El debate por las terrazas de los bares arrecia de nuevo en Valencia tras los recortes decididos en el Carmen, Ruzafa, El Palmar y Benimaclet. Antonio Cassola, vocal de Medio Ambiente de la Federación de Vecinos, planteó ayer la retirada de la entidad de la mesa formada con hosteleros y Ayuntamiento que decide esta regulación.
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El motivo es, explicó, que tras los recortes aprobados «no se ha procedido a reforzar ni la inspección ni las sanciones. Hemos visto este verano numerosas calles donde se han puesto mesas y sillas sin ningún control« por parte del Ayuntamiento.
Cassola citó como ejemplo lo ocurrido en el barrio del Carmen. «En la plaza Mariano Benlliure se ha duplicado, por ejemplo, el entorno de Santa Catalina sigue siendo un embudo para poder pasar y otras zonas del centro, mientras el gobierno municipal no ha hecho nada«.
La última reunión de la mesa de terrazas se celebró en julio, cuando dieron el visto bueno a los recortes en algunas plazas y calles de Benimaclet. «El problema es que luego no hay ningún control, todo lo contrario». La próxima zona de Valencia a revisar debe ser la plaza del Cedro y alrededores, en el barrio de Ciudad Jardín, aunque Cassola dudó de que asistan. «Ya veremos», dijo.
Para el cambio de opinión sería necesario que «el gobierno local se tomara en serio el control de las terrazas, especialmente en las zonas donde se generan más ruidos nocturnos y molestias a los vecinos». En Valencia hay cuatro zonas acústicamente saturadas, en el barrio de San José, el Carmen, el entorno de Menéndez y Pelayo y Juan Llorens.
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Una visión opuesta fue la ofrecida por la plataforma Ciutat Vella i Viva, que emitió ayer un comunicado sobre el balance del verano, negativo para todos los negocios, y la petición que realizan al concejal de Espacio Público, Carlos Galiana, para que revise los recortes.
La solicitud se produce tras una entrevista con el edil, precisó el presidente de la plataforma, Jesús Ortega, donde les indicó que estaba dispuesto a estudiar una revisión «siempre que se cumpla la normativa». Vinculó el balance negativo de los negocios a la reducción de terrazas, para subrayar que es un perjuicio al conjunto del barrio.
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Esta plataforma está formada por entidades vecinales, de comerciantes y hosteleros. «Ante el inicio de un nuevo ciclo político la próxima primavera de 2019, queremos anticipar los próximos pasos en el debate sobre la ordenación de la actividad del ocio y el turismo».
Tras subrayar que no se han cubierto las expectativas este verano, insistió en que «los malos datos económicos nos tienen que permitir tomar conciencia de la importancia que tiene la actividad turística, lo que debería dejar atrás los discursos catastrofistas y negativos sobre el turismo y que tanto daño hacen a la imagen de la ciudad».
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En las próximas semanas, señaló Ortega, darán a conocer un estudio de opinión sobre la calidad de vida contando con la participación de los vecinos, comerciantes y usuarios del barrio y que permita «obtener un diagnóstico riguroso sobre la situación del centro histórico y las propuestas y soluciones que deben plantearse, que hagan compatible la lucha contra los abusos de la economía digital, el turismo masificado y las viviendas turísticas, con la protección de las pymes del ocio y la hostelería tradicional». Por último, comentaron que «tenemos un compromiso por impulsar un turismo de calidad, responsable y profesional fruto del diálogo entre todos los colectivos implicados».
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