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LOLA SORIANO
Valencia
Viernes, 10 de febrero 2023, 20:16
«Esto es peor que el Bronx de Nueva York». «Vivir en las Casitas Rosa» de la Malvarrosa y en los alrededores «es un ... calvario». Este es el sentir de muchos de los vecinos que residen a unos pasos del hipermercado de la droga de la Malvarrosa, en calles como San Juan de Dios, avenida Malvarrosa, San Rafael, Antón Martín o Padre Pedro Velasco y que esperan que alguien se tome en serio resolver los problemas de convivencia, seguridad ciudadana y de carácter social.
En las primeras horas del día, estas calles están tranquilas y los vecinos hacen vida normal, pero al final de la mañana y sobre todo por la tarde y durante la noche «esto parece la serie 'The Walking Dead', porque es un desfile de zombies, de pobres personas adictas que van en busca de dinero como sea para poder pagarse la dosis», cuenta un comerciante.
Otra comerciante se confiesa desesperada «porque en un mismo día ha entrado tres veces una chica dependiente al comercio y me ha robado productos. Creo que ya lo hace por encargo, para darlo como forma de pago de su dosis», detalla.
E incluso añade que esta misma persona «en una de las ocasiones que vino y no se pudo llevar nada, al final vio que una mujer mayor salía y le arrancó el bolso y la tiró al suelo. Lo curioso es que como el hijo de la víctima no pudo poner la denuncia hasta por la tarde, a la delincuente sólo la detuvieron unas horas y la soltaron de inmediato».
En la plaza 7 de Octubre, espacio situado dentro de las mismas Casitas Rosa que se urbanizó tras el derribo de uno de los bloques en la década de los 90, la venta de droga es constante. No hay más que esperarse unos minutos en un lateral de la calle San Rafael para comprobar que cada dos minutos aparece un toxicómano y accede al primer patio del bloque izquierdo.
La operación es rápida. A los pocos minutos salen. «Incluso hay veces que paran coches en la misma calle San Rafael, no llegan ni a entrar en la plaza. Dejan al acompañante en el coche y se acercan al patio a recoger la droga», detalla una residente.
Otro hombre explica que en días «como estos que hace frío, recogen su dosis y se marchan, pero si hace buen tiempo hemos llegado a contar hasta 30 personas que se quedan en la misma plaza del 7 de Octubre».
Hay residentes de fincas próximas que han optado ya por no asomarse al balcón. «Resulta que se drogan entre los coches aparcados o en plazas como la del Libertador Simón Bolivar, en un parque de niños». Argumenta que han llegado a ver «a los propios niños repartiendo las dosis en bicicleta. Se acercan, hacen como que se dan la mano, y lo entregan».
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Otra mujer comenta que van a los parques «y duermen entre los arbustos y luego encuentras las jeringuillas. Algunos incluso las lavan en la fuente y, si es verano, hasta se asean con esa fuente de agua».
Una joven detalla que un día «vino una 'yonqui' y me pidió dinero. Le dije que no y empezó a comentar que nadie en el barrio le daba. Le comenté que ya estaba bien y que ya se podían marchar del barrio y me refiló un bote de cerveza que tuve que esquivar. Luego me empezó a seguir por la calle y ya he decidido que no voy a decir nunca nada más porque se ponen violentos».
Algunos de los vecinos que residen en las Casitas Rosa describen que los drogadictos a veces cogen los colchones y duermen en el patio interior. «Viene mucha gente a cargar e incluso padecemos fiestas. El pasado domingo en el patio interior se pusieron desde las 11 horas y hasta las 2.30 horas de la madrugada con música muy alta y no podemos descansar».
Otro residente próximo a estos bloques comenta que esa zona del barrio está «igual o peor que hace treinta años». Conocedor del informe que ha presentado el Ayuntamiento de Valencia donde expertos concluyen que hay que hacer estudios para ver el estado de los edificios, cuáles hay que derribar y cuáles se pueden rehabilitar y las acciones sociales a realizar, opina que «los políticos ya saben lo que hay que hacer. Ya saben las fincas que es preciso derribar».
Además opina que cuando «presentan planes y no ponen fechas y dicen que hay que hacer estudios es porque vienen elecciones y luego se volverán a olvidar de nosotros».
