Vecinos y comerciantes reclaman a Ribó un plan para acceder al centro

Un plan integral de movilidad que permita al centro de Valencia la conexión adecuada con el resto de barrios de la ciudad y su área metropolitana. Esa será una de las peticiones principales que se pondrá sobre la mesa en la reunión decidida el próximo día 11 de enero entre el alcalde Joan Ribó y representantes de 14 entidades de vecinos, comerciantes, hosteleros y hasta transportistas de la ciudad.

Los problemas de coordinación entre concejalías y de las delegaciones hacia las entidades motivaron la firma conjunta de un documento que hicieron llegar a la alcaldía, como adelantó LAS PROVINCIAS. El ejemplo que citan en la carta es la reciente crisis por la peatonalización parcial de la plaza del Ayuntamiento, con un conflicto entre las concejalías de Movilidad y Desarrollo Urbano por capitanear la iniciativa (la anunció la primera sin aviso previo a la segunda). Todo esto sin que se hubiera comunicado y debatido antes con las asociaciones.

Estos «globos sonda» son los que molestan a vecinos y comerciantes, aunque también la realización de proyectos troceados por fases, sin conexión en muchas ocasiones y que afectan a la gestión del tráfico en el centro del cap i casal.

El presidente de la asociación Archival, José Luis Lliso, uno de los firmantes, citó ayer la necesidad de contar con un «plan director de conexión con el resto de la ciudad y el área metropolitana. El centro no puede quedar aislado del resto de Valencia porque este distrito tiene una superficie de 160 hectáreas y no tiene nada que ver con Pontevedra, que a veces se pone como ejemplo, porque aquel llega a nueve hectáreas como mucho».

Lo mismo ocurre con otros centros históricos de ciudades europeas, que el gobierno municipal tiene como referencia. «El de Valencia es de una dimensión mucho más grande y, lo que es más importante, no es para visitar sino para vivir». De ahí que demande que se tengan en cuenta aspectos como «el Mercado Central, que necesita unos accesos en condiciones. Se hace mucho carril bici y eso está bien, pero en determinados lugares se deberían tener en cuenta otras consideraciones para los vecinos», apuntó.

Entre las 14 asociaciones hay todo tipo de sensibilidades. Desde Amics del Carme, una de las entidades vecinales con más presencia, cuestionaron las últimas decisiones del gobierno municipal en materia de movilidad. «Vaya por delante que estamos a favor de la aplicación del Plan de Movilidad de 2013, con las peatonalizaciones blandas y las restricciones de tráfico, pero no se trata de volver loco al personal».

La primera de las actuaciones del tripartito supuso la reducción del tráfico en el entorno de la Lonja, donde dos años después sigue pendiente la reurbanización, mientras que la segunda fue algo similar en las calles Salvador y Serranos. Desde entonces está pendiente en esta zona la instalación de cámaras de vídeo con lectores de reconocimiento de matrículas, otro de los problemas de coordinación denunciados pese a que los residentes tienen las tarjetas en vigor desde entonces que les permiten acceder.

Ya en el Carmen propiamente dicho, la siguiente actuación municipal fue con la pretendida eliminación de atajos con itinerarios bucle, que impidieran atravesar el barrio. «Con los bucles no estamos de acuerdo», indicaron desde la entidad, para precisar que hay rutas como la que va desde la calle Corona hasta la calle Danzas, así como otra desde Na Jordana hasta la avenida del Oeste, que «permiten los atajos sin problemas. Está mal resuelto porque los vecinos tenemos que hacer kilómetros para llegar a los garajes».

Para la asociación de comerciantes del centro histórico, otra de las firmantes, es urgente también el consenso acerca de un plan integral de movilidad «y de usos», añaden. Afirman que es necesario un «modelo de ciudad» que lidere el Ayuntamiento, además de insistir en la «falta de coordinación» entre las concejalías y con las asociaciones.

Señalaron a modo de ejemplo el desarrollo del Plan ARTECO, una iniciativa que supuso la reurbanización de numerosas calles del centro, que en buena parte se dejaron peatonales. «Han hecho falta muchos años y haría falta más celeridad, pero la mayor parte ya está hecho», dijeron. Iniciado en mandatos del gobierno anterior, la última actuación se produjo al ampliar las aceras de la calle San Vicente, donde el consenso con los comerciantes llegó hasta fijar el calendario.

En la parte opuesta de la descoordinación citan lo que ha sucedido en la parte de la calle San Vicente, entre San Agustín y la plaza de España. El Consistorio decidió construir un carril bici sin reurbanizar todo el espacio, con la mala fortuna de que la empresa renunció a las obras, que están inacabadas desde hace meses, ofreciendo una imagen de abandono del centro.