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El auge del uso de patinetes en las calles de Valencia, prácticamente inexistente hace apenas dos años, ha terminado por explotar en la ciudad y ha traído aparejado un importante aumento de los accidentes, que han pasado de 0 en 2016 y 5 en 2017 a 48 este año. Se han multiplicado casi por diez en apenas 365 días, lo que da cuenta de la peligrosidad asociada a los vehículos de movilidad personal, instalados todavía en un limbo legal en el que no están regulados. La nueva ordenanza de movilidad que pretende aprobar en próximas fechas el Ayuntamiento de Valencia, tras anunciarla el pasado mes de octubre, pretende poner fin a esa ambigüedad, aunque la Policía Local ya ha expresado sus dudas sobre cómo va a controlar estos nuevos actores en la vía pública.
Gracias a una respuesta emitida a una pregunta del concejal de Ciudadanos Narciso Estellés, se han conocido las cifras de accidentes en todo 2018. El primero se registró en mayo, lo que quiere decir que entre el 1 de ese mes y el 31 de noviembre se han dado 48 siniestros, más de uno a la semana. Según esos mismos datos, 19 de ellos se dieron entre mayo y agosto. Pero tras el verano, el «boom» del uso de estos vehículos ha provocado 29 accidentes hasta el 1 de diciembre, lo que indica un aumento de más del 52% en apenas tres meses.
La lectura de la respuesta emitida por la concejalía de Protección Ciudadana evidencia, además, que 26 de los 48 accidentes fueron embestidas de los patinetes a otro tipo de vehículos, mientras que 8 fueron atropellos. Hasta la publicación de la nueva ordenanza de movilidad, la circulación de estos dispositivos por las calles de Valencia se encuentra en un limbo legal en el que no está del todo claro por dónde pueden rodar y por dónde no.
El concejal de Ciudadanos Narciso Estellés ha sido el más beligerante contra la concejalía de Movilidad por lo que él tilda de «desatención» respecto a los nuevos modos de transporte. Estellés cree que el Consistorio ha llegado tarde a la gestión de los vehículos de movilidad personal. «A medida que se incremente exponencialmente el uso de los patinetes eléctricos puede ocurrir una mayor accidentalidad», lamenta Estellés, que insiste en que el edil del ramo, Giuseppe Grezzi, es «responsable» al no haberse anticipado a la nueva tendencia «un año antes»: «No ha creado el marco normativo a tiempo, sino ahora tarde y aún por aprobar, y no ha realizado campañas de seguridad al respecto».
«La foto que se tiene de Valencia con los patinetes eléctricos a causa de Grezzi y del tripartito es de falta de anticipación, lagunas normativas y desatención por parte del Ayuntamiento a los usuarios propietarios de los patinetes y a las empresas de alquiler que se acercan a preguntar», critica el concejal de Ciudadanos.
Su grupo en el Consistorio exige «que se cree urgentemente un marco de gestión global para el uso seguro y conciliación de las nuevas formas de movilidad». «Se ha de analizar la seguridad y la densificación de usuarios de modos sostenibles de transporte en los carriles bici de tramos tales como el de Colón-Xàtiva», donde según un estudio de la formación naranja se dan la mayor parte de los accidentes entre ciclistas y peatones de toda la ciudad. «También pedimos que se mejore la seguridad vial en las calles de Valencia por medio de más y mejor señalización y de campañas de seguridad», insiste Estellés.
El concejal cree que el Consistorio debería «pensar siempre en los más débiles, que son los peatones, y también en los usuarios de bicis y patinetes con respecto al resto del tráfico rodado». La Federación de Asociaciones de Vecinos también ha protestado por la poca importancia que da a los peatones la nueva ordenanza.
El nuevo texto aclara estas dudas, pero lo hace varios meses después de que la DGT emitiera una directriz que ya alertaba de que eran los ayuntamientos quienes tenían que legislar sobre estos vehículos. El Ministerio del Interior ha insistido en varias ocasiones en la importancia de regularlos en las calles de las ciudades y el ministro del ramo, Fernando Grande-Marlaska, ha llegado incluso a aventurar que en la revisión del Reglamento General de Circulación sí aparecerá esa regulación que reclaman desde Madrid.
Hasta el momento, valdrá lo que aparezca en la nueva ordenanza, de la que de momento no hay fecha para su paso por el pleno del Consistorio, que ha de aprobarla tras la exposición al público. En el borrador del texto aparecen pocas novedades, pues se limita a trasladar a las ordenanzas municipales la instrucción 16/V-124 que divide este tipo de aparatos en tres categorías. La ordenanza permitirá que los más pequeños, como los que Lime distribuyó por la ciudad este verano, circulen a 10 kilómetros por hora por calles y plazas peatonales pero no por las aceras y a 20 kilómetros por hora por los carriles bici. La categoría B, que incluye los de más potencia, no podrán ir por zonas peatonales pero a cambio podrán discurrir por ciclocalles, al igual que los más pequeños. Los patinetes podrán estacionar en aparcabicis, pero en el caso de las empresas que quieran sacar rédito económico será la concejalía de Dominio Público, en la autorización que ha de expedir a cada empresa, la que decida dónde pueden dejar los patinetes previa consulta a la concejalía de Movilidad.
Sin embargo, el texto tiene importantes diferencias con respecto al planteado por la DGT para 2019. La pretensión de Madrid es que el casco sea obligatorio, lo que la ordenanza contempla que sea sólo para los de Tipo B, aunque los dos tipos podrán ir por la calzada con el resto del tráfico. Tampoco será obligatorio llevar chaleco reflectante, aunque la DGT cree que debería ser obligatorio para aumentar la seguridad de los usuarios de patinetes.
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