Otro vecino afirma que cuando se hacen manifestaciones en contra de la droga «no me pierdo una. Ojalá hubiera más para que sepan que estamos muy cabreados porque nos tienen abandonados». A la pregunta de qué le parece los estudios que tienen que hacer de las Casitas Rosa, comenta que «la esperanza está ahí, a ver si es verdad que lo arreglan». Y deja claro que, como han presentado varias obras para el barrio, «como las de la avenida Malvarrosa o la de Antonio Eiximeno, yo lo que digo que lo primordial no es eso, sino que actúen las Casitas Rosa, porque la cosa está muy mal, y luego ya vendrá lo otro».
Otra comerciante comenta que lo que no es normal «es que se pinchen en medio de la calle. Hay veces que tienes el coche aparcado, y tienes que esperar a que se inyecten la dosis para poder salir. Y no hay seguridad y los robos en las tiendas por las noches son constantes».
Como ya publicó LAS PROVINCIAS, comerciantes del barrio denuncian que en los últimos diez días han forzado las persianas de una quincena de comercios y cada día suma y sigue. «El otro día incluso abrieron una planta baja particular que está como garaje. El dueño tenía un coche sin motor guardado y aprovecharon para robarle el airbag. Se lo llevan todo. Por donde pasan, arrasan».
Por su parte, desde la asociación de vecinos Amics de la Malva, una de las portavoces, Elena Borbolla, detalla que tienen la esperanza puesta en el plan que están preparando para la rehabilitación y derribo de algún bloque de las Casitas Rosa. «Para nosotros es un paso importante porque antes no teníamos nada».
Eso sí reconoce que los tiempos «de la administración son lentos, pero nos han dicho que hay una hoja de ruta. Igual se va a hacer largo y en algunos momentos nos podemos desesperar, pero pensamos que tener una hoja de ruta ya es un éxito y nos han comentado que participaremos en las tareas de seguimiento de los proyectos».
En cuanto a las fechas, detalla que les han dicho que «el estudio técnico, para ver el estado de los edificios y lo que hay que derribar será más rápido, a ver si sobre dos meses. El social será más largo porque hay que ir casa por casa». Y añade que en el informe se han analizado actuaciones en los barrios de otras ciudades «y los procesos en unos casos han llevado cinco años, en otros seis o diez».
Desde la entidad vecinal quieren ver si esta vez se impulsan las medidas, pero a pesar de ello, no descartan seguir con acciones reivindicativas. De hecho, otro portavoz, Pau Díaz, comenta que la previsión «es hacer algún tipo de acto antes de las elecciones municipales para presentar las propuestas que tenemos a los partidos».
Cabe recodar que la última movilización que hicieron, concentrándose en la zona bautiza como 'las cuatro esquinas', junto a las Casitas Rosa, se produjo el 7 de octubre de 2022, coincidiendo con aquella fecha de 1991 donde una concentración de protesta vecinal acabó con carga. Y en el pasado año 2022 han sido varias las concentraciones y actos reivindicativos que han realizado los vecinos.
ANTECEDENTES
La historia de las Casitas Rosa viene de mucho tiempo atrás. Entre los años 1948 y 1949 el Ayuntamiento compró los terrenos para ofrecerlos al Ministerio de Vivienda, para que construyeran vivienda económica. En 1957, cuando se estaba acabando la obra, vino la riada de Valencia y los pisos sirvieron para ofrecerlos a damnificados y también para realojos tras derribos en el centro histórico.
En la década de los 90 ya hubo protestas vecinales en las calles por la venta de droga y la falta de seguridad en las calles y en 1991, con Clementina Ródenas como alcaldesa, se produjo el derribo de un bloque de las Casitas Rosa, donde hoy en día está la plaza 7 de Octubre.
Tras meses de protestas de los vecinos, el alcalde de Valencia, Joan Ribó, 'pisó' por primera vez las Casitas Rosa de la Malvarrosa en febrero de 2022 y allí pudo escuchar en primer persona las reivindicaciones de los vecinos, que pedían más seguridad, acabar con la droga y un plan para regenerar el barrio.
El pasado miércoles 8 de febrero (2023), la vicealcaldesa presenta el resultado del análisis que el Ayuntamiento encargó a prestigiosos urbanistas para resolver los problemas de las Casitas Rosa y el resultado del informe dice básicamente que hay que encargar más estudios para ver el estado de los edificios y qué se decide derribar. El futuro de las Casitas Rosa sigue en dique seco.
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