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Ammar se lleva las manos a la cabeza mientras Sara bebe agua, en el balcón, rodeados por las llamas del incendio en Campanar. Iván Arlandis
¿Qué fue de Sara y Ammar? Iconos de la supervivencia en Campanar

¿Qué fue de Sara y Ammar? Iconos de la supervivencia en Campanar

La joven pareja rescatada in extremis del incendio de Campanar en un balcón vivió en el edificio de Safranar. Ammar se marchó de España seis meses después y es experto en criptomonedas. Sara inició una campaña para los damnificados. Su angustioso salvamento es una de las imágenes más internacionales de la tragedia

Jueves, 20 de febrero 2025, 00:50

Toda gran tragedia suele tener una imagen que la ancla a la memoria. En el incendio de Campanar es, posiblemente, la de la joven pareja de supervivientes Sara Jorge y Ammar Deruyik. Se aferraron a la esperanza saltando de un balcón a otro, protegiéndose con abundante ropa mojada de las llamas que arrasaban su casa. Su dramático rescate televisado arrancó aplausos en la calle y se convirtieron en el testimonio más buscado. Tras permanecer un tiempo en el edificio de realojados de Safranar, el joven se ha marchado de España. Sara activó una campaña de recaudación de fondos, pero ningún responsable de las asociaciones o de la administración del edificio sabe dar cuenta de su paradero actual.

Los jóvenes, ella portuguesa y el belga, llevaban algo más de un año alquilados en el edificio siniestrado de Valencia. Encarnaban el perfil de jóvenes nómadas digitales. «Por nuestros trabajos podríamos haber vivido en cualquier lugar del mundo, pero elegimos Valencia por su calidad de vida. No esperábamos que nos pudiera pasar algo así», explicaron en su día.

Según describieron, se encontraban en su apartamento de la octava planta cuando escucharon las sirenas y vieron humo. Pensaron que el incendio no era una amenaza inmediata y, probablemente, sería extinguido sin problemas. Pronto se dieron cuenta de que no era así: las llamas se extendieron hasta su torre.

Cuando intentaron salir al exterior era ya demasiado tarde: el pasillo estaba bloqueado por el fuego. «Había una humareda muy grande», describió después Sara, de 26 años. No les quedó más opción que permanecer en los balcones. Primero, el suyo y luego, los colindantes, única vía de escape cuando se vieron acorralados: «Decidimos poner nuestras vidas en manos de los bomberos».

Durante dos horas y media permanecieron allí, rodeados por las llamas, mientras los efectivos desplegaban los brazos articulados con cestas hasta su posición. Pero el fuego se acercaba cada vez más mientras torbellinos de humareda los envolvían. Como contó después, Sara le dijo a Ammar: «Me niego a morir». Y agregó un convencimiento: «Sabía que no era nuestro momento».

El instinto de supervivencia se impuso. Su voluntad era firme y el salvamento, muy complejo: ráfagas de viento y cientos de pequeños restos en llamas volando en todas direcciones a su alrededor mientras otros fragmentos se desprendían y amenazaban con golpearles. La estrategia fue doble: unos bomberos enfriaban con un potente chorro la parte de la fachada en la que se hallaban mientras otra cesta con efectivos se aproximaba hasta su posición.

Los rescataron al límite, justo antes de que el fuego les cerrara ya toda posible salida. «Ammar tuvo que romper un cristal del balcón para llegar mejor hasta los bomberos», contó Sara. Usó una vara metálica del sistema manual de extensión de toldos. «Allí, en la cesta, sentimos al fin alivio. Respiramos». Comenzaba el descenso. Su costosa puesta a salvo se selló con aplausos y hasta lágrimas entre quienes asistían desde la calle a una escena de vida o muerte.

