Un día cualquiera. Con la violencia como 'leit motiv'. Un 'beep' en el teléfono. Una bici, una moto o el metro. Viaje a decenas de kilómetros y pelea entre grupos de hasta 100 chavales. Así se gestan y así funcionan las peleas campales que se ... extienden ya por el área metropolitana.
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El inicio
Instagram y Twitter son los cauces de comunicación. La Policía controla casi medio centenar de cuentas de las más activas entre los que proponen y se apuntan a peleas masivas.
El medio
Bazares chinos son los lugares en los que los menores suelen adquirir navajas de pequeño tamaño. También en armerías compran armas blancas de pocos centímetros, de las no consideradas prohibidas.
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La forma
Las Fuerzas de Seguridad han detectado que las peleas se producen sobre todo en aquellos municipios conectados con la red de metro. Así ha ocurrido en Mislata, Paterna, Llíria, L'Eliana, Paiporta, Vinalesa o Foios. La movilidad en bicis, como el caso de Alaquàs, o patinetes eléctricos, también facilita el desplazamiento a los escenarios de las peleas y posterior huida del lugar. O en motos, como en el caso de Picanya.
El reclamo
Las peleas comienzan en un lugar acordado de antemano. Los adolescentes eligen zonas apartadas de los pueblos y controlan aquellos con pocas patrullas de policía. Los cabecillas de las peleas suelen compartir la ubicación en tiempo real a través de Whatsapp para citar a los asistentes a las campales.
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La hora
Los menores saben que a última hora de la tarde se producen los cambios de turno de las patrullas. Suele ser a esa hora, a partir de las 20 o 21 horas, cuando se producen las peleas. También por la noche, conscientes de que la presencia de la Policía Nacional o Guardia Civil es muy escasa en esa franja en los municipios y que las policías locales andan cortas de efectivos. Los cuerpos policiales sobre todo de los pueblo limítrofes de Valencia no dejan de reclamar más medios y un aumento de las plantillas policiales ante las dificultades cada vez mayores de controlar a estos grupos.
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El ambiente
Los pandilleros tienen sus propios códigos sonoros. Algunos los usan durante sus peleas con altavoces portátiles. Letras violentas y disidentes. Las emplean también para colgar luego vídeos y fotos de sus asaltos. Como 'Hijo de puta', de Sexy Zebras, con la que difundieron en redes la avalancha de chavales en bici en Alaquàs. Su letra lo dice todo: «Bandidos, corruptos, rateros, el que no hace nada y sólo mira es como ellos. Son como perros, huelen el miedo, van babeando por un fajo de dinero, muerden tu cuello. Te entierran vivo, van asfixiando hasta dejarnos sin latido y yo les digo: Soy un cuchillo y estoy aquí para defender lo mío. Hijo de puta el que no salte. Somos sangre de tu sangre, de la misma madre».
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El resultado
Las redes sociales son el escenario en el que luego cuelgan vídeos de las peleas o ilegalidades. Una de esas cuentas es wheelieboysvlc@, en Instagram, donde se difunden paseos en bici circulando en dirección contraria por Valencia, carreras en el antiguo circuito de Fórmula 1 y caballitos en quad y moto por la ciudad, algunos de los vídeos grabados con un coche patrulla de la Policía Local al lado.
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