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El suplicio de ir en patinete por Valencia

Relato de un 'patinetero' por la ciudad. De cómo esquivar ramas, baches y no acabar como un mosquito en el parabrisas de un camión

Arturo Checa

Valencia

Lunes, 12 de septiembre 2022

«¿Te has comprado un patinete?». La pregunta suele preceder a una mirada de espanto, como el que está observando delante a un acérrimo enemigo, a un mal bicho que en cualquier momento va darte un picotazo, en cuanto te descuides. Que si te ... vas a caer mucho, que si un amigo se lo compró y lo acabó vendiendo después de darse mil y un peñazos, que si van como locos, que si la Policía Local te va a multar… La retahíla de maldiciones que te caen encima en un momento es interminable. Pues sí. Soy patinador (si es que se llama así) desde hace medio año. Y esta historia viene a romper una lanza por los usuarios de los patinetes eléctricos, que cada vez somos más legión en Valencia, y a poner el acento en los suplicios que cada día sufrimos al manillar de nuestros vehículos, que son muchos. Ahí vamos.

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No hay buenos y malos

Lo primero es que muchos dirán: ¿Un periodista de Las Provincias defendiendo los patinetes eléctricos? ¿Qué se ha tomado? Pues la verdad es que no hay buenos y malos en esto de la movilidad. Hay buenas y malas gestiones, regular el tráfico sin mantener el equilibrio entre unos vehículos y otros, pero los patinetes no son malos en sí. Yo veo a diario desde el patinete un sinfín de infracciones de coches o incluso peatones. Los ciudadanos que andan como Pedro por su casa por el carril bici, sin importarles si vienen o no bicis o patines, son constantes. Y los coches… El otro día uno de ellos en la Gran Vía Fernando el Católico, ante mis narices, pitándole a un patinete que iba por delante de mi para que se apartara del ¿carril bici? (llamar carril bici a una línea roja de dos pies es de risa…) y seguir él recto. Y acabó haciéndolo. También hay infracciones de patinadores, como no, quizás los que más. Circulando por encima de la acera, esquivando a los peatones como si fueran conos, con auriculares, sin casco… Pero el que esté libre de pecado… Hace falta mucha conciencia circulatoria.

¿Carriles o pistas de patinaje?

Hay carriles que son verdaderas trampas portales. La pintura que usan es digna de la pista de patinaje de Navidad. Caerse es cuestión de tiempo. En bici también, pero sobre todo en patinete. Yo besé el asfalto en un tramo de carril bici de Tres Cruces. Sin hacer nada. De repente, como por arte de magia, estaba casi besando la acera. Y si llueve, directamente echa el pie a tierra. Eso o prepara una factura de arreglo de piezas dentales o fractura de hueso. Grezzi y el Ayuntamienti deberían hacerse mirar eso.

La selva

La falta de poda en muchos tramos de carril es salvaje. Uno se siente Mario Bros, agachando la cabeza cuando aparece la tortuga voladora por arriba, en forma de rama que lo mínimo que hace es arañarte el casco. O también un poco Sonic, haciéndote un ovillo sobre el patinete para esquivar hojas y ramas a izquierda y derecha en no pocos tramos de carril que circulan por parques. Y los baches. Hay verdaderos campos de minas, lo que se asemejan a trincheras excavadas para hacer caer al malvado 'patinetero'. Concejal Grezzi, no se pasea usted muchos por sus dominios, me temo…

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Un día en patinete por Valencia LP

¡Esquive al ciclista!

La convivencia entre patinetes y ciclistas es pacífica. O quizás sea de tensa calma. Circular con un ciclista en tu misma dirección es un suplicio. Posiblemente ellos digan lo mismo, que vamos como locos, que deberíamos ir más lentos, que menudos kamikazes… Pero tener a un ciclista delante en tu sentido es igual a recordar la película de 'Paseando a Miss Daisy'. Adelantar es complicado por el escaso espacio de los carriles bici. Más de un roce he visto que acaba con los dos en el suelo. Difícil solución tiene, porque hacer carriles para bicis y carriles para patinetes es una gigantesca locura, acabar convirtiendo Valencia en un parque de atracciones del caos. Tendremos que entendernos, hermanos de las dos ruedas.

Faltan trazados

La falta de carriles bici en Valencia sigue siendo notorias. Hay muchos tramos en los que no hay más remedio que acabar echando el pie a tierra. O eso o jugársela por los carriles convencionales, donde con tu patinete te sientes como un mosquito a punto de acabar estampado en el parabrisas de un trailer. Además de que en muchos sitios es ilegal y puedes acabar con un boleto de la Policía Local.

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Estampado

Es peligroso el patinete. Su estabilidad deja mucho que desear. El peligro de circular por la calzada es mucho mayor que en bicicleta. La bicicleta es más visible, más fácil de detectar por los conductores. El riesgo de que sin hacer absolutamente nada acabes en el suelo por un simple bache es enorme. A mí estuvo a punto de pasarme por una ciclocalle, con la velocidad limitada a 30. Casi caigo al paso de un autobús de la EMT. Mejor no seguir pensándolo.

El vehículo más amable

Y lo cierto es que en cuanto uno pasa por alto que puede acabar con un brazo escayolado, atropellado por un autocar, golpeado por un peatón cansado de tu velocidad o enzarzado en una pelea con tus 'hermanos ciclistas', lo cierto es que medio año después de llevar patinete, estoy contento de hacerlo. Es el vehículo más efectivo para moverte por la ciudad sin acabar hecho una sopa con los calores de casi todo el año en Valencia. Ahorras combustible de lo lindo, porque el coste de cargarlo en casa es mínimo. Y no contaminas, eso que tanto gusta a Grezzi y sus amigos 'euroverdes'. Así que, cuídennos, señores concejales. Se lo dice un periodista de Las Provincias de esos que tanto odian a los patinetes…

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