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Construcción de la primera línea del tranvía en 1992 en Valencia. MANUEL LLORET
Tres décadas del regreso del tranvía a Valencia

Tres décadas del regreso del tranvía a Valencia

Uno de los transportes públicos más beneficiosos para la capital suma 200 millones de viajeros y elogios de los vecinos por su integración

Paco Moreno

Valencia

Martes, 21 de mayo 2024, 00:12

Treinta años no son nada, aunque en el caso del tranvía de Valencia han supuesto cerca de 200 millones de viajeros. Hoy se cumple el 30 aniversario del regreso de un transporte público desaparecido en la década de los 70 cuyo reestreno causó cierta preocupación en los barrios por donde pasaba hasta entonces el 'trenet', el tren de la niñez para muchos vecinos.

Pensaban, como recuerdan la expresidenta vecinal de Marxalenes, Carmen Berlanga, y Paco Guardeño, de la asociación de Benimaclet, que se iban a seguir produciendo muertes por arrollamientos, aunque haciendo balance coinciden en que ese temor fue infundado y la plataforma tranviaria sirvió para coser las calles separadas hasta entonces por barreras de pasos a nivel.

El 21 de mayo de 1994 se puso en marcha el primero de los tranvías con las autoridades políticas compartiendo vagón. Las fotos de la hemeroteca muestran a Joan Lerma, a punto de salir de la Generalitat, y a una Rita Barberá que agotaba su primer mandato. También al entonces conseller de Obras Públicas, Eugenio Burriel, así como al presidente de Les Corts, Antonio García Miralles, junto a la ministra de Cultura, Carmen Alborch.

Autoridades políticas en el viaje inaugiral del tranvía el 21 de mayo de 1994. FERROCARRILS DE LA GENERALITAT

El regreso del tranvía aprovechó el trazado del antiguo 'trenet', en servicio hasta enero de 1990, y que incluía la línea al Grao y la conexión entre Pont de Fusta y Ademuz (hoy Empalme). Se diseñó con el objetivo de ofrecer un transporte integrado en un nuevo entorno urbano, sin barreras arquitectónicas, más seguro y no contaminante.

Los datos de aquellas obras constatan la importancia de la infraestructura. El 30 de septiembre de 1991 comenzaron las obras y en el proceso constructivo se instalaron 23.782 metros lineales de vía, para los que se emplearon 2.853.848 kilogramos de carril. También 1.272 puntos de luz y 1.550 semáforos.

Para los amantes de las cifras, la primera línea del tranvía se inauguró con 9,8 kilómetros de red en vía doble con sendos bucles de retorno en sus extremos. Las 21 paradas disponían de andenes de 60 metros de longitud, incluyendo las rampas de acceso por los extremos.

Moderna unidad del tranvía de Valencia. FERROCARRILS DE LA GENERALITAT

En estos 30 años la red tranviaria ha evolucionado hasta contar con cuatro líneas en servicio: Línea 4 (Mas del Rosari-Doctor Lluch), 6 (Tossal del Rei-Marítim), 8 (Marítim-Neptú) y la 10 (Alacant-Natzaret). La explotación actual suma 25 kilómetros y 51 paradas repartidas por los municipios de Valencia (40), Burjassot (6) y Paterna (5).

Actualmente las líneas tranviarias cuentan con 45 unidades en servicio, 23 de ellas, Siemens, son las que comenzaron a funcionar durante su puesta en servicio y que está previsto sustituir en los próximos años. Esos son los datos principales de un transporte público que los vecinos califican de óptimo y sin apenas pegas. Las únicas peticiones, en este caso desde Benimaclet, pasan porque mejore su velocidad. Fuentes de Ferrocarrils indican que la media es de 19 kilómetros por hora y dispone en algunos tramos de la llamada onda verde, una prioridad semafórica sobre el tráfico.

Carmen Berlanga ya vivía en 1964 con sus padres en la calle Reus, con lo que recuerda perfectamente el 'trenet' que atravesaba Marxalenes. «Alrededor eran todo campos de cultivo y acequias», señala sobre las familias que vivían en las alquerías, habitadas hasta que se construyó el gran parque años más tarde.

«Cuando empezaron a decir lo del tranvía, pensamos que era mejor el metro. Nos daba miedo de que hubieran accidentes. Nos convencieron y reconozco que se ha ganado muchísimo», afirma.

