá de las fronteras del término municipal. En concreto, al Vedat, donde Sergio García gestiona el salón de banquetes El Pino. Aquí se están preparando para un evento de grandes dimensiones, más de 400 asistentes, que tienen el domingo. «He tenido que recurrir a varios proveedores para la carne porque sólo con uno no llegaba», comenta. Aunque no ha llegado a tener problemas, sí explica que en determinadas bebidas alcohólicas, como el whisky o ron, «las primeras marcas ya no llegan».

Esteban sirve un café en Revel, este viernes. IVÁN ARLANDIS

Al supermercado, de urgencia

«Fui a comprar arroz y en el lineal no quedaba»

Los bares y cafeterías también sufren la situación. En Revel, un local situado a escasos metros de la plaza del Ayuntamiento, Cristina explica que el pasado jueves tuvo que ir al supermercado a comprar arroz para risotto y se encontró con que el lineal «estaba vacío». También aquí prevén que habrá de subir precios más pronto que tarde. Para empezar, en Revel, donde también ofrecen menú diario, han dejado de dar postre y café por el mismo precio porque directamente no les sale rentable si lo hacen así. Y es que estos locales son los que notan más la subida de las materias primas o de determinados productos clave para ellos, como la leche o el aceite. Un compañero de Cristina, Esteban, añade que el jueves, cuando recibieron la leche, el repartidor les advirtió de que en el almacén «quedaba muy poca».

En Mossén Femades está El Palacio de la Bellota, uno de los establecimientos con más solera de la ciudad. Aunque en determinados mercados de Valencia ya apuntan que el jamón es uno de los productos que podría sufrir la huelga de transporte y, por tanto, empezar a faltar en próximas semanas (dedos cruzados por todo el país), en este local Manuel Jordán dice que ellos van bien de patas de cerdo curadas. Otra cosa es lo que les pasa con el aceite y la leche. «Lo estamos notando ya, aunque aún no hemos subido precios». «Eso sí, pasará», añade Jordán.

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