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ÁLEX SERRANO
Sábado, 13 de abril 2019
Las imágenes no engañan. Las que se podían ver ayer en los alrededores de La Punta eran de abandono absoluto. Más de 14 horas después de la finalización de las paellas universitarias que se celebraron sin permiso municipal y ante la inacción del servicio de Dominio Público, los alrededores del Multiespai seguían llenos de bolsas de basura. La acequia que pasa por el Camí del Caminot, principal entrada al recinto, estaba repleta de bolsas. El interior del Multiespai era una alfombra de restos sin recoger, aunque la organización insistió en sus redes sociales que todo había quedado limpio a primera hora de la mañana gracias al trabajo de los voluntarios.
«Después del evento de ayer», por el viernes, «La Punta vuelve a la normalidad en menos de 24 horas. Los operarios de limpieza por parte de la organización consiguen minimizar el impacto para los vecinos y para el entorno. Parte de los trabajos se mantienen activos, pero el operativo ha concluido todas las zonas conflictivas antes de las 11 horas de la mañana de hoy sábado 13 de abril», explicó la entidad en sus redes sociales. La realidad, sin embargo, era distinta, como evidencian las fotos capturadas por LAS PROVINCIAS en torno a las 10.30 horas de la mañana de ayer.
Los accesos al Multiespai estaban repletos de basura, con bolsas con restos esperando para ser recogida. El día anterior se había hecho una labor importante de limpieza, pero aún así, la acequia que discurre por el Camí del Caminot estaba repleta de botellas vacías, y eso que la organización había colocado unas vallas de grandes dimensiones para evitar tanto caídas como que se tirara basura al agua.
El estado del Camí dels Rochs no era mucho mejor. Además, las calles necesitaban un importante ejercicio de baldeo. En muchas parcelas de huerta o incluso en jardines privados los vecinos tuvieron que emplearse de valiente para evitar que asistentes al evento orinaran en sus parcelas y las paredes de algunas viviendas estaban repletas de orines, tal como pudo comprobar este diario ayer por la mañana.
Con todo, los problemas de limpieza no se limitan al entorno más inmediato del Multiespai. Los organizadores limitaron el acceso de bebida a un litro por persona, lo que en opinión de muchos de los asistentes, como explicaban el viernes, provocó que los jóvenes bebieran en las calles de alrededor de la pedanía. El lugar elegido fue la explanada frente al centro comercial El Saler, donde muchos decidieron incluso comprar la bebida.
Así las cosas, al término del festival ese punto era una inmensa alfombra de botellas vacías, bolsas de plástico y vasos desechables mientras los taxis se afanaban en llevar a los jóvenes a sus casas o a las discotecas donde tenían pensado continuar con la fiesta. En ese enclave, como en la parte trasera del centro comercial y en los alrededores de la Ciudad del Rugby de Quatre Carreres, de la limpieza se encargaron los servicios municipales, que repasaron, además, la pedanía de La Punta durante la mañana de ayer tras el paso de 20.000 personas por un festival que no tenía los permisos municipales en regla pero que, aún así, se celebró.
A estos problemas para beber dentro del recinto (según comentaban algunos estudiantes, buscados por la organización, de manera legítima, para vender más bebida en el interior del mismo) hay que sumar los añadidos para acceder al Multiespai. Los autobuses paraban frente al Oceanogràfic, enclave desde el que hay unos 20 minutos y kilómetro y medio hasta el recinto donde se celebró el evento. Los taxis, eso sí, podían acceder por el Camí dels Rochs hasta unos 500 metros de la entrada principal, pero a la salida, para coger uno, los jóvenes tenían que salir al Bulevar Sur o a la rotonda de El Saler dado que la Policía Local no permitía acceder al transporte público hasta el aparcamiento donde sí podían dejar a los jóvenes a primera hora de la mañana.
Se formó, así las cosas, un importante atasco entre las 20 y las 21 horas en el entorno por la salida de miles de personas del Multiespai. Además, hubo quien protestó por tener que caminar grandes distancias, tras pasar horas al sol, hasta conseguir una manera de volver a sus casas. Los vecinos protestaron, por su parte, por los problemas para acceder a sus casas o para que entraran en la pedanía vehículos de reparto de las empresas que trabajan en los alrededores del recinto que albergó el festival en horario laborable.
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