Paso a nivel del 'trenet' antes de su desaparición. FERROCARRILS DE LA GENERALITAT

En este barrio, el único problema fue un edificio que con la nueva plataforma quedó demasiado cerca y le afectaban los ruidos. «El trazado del tranvía lo hicieron más próximo, se movían hasta los muebles del comedor según decían los vecinos», indica.

La solución fue que la Generalitat comprara las viviendas, lo que fue aceptado por casi todos los propietarios. «Hubo quien no quiso vender», señala. Los pisos públicos se emplean ahora para alquileres sociales.

«Marxalenes ganó mucho porque a partir de ahí se hizo el parque, con la estacioneta convertida en un centro social, también una biblioteca en la alquería,... Es un barrio que se ha hecho mayor pero mi impresión es que es muy seguro; para mí es de las mejores zonas de Valencia».

Los ruidos del tranvía han ido bajando con el paso de los años. «Se ha mejorado también. La gente baja a pasear alrededor del tranvía. Sí que se echa en falta más vagones en algunas horas punta y me parece fatal la gente que se sube sin picar».

En Benimaclet la cuestión fue algo distinta porque la asociación de vecinos batallaba desde hacía lustros contra las barreras del tren. Paco Guardeño, uno de los históricos de la entidad vecinal, recuerda los arrollamientos, tan frecuentes que movilizaron al barrio. El alcalde Miguel Ramón Izquierdo tuvo la «feliz» idea de levantar una valla alrededor de las vías del tren, un muro que por supuesto no sirvió para nada.

«La valla metálica duró tres telediarios, la gente la arrancó y siguieron pasando, sobre todos los más jóvenes. Siguieron habiendo accidentes mortales por el muro de la vergüenza, como lo llamábamos».

La primera petición fue que se hiciera metro en lugar de tranvía. «Nos dijeron que eso costaba mucho dinero, el barrio se dividió un poco entre la dos opciones. Creo que acertamos con el tema del tranvía. La zona de Vicente Zaragozá cambió como de la noche al día. Había unos pocos talleres y la gente tiraba basura y escombros. Ahora es una zona comercial del barrio». La mejora urbanística fue evidente, lo mismo que la caída en picado de los accidentes y la disminución del ruido.

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En la parte litoral, el barrio del Cabanyal asistió también al regreso del tranvía. El expresidente vecinal, Félix Estrela, recuerda que el trenet pasaba pegado a las casas. «Sobre todo en la zona de Doctor Lluch, en la zona del Clot, por donde pasaba pegado. La reivindicación pasaba porque desapareciera», dice.

Tan contentos estaban de su eliminación que en el último viaje del trenet, la asociación de vecinos organizó un viaje con músicos de la Sociedad Musical de Pescadores. «Hicimos una fiesta». El tranvía cumplió el objetido de la regeneración urbanística y como modelo de transporte «fue muy positivo también».

Las dudas eran si el tranvía iba a ser lo mismo que el trenet en cuanto a las molestias. «No hubo punto de comparación y con el parque y la zona deportiva mejoró mucho todo».

El último barrio que ha recibido el regreso del tranvía es Nazaret. El presidente vecinal, Julio Moltó, recuerda la mala decisión de eliminarlo en los 70 en favor de los trolebuses, con pértigas que se salían en cada curva. «En verano llegaba a la playa» también desaparecida.

Desde mayo de 2022 está en servicio la Línea 10 que conecta el centro con la Ciudad de la Justicia, la Ciudad de las Ciencias y el barrio de Nazaret. Tiene una longitud de 5.035 metros (2.222 en subterráneo y 2.813 metros en superficie) y 8 estaciones (3 subterráneas y 5 en superficie).

El cambio ha sido positivo. «Estamos en el centro en 15 minutos», comenta sobre el aislamiento en el que estaba Nazaret, incluso con la supresión de la línea 3 de la EMT. En todo caso, esperan que se agilice el proyecto pendiente de prolongación hasta el Grao a través del puente de Astilleros. Es la próxima batalla que deberán librar los vecinos para quedar conectados a la red, aunque la prioridad de la Generalitat es llevarlo a las inmediaciones del Hospital La Fe a través del barrio de Malilla y sacar otro ramal por la avenida del Puerto hasta la Marina.

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