Doménico y Yelitza frente a su nuevo hogar, la antigua Fe. JL Bort

Vivir en la antigua Fe

Doménico y su familia, de Alfafar, perdieron todo en la DANA, incluida su casa. Ahora residen en el viejo hospital, que ya acogió a refugiados ucranianos. «Estuve dos días sin saber nada de mi esposa y mi hijo», recuerda el hombre

Patricia Orduna

Valencia

Viernes, 22 de noviembre 2024, 02:55

Hogares, comercios, coches, parques... La DANA arrasó con todo a su paso, incluyendo también las viviendas de muchas familias. Algunas de ellas tuvieron la gran suerte de contar con familiares o amigos que les acogieron en sus casas, o se pudieron trasladar a sus segundas ... residencias durante algún tiempo. Otras familias, semanas después, todavía no tienen un lugar donde poder empezar a rehacer su vida. Es el caso de Doménico, su esposa Yelitza y sus dos hijos, Alejandro y Andrea, que se han visto obligados a hacer uso de la solución temporal que ofrece la Generalitat: un 'albergue' en la vieja Fe.

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El antiguo hospital, ubicado entre la avenida de Campanar y la calle Joaquín Ballester, abrió este lunes uno de sus edificios para alojar, de manera temporal, a 50 personas provenientes de las zonas afectadas. Así, durante todo el lunes fueron llegando vecinos como Doménico y su familia, que entraban a La Fe pasadas las 18 horas llegados desde Alfafar. Lo hicieron a bordo de una furgoneta del ayuntamiento de esta localidad y un coche que les prestó un vecino del pueblo, pues la familia perdió tanto su hogar como su vehículo, que utilizaba Doménico para acudir cada día a su puesto de trabajo en Alaquàs: «Mi coche lo perdí, pero el hermano de un vecino le regaló uno y él me lo ha prestado porque lo necesito para trabajar, me ha dicho que no me preocupe y ya se lo devolveré». Uno de tantos miles de gestos solidarios que se ven desde hace unas semanas.

El viejo recinto de Campanar ya fue empleado como lugar de acogida de cientos de ucranianos tras huir de su país después de la invasión de Rusia. Estuvieron algo más de seis meses hasta que el Consell y el Gobierno pudo encontrarles pisos para convertirlos en su hogar definitivo. Primero pasaron a hoteles y luego fueron encontrado acomodo en pisos sociales y de protección oficial. Para ellos, como para los afectados por la Dana, el futuro sigue siendo aún incierto.

La familia acogida vivía en una planta baja de Alfafar de la que ahora no queda prácticamente nada. Cuando llegó la DANA, únicamente Doménico y Andrea se encontraban en el interior de la vivienda, mientras la madre y el hijo estaban, como cada día, trabajando en Catarroja y Ribarroja: «Estuve dos días sin saber nada de mi esposa y mi hijo, estábamos incomunicados y no pudimos contactarles hasta dos días después de la riada», recuerda Doménico. En su casa, el agua alcanzó los casi dos metros de altura y arrasó todo a su paso. Ahora les toca, como a otros tantos, empezar de nuevo.

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En su camino para conseguirlo, la familia de Doménico ha tenido que ser realojada en el antiguo hospital La Fe, como otras más de 40 personas. «Un concejal de Alfafar nos informó sobre la posibilidad de trasladarnos temporalmente a Valencia y accedimos», cuenta Doménico. Tras unos días residiendo en la séptima planta del edificio de este antiguo hospital, detalla cómo es la vida allí. Su familia tiene dos habitaciones, pues son cuatro personas y en cada departamento caben dos: «En la habitación tenemos dos camas, un cuarto de baño con ducha, dos armarios... está muy bien». Explica que cada planta cuenta con «dos alas» y cada una consta de cerca de 14 habitaciones, por lo que son aproximadamente 28 en total, pero «no todas están ocupadas». Explica que los vecinos realojados, por lo que él ha podido observar, están distribuidos por las plantas 6 y 7 del edificio.

Las personas afectadas por la DANA y reubicadas ahora en este edificio no cuentan únicamente con un lugar donde dormir, sino que también se les ofrecen cuatro comidas al día: desayuno, almuerzo, comida y cena, que se sirve a partir de las 20 horas. El funcionamiento se trata de algo similar al de un hotel, aunque no se reúnen todos los vecinos en una misma cafetería: «En cada piso han habilitado una sala para que funcione como un comedor. Ofrecen tres o cuatro platos distintos, como si fuera un buffet», narra Doménico. Según cuenta, son los voluntarios de Cruz Roja quienes, en turnos de cuatro personas, se encargan de servir la comida y proporcionarles todo lo necesario, como mantas o sábanas.

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Es precisamente en esta sala comedor donde Doménico y su familia han podido conocer la situación de otros afectados que también están viviendo allí: «Coincidimos en la hora de la cena con gente de Catarroja, Sedaví y también Alfafar, vecinos cercanos a nuestra casa», cuenta Doménico. Cada persona tiene una historia diferente que contar, pero todos ellos están reunidos en este antiguo hospital mientras esperan a poder rehacer su vida cuanto antes. Aunque su estancia allí sea de carácter temporal, Doménico asegura que desde la Generalitat no les han dado una fecha límite, y de momento pueden permanecer allí «el tiempo necesario». Eso sí, la administración y las familias ya trabajan mano a mano para encontrar una solución habitacional permanente: «Mi mujer está en contacto con la conselleria y nos están buscando piso en otra localidad». Por el momento, tanto ellos como el resto de vecinos deberán retomar su vida diaria desde la capital.

Una solución a muy corto plazo

Además del edificio del antiguo hospital La Fe, la Generalitat también habilitó, diez días después de la tragedia, un Centro de Atención Temporal de Emergencia (CATE) en Burjassot. Así se empezó a dar acogida a las personas, mayoritariamente vulnerables, que perdieron su hogar con el paso de la DANA. Pero no pueden acostumbrarse a la solución que les ha dado el gobierno valenciano, pues es de carácter temporal, aunque esto no significa que la administración vaya después a 'abandonar' a los damnificados.

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Desde la Conselleria de Servicios Sociales, Igualdad y Vivienda afirman que ya están trabajando para dar una solución a medio plazo para estas personas, valorando qué inmuebles del parque de la Generalitat podrían estar disponibles para ellos. Por el momento, junto con la Conselleria de Sanidad y la colaboración de Cruz Roja, ya han podido empezar a atender a los afectados.

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