Valencia se baja del coche. Y de cualquier vehículo, en realidad. Así se extra de las cifras de vehículos censados en la ciudad a 1 de enero de 2023, según la última publicación de la Oficina de Estadística del Ayuntamiento de Valencia. Al comienzo ... de este año había en Valencia 456.278 vehículos, un 2,3% menos que el pasado año. Con respecto a antes de la pandemia, este es el primer año que la ciudad pierde vehículos. También hay una importante caída en el número de turismos, aunque el mercado ya había dado muestras de resentirse ligeramente el pasado año dado que entre 2022 y 2021 la ciudad perdió 208 coches. La caída interanual ha sido muy acuciada, como decíamos, en 2023: el número de turismos se ha reducido en un 3,3% con respecto a 2022, pero es que hay casi 10.000 coches menos que en 2019. ¿Qué ha pasado? ¿Ha surtido efecto la política de Compromís y PSPV de dificultar la circulación en el centro de la ciudad? ¿O el vecino de Valencia está cada vez más concienciado con la lucha contra el cambio climático?
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El presidente de la Asociación Valenciana de Autoescuelas, AVAE, Juan Carlos Muñoz, es uno de los mayores conocedores del comportamiento de los conductores en el cap i casal. Aventura que, a falta de estudiar bien los datos y de compararlos con los datos de usuarios del transporte público, los datos podrían ser consecuencia «de la situación económica, de los precios del ocio y sobre todo de la alimentación». «Están disparados», apunta. Ello provoca que los ciudadanos «cada vez tengan menos recursos para destinar a un vehículo particular». «Por ello, las familias economizan en número de vehículos y la antigüedad del parque automovilístico está en 15 años de media», explica.
Habla Muñoz del transporte público, pero Valencia es una ciudad extraña en ese sentido, porque la EMT ha sido la empresa municipal de transportes de las ciudades con metro que más ha tardado en recuperar la demanda anterior a la pandemia. Ahora, las cifras que arrojan desde Correo Viejo son buenas. Muy buenas, de hecho: en septiembre y octubre se consiguió récord de pasajeros. Pero hay otra clave que tener en cuenta. El Gobierno central, y el autonómico, han unido esfuerzos en 2023 para bonificar buena parte de los títulos de transporte. ¿Qué pasará el año que viene si esa bonificación no se mantiene? En la ciudad, el Ayuntamiento ya ha dicho que sin la aportación de Madrid es muy difícil mantener los bonos a mitad de precio.
Las asociaciones de consumidores y usuarios ahondan en la explicación que da Muñoz. Vicente Inglada, secretario de la Unión de Consumidores, explica que la concienciación es importante. «Los jóvenes ya no ven como una prioridad tener un coche para poder desplazarse y utilizan otros mecanismos, ya sea transporte público, ya sea directamente VTC o tren o avión». Hay un descenso importante porque la gente más joven no marca ya como una prioridad para moverse por la ciudad y tener un coche«, explica Inglada. Para él, el resto de ciudadanos »también van modificando sus hábitos y apuestan por transporte público o patinetes o bicicletas«. Pero Inglada no es ajeno, no puede serlo, al tema de la subida de precios. »Era muy normal que en una familia hubiera incluso dos o tres coches, pero eso ya no sucede«, asegura.
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Inglada explica que como asociación de consumidores cree que «habría que estudiar fórmulas de compartir coches». «Esa es la tendencia a nivel europeo», comenta. Eso sí, Inglada insiste en la necesidad de que haya mejor transporte público, sobre todo para «la gente que trabaja en polígonos industriales y lamentablemente no tiene cómo desplazarse y acaba utilizando el el coche particular». «Si se mejoran frecuencias de la EMT, los horarios de FGV o los periodos de descanso de los taxistas, el ciudadanos utilizará el transporte público», explica.
Por su parte, Fernando Móner, presidente de la Asociación Valenciana de Consumidores y Usuarios (AVACU), insiste en la cuestión de la sostenibilidad. «La gente cada vez tiene más claro que debe tomar medidas para evitar la situación que estamos viviendo de cambio climático y están intentando utilizar menos algo que es contaminante como puede ser el vehículo particular», asegura. De hecho, en la Encuesta de Hábitos de Compra y Consumo de 2022, realizada por Mesa de Participación de Asociaciones de Consumidores en la que está englobada AVACU, el porcentaje de personas que acude en coche a hacer la compra ha caído un 4% desde antes de la pandemia.
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Móner también ahonda en la pérdida de poder adquisitivo. «El litro de gasolina se ha ido otra vez a los 2 euros: no es que no queramos usar el coche, es que no podemos», denuncia Móner. «Muchas familias están reduciendo el uso del vehículo particular simplemente porque el precio de la gasolina está en límites que la pérdida de poder adquisitivo actual no permite a muchas familias», comenta.
Pero el presidente de AVACU pone otra posibilidad encima de la mesa: las dificultades para conducir en la ciudad de Valencia. «Estoy a favor de que se usen menos los vehículos más contaminantes, pero deberían darse más ayudas para comprar coches eléctricos o híbridos», lamenta. «El coste de un motor eléctrico es una auténtica barbaridad que no se pueden permitir la mayoría de los hogares», critica Móner.
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Un estudio por barrios de lo que ha ocurrido también desvela que algunos de ellos han perdido más coches que otros. Los barrios que han perdido más coches en un año son Pla del Remei, Trinidad, Soternes, Safranar o Font de Sant Lluís (el que más). El caso en el primero de ellos es llamativo porque es donde está la calle Colón. Ahí hay un 5,3% menos de coches censados, casi 300 turismos menos en un año. La presidenta de la Asociación de Vecinos Pla del Remei-Gran Via, Sonia Ferrandis, no cree que los problemas de circulación hayan reducido la cantidad de coches. «Los vehículos siguen entrando por calles adyacentes y por la gran vía», asegura.
Pero sí cree que es un barrio con una edad media alta. «A más edad, menos coches», apunta con perspicacia. «También hay más extranjeros que viven en el barrio y no suelen disponer de vehículo propio», explica Ferrandis. Por su parte, la gerente de la Asociación de Comerciantes del Centro Histórico y el Ensanche, Julia Martínez, comenta que muchos de sus clientes sí que acuden al centro con transporte público. «Es verdad que cogen el coche solo para venir en condiciones muy especiales», asegura.
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