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El dolor y la indignación siguen latentes cinco meses después de la trágica riada que asoló la provincia de Valencia el pasado 29 de octubre. ... La gestión política sigue en entredicho y 25.000 personas marcharon ayer para exigir la dimisión del president de la Generalitat, Carlos Mazón. En la protesta tuvieron un papel preponderante representantes de los distintos servicios de emergencias como bomberos, operadores del 112 y personal sanitario.
El protagonismo recayó en esta ocasión en los cuerpos de emergencias, a quienes se les decidió dar voz y reconocimiento tras los homenajes rendidos por las entidades convocantes a agricultores o familias de las víctimas mortales, que, cabe recordar, encabezaron ya otras convocatorias. Los profesionales que tuvieron que batirse cara a cara con la catástrofe defendieron la labor desempeñada por los distintos cuerpos que intervinieron en las horas más duras el desastre.
Amparo López, trabajadora del 112 desde hace 17 años y que ya ha participado en otras marchas convocadas tras la dana, desmintió que el aluvión de llamadas que estaban sufriendo en la sede de Emergencias no fuera transmitido a los participantes en la reunión del Centro de Coordinación Operativa Integrado (Cecopi), encuentro constituido a las 17.00 horas de la tarde del 29-O en las instalaciones de L'Eliana.
López recordó que ese día no trabajaba pero acudió a modo de refuerzo a la sede de Emergencias para realizar un turno de 10 horas, de 19.50 a 5.50 de la madrugada. La operadora explicó que su misión consiste en trasladar las llamadas recibidas a los organismos pertinentes para que envíen sus unidades de rescate destacando la rapidez tanto en la atención como en la transmisión de la información recogida en las comunicaciones.
«Recogemos siempre, porque esto es cada día no sólo el 29, llamadas de ciudadanos que quizás nos están llamando en el peor momento de sus vidas», señaló antes de definir que su trabajo es «un termómetro perfecto de lo que estaba sucediendo en la calle».
Por todo ello, López aseguró que resulta «imposible» que en el 112 se queden con algún tipo de información que no se remita de manera inmediata al servicio de Emergencias de la Generalitat. «Si había algún político desaparecido, puede que no se enterara, pero el personal de la Administración estaba perfectamente informado. Nuestro trabajo, lo que hacemos como gestores de emergencias, es trasladar inmediatamente toda la información a través de un sistema en el que estamos conectados», apuntó.
Nicolás Valverde, representante de los bomberos del Ayuntamiento de Valencia, comentó que los profesionales de emergencias «arriesgaron su vida desde el primer minuto». «Se hizo lo que se pudo con los medios disponibles», prosiguió.
El trabajador quiso mostrar su simpatía y apoyo hacia las víctimas y los afectados antes de criticar la falta de transparencia de Mazón a la hora de explicar dónde estuvo el día del trágico suceso: «Creo que debería dar un paso atrás y dar la posibilidad de ir a elecciones», sentenció.
Àngels López, enfermera en el centro de salud de Alzira, tildó como un «auténtico desastre y descontrol» la gestión de la Conselleria de Sanidad el 29 de octubre. La sanitaria esgrimió que el departamento que encabeza el conseller Marciano Gómez «no tomó ninguna medida de precaución para que las personas pudieran salvarse» pese a decretarse una alerta roja. López concretó esta cuestión alegando que desde Sanidad se estuvo llamando a profesionales y pacientes para que acudieran a consultas y tratamientos ordinarios, algo que resulta «una auténtica negligencia» en las circunstancias meteorológicas que se tenían en la fatídica jornada. En el manifiesto pidió la dimisión de Gómez.
Tanto la Delegación del Gobierno en la Comunitat como la Policía Local de Valencia reportaron la misma cantidad de asistentes, una coincidencia que no se había producido en las cinco protestas anteriores pues ambas instituciones aportaban cifras distintas. De hecho, desde la representación gubernamental en la región confirmaron que fue la movilización que tuvo una menor afluencia de gente al igualar el registro de la cuarta de las convocatorias.
El transcurso de la marcha, que regresaba a su itinerario habitual, es decir, con salida desde la plaza del Ayuntamiento para discurrir por las calles Barcas, Poeta Querol, Marqués de Dos Aguas y la Paz hasta las plazas de la Reina y la de la Virgen, fue tranquilo pero muy reivindicativo.
El jefe del Consell estuvo en el centro la diana y aglutinó la mayoría de pancartas y cánticos de los manifestantes en su contra, aunque hubo quienes también enarbolaban carteles exigiendo la dimisión del presidente del Gobierno, Pedro Sánchez. A los conocidos clamores «Mazón dimisión» y «el president a Picassent» se les unió otro de nuevo cuño: «No volem, no volem, a Mazón de president». La protesta se saldó sin incidentes, con la lectura de tres manifiestos, un minuto de silencio roto por Es-Alert y el recuerdo de los 230 muertos.
Los trabajadores del 112 reivindicaron la necesidad de ser parte de la Administración y no personal subcontratado. «La dana pone en evidencia la necesidad de integrar este servicio dentro de la Administración, fuera del telemarketing», explicaron exhibiendo las 20.000 peticiones de ayuda que recibieron los operadores del 112 en el 29-O: «Estuvimos ahí. Tots i totes a una veu».
Rosa María Álvarez y Marisol Gradolí, dos de las portavoces de asociaciones de familiares de las víctimas, lanzaron un mensaje de unidad entre ambas entidades en contra de quienes buscaran dividir a las víctimas: «Una víctima es una víctima. Somos víctimas unidas en el dolor y la solidaridad», dijo Gradolí.
Álvarez lamentó que Mazón «sigue sin estar a la altura de su cargo» así como que «no ha habido empatía ni asunción de responsabilidades» por su parte. Asimismo, calificó de «menosprecio institucional» las acciones del Consell para con los familiares de los fallecidos tras la recepción informal del president de la Generalitat a cuatro de ellos con quienes se disculpó «por todo lo que ha pasado».
Desde los comités locales de reconstrucción arremetieron contra Mazón acusándole de haber asumido las políticas negacionistas sobre el cambio climático de la extrema derecha, refiriéndose de que aprobó de los presupuestos con el apoyo de Vox.
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