Al día siguiente, y pese a no dominar el español, Sara compartió su vivencia tras acudir al edificio municipal de Tabacalera para interesarse por las primeras ayudas a los afectados: «Fue una situación emocionalmente muy cargada para nosotros. Dos horas y media en nuestra terraza... Lo que importa es que ahora estamos vivos«, expresó la joven, que calificó de «impecables» a los bomberos. «Arriesgaron sus vidas para ayudarnos».

Los efectivos «nos decían que estaban intentando apagar el fuego tanto arriba como abajo de la terraza». En esos minutos interminables, les insistían en que tuvieran cuidado «para que no nos cayera nada encima», contaron.

El salvamento de la pareja dejó su marca en la fachada: el daño del fuego fue algo menor en la zona donde se hallaban por la pantalla de agua que crearon los bomberos durante todo el tiempo que duró su rescate.

El Rey Felipe VI dialoga con Sara y Amar durante el encuentro con los damnificados en el Palau de la Música. Casa Real

Su testimonio también fue escuchado por los Reyes de España durante su visita a los afectados en el Palau de la Música. Tanto el Rey Felipe VI como la reina Letizia se interesaron por su estado y charlaron con ellos para prestarles su apoyo.

En unas declaraciones a Antena 3 tras el siniestro, Ammar ensalzó también el papel «crucial» del portero del complejo residencial, Julián García : «Avisó a muchas personas y llamó a muchas puertas. Salvó a muchas personas. Es un héroe. Lo que hizo fue increíble». La pareja se implicó con la solidaridad para los damnificadas con una campaña de fondos en las redes sociales.

Cinco días después del siniestro, el edificio de realojados de Safranar fue sinónimo de esperanza para los jóvenes damnificados. El martes 27 de febrero se les vio entre quienes llegaban ajetreados al bloque provisional de viviendas de la calle Vall d'Uixò de Valencia. Y Sara mostró gratitud mientras cargaba con varias bolsas: «El piso está muy bien. Tiene lo esencial. Estamos muy agradecidos a todos».

En busca de la solidaridad

La joven portuguesa se mostró después muy activa con la solidaridad tras el siniestro y creó una campaña a través de Gofundme con declarada intención de ayudar a los afectados. La encabezó como «Ayudar a las víctimas del incendio en Campanar». La iniciativa, abierta públicamente, ha logrado reunir 15.000 euros con más de medio millar de donativos, lejos de los 130.000 propuestos como objetivo.

Así se presentaban: «Hola, somos Ammar y Sara. Éramos la pareja atrapada en el octavo piso del incendio de Campanar. Estamos recaudando dinero para las víctimas del edificio. Perdieron sus posesiones, sus familias y todas sus pertenencias en cuestión de una o dos horas». Toda ayuda y donaciones, aseguraba Sara, «son bienvenidas y se distribuirán a las víctimas de la manera correcta».

LAS PROVINCIAS ha tratado de contactar con la joven pareja para saber cuál es su situación actual. Sin embargo, ni en las asociaciones de afectados del incendio, ni en la administración de la finca saben qué ha sido de ellos. Sólo un conocido de Ammar asegura que el joven belga permaneció seis meses en Valencia tras el siniestro y luego «se marchó de España, puesto que tenía un trabajo 'online' y eso se lo permitía».

Ammar se define hoy como director ejecutivo de Cryptomindd. Y en su web se presenta así: «He estado involucrado activamente en el mercado de criptomonedas desde 2017 y he desarrollado una profunda pasión». Su éxito le ha permitido vivir en tres países diferentes «y estoy entusiasmado por seguir explorando nuevas oportunidades«, agrega. Además, es un destacado deportista de Jiu Jitsu, disciplina de artes marciales que desarrolló durante su periplo en Valencia, con entrenamientos en un centro de la ciudad.

Sara no ha respondido a las consultas a través de su cuenta en una red social. Probablemente quiera ya olvidar, dejar atrás aquel 22 de febrero en el que la muerte le acechó en Valencia junto a su pareja y ellos lograron esquivarla. No era su momento.

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