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MAR GUADALAJARA
Viernes, 29 de noviembre 2019, 19:50
En la ciudad descienden los servicios de las brigadas de jardineros dedicados a la poda. En lo últimos tres años han disminuido estos trabajos y en 2018 se realizaron 2.000 podas menos que en el año anterior. Son datos que el Consistorio hizo públicos y que concluyen que en 2018 se realizaron 16.923, mientras hasta el 31 de octubre de 2019 se han realizado 12.203.
Estas cifras no sorprenden teniendo en cuenta que hay casi 3.000 por cada jardinero empleado a la tala (2.960 unidades). Así en Valencia, 42 personas son las encargadas de efectuar este servicio para los barrios, incluyendo las cuatro brigadas que se dedican a la recogida de los restos tras las talas. Además, a la inspección y el control de las tareas están empleados seis funcionarios, tres para la función de inspección, un técnico agrícola, un auxiliar y un jefe de sección.
Al tiempo, las quejas vecinales no cesan. Y cada mes se suman las incidencias. En la comisión informativa de Ecología Urbana y Emergencia Climática de octubre, la regidoría de Gestión Sostenible de Residuos Urbanos, Limpieza y Jardinería Sostenible se reconoció que «la mayoría de las quejas son por las deficiencias en la poda».
En cuanto a las incidencias que se han detectado, el año pasado llegaron a 10.768 relacionadas con la poda y 1.349 deficiencias notificadas por el servicio. Tan sólo en los dos últimos meses, hasta el 15 de noviembre, casi llegan al centenar de quejas por la deficiencia en el cuidado de los árboles o por molestias por la falta de poda. Los barrios en los que más reclamaciones se emiten son Quatre Carreres, Poblats Marítims y Rascanya o Patraix.
Los vecinos denuncian la situación pero sin obtener respuesta. Es lo que critican desde la asociación de Velluters, María José Volta, que explica cómo han enviado avisos y escritos al Ayuntamiento «para retirar árboles caídos, ramas que están en el suelo o algunas que podría romper el viento», pero sin éxito porque la situación «continúa igual».
Lo mismo ocurre en San Marcelino, donde los vecinos cortan las ramas que alcanzan las ventanas ya que «con el viento, las ramas golpean y ya no se puede ni abrir la ventana», describe un residente.
Según el gobierno municipal sólo se habría cometido una infracción por la empresa concesionaria en los dos últimos años «por las deficiencias en la prestación del servicio».
Ante la clara evidencia de personal, el alcalde Joan Ribó, anunció ayer que «el presupuesto de 2020 aumentará unos millones para atender estas necesidades, tal como he hablado con los trabajadores de jardinería». Indicó que subirán los presupuestos tanto de la OAM de Jardines Singulares, entidad que por ejemplo, tomará en diciembre las riendas del Parque Central, como del servicio de jardinería que se encarga de los jardines de los barrios. En concreto, el OAM pasará de tener un presupuesto de 11.225.987 euros de 2019 a los 13.375.987 euros de 2020, es decir, crecerá un 19%. Y se pasará de 221 trabajadores a 259.
En cuanto al servicio de jardinería, pasarán de contar de 18.469.813 euros de presupuesto, a 21.534.876 euros, es decir aumentará un 16,59%.
«Las ramas alcanzan las ventanas y llegan a entrar a la casa, por eso hay muchos que aunque no está permitido, las cortan», explica la presidenta de la asociación Nou Moles, Casilda Osa. Y lamenta que hay muchas moreras sin podar.
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