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Varias pancartas claman por el derecho al descanso en una finca de Honduras. IVÁN ARLANDIS

La ZAS sacude la plaza Honduras: los hosteleros temen más despidos y los vecinos quieren que las terrazas cierren antes

Los locales de restauración han anunciado que recurrirán la sentencia mientras el Consistorio estudia la sentencia antes de tomar una decisión

Viernes, 23 de junio 2023, 00:49

Honduras contenía este jueves la respiración. El barrio navegaba entre la alegría de los vecinos y la desesperación de los hosteleros. La sentencia que obliga al Ayuntamiento a declarar la zona como acústicamente saturada (ZAS) ha caído de forma desigual en un entorno donde los ... residentes llevan años clamando en el desierto y en el que los locales de restauración vieron sus terrazas severamente reducidas el pasado mes de octubre. Esa medida no ha servido para solucionar el problema del ruido, según la sentencia, que obliga al Consistorio a iniciar los trámites para declarar la ZAS.

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Por un lado, quienes están contentos. Los vecinos. Javier Soler es el presidente de la Asociación de Vecinos Honduras y Adyacentes. «Estamos muy contentos pero a la expectativa», asegura el dirigente vecinal, que se reunió con varios residentes de la zona en un local de la plaza para celebrar la sentencia en la tarde de este jueves. «Estamos a la expectativa de ver si el Ayuntamiento va a recurrir la sentencia o no. María José Catalá nos acompañó en la primera manifestación. Conoce perfectamente la problemática del barrio», comenta.

Los vecinos sí han notado mejoría con respecto a la ocupación del espacio público tras el recorte de terrazas, claro, pero eso no soluciona el problema del ruido. «Entre tener 200 o tener 100 personas berreando bajo tu casa, no hay diferencia. Los sonómetros siguen marcando lo mismo: todas las semanas se superan los niveles de ruido. Recibimos mensualmente las mediciones del único sonómetro de la plaza y son mediciones compatibles con la ZAS», advierte Soler, que rechaza de plano que se culpabilice a los estudiantes y al botellón. «Tenemos una oferta tan potente que no necesitamos a los estudiantes para sobrevivir. Con 76 locales y 66 terrazas, siempre tienes movidas», asegura.

Los vecinos creen que los problemas del ruido se solucionarían con una restricción de horarios. «Es importantísima porque desincentivaría que la hostelería quisiera venir y va a eliminar ciertos negocios que se van a tener que reinventar», comenta. Pone como ejemplo lo ocurrido en Xúquer, donde se decretó una ZAS: «La hostelería se ha reconvertido en restauración, que genera muchos menos problemas. Aquí es todo consumo de alcohol y el perfil de los locales es de low cost: por un euro te tomas medio litro de cerveza».

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Al habla ahora los hosteleros, que son quienes han decidido recurrir la sentencia. Creen que, de no hacerlo, si se activa la ZAS van a tener que hacer despidos. Más, aseguran, porque algunas plantillas se han reducido hasta un 50% tras el tijeretazo a las terrazas que hizo en octbre del pasado año la entonces concejala de Espacio Público, Lucía Beamud. «Nos lo vendió como la solución a todos nuestros problemas», dice Víctor Fernández de Córdova, portavoz de la Asociación de Hostelería y Ocio de Honduras, que añade que ahora ven que la sentencia de la ZAS tira por tierra aquella promesa de Beamud. «Estamos preocupados. Se ha notado un descenso en la afluencia de público. Que venga cualquiera a la hora que quiera y que vea cómo está la zona», explica.

Los hosteleros aseguran que el Consistorio «aprovechó un momento muy concreto tras la pandemia, en el que hubo una explosión de júbilo», en referencia a 2021, cuando miles de jóvenes se echaron a las calles de forma casi literal para celebrar el fin de la pandemia y hacer lo que, en definitiva, hemos hecho todos cuando éramos (más) jóvenes. Fernández de Córdova interpela directamente al Consistorio de Catalá: «Tenemos una oportunidad de oro: ha habido un cambio en el Ayuntamiento y esperamos que estos sí nos escuchen, porque ni Ribó ni Grezzi nos han hecho nunca caso».

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Por su parte, Rafa Ferrando, secretario de la Federación Empresarial de Hostelería de Valencia (FEHV), insiste en que ellos no creen que la ZAS sea la solución. «La primera, la del año 97, todavía sigue en vigor y no se puede retirar. Es la de Xúquer. Hay que buscar otras fórmulas que permitan que esto se produzca», indica. Se refiere Ferrando a medidas como un plan general del ocio de la ciudad, «porque no es lo mismo el de la zona universitaria que el de la Marina». «No se pueden implantar en la zona 10 actividades iguales en 10 bajos distintos. Nosotros proponemos un esponjamiento. Pero hay que hacerlo antes de que se instalen», lamenta.

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Ferrando cree que eso se solucionaría como la figura del alcalde de noche: «Permitiría coordinar todos los servicios del Ayuntamiento: mediadores, concienciación... si fuera tan sencillo como aplicar una ZAS, la del 97 ya estaría solucionada». «La ZAS implica que el Ayuntamiento tenga que poner en marcha un proceso de medición real en la zona, abrir un expediente administrativo, hablar con las asociaciones representativas... y a partir de ahí aplicar las medidas», revela Ferrando. Se trata, por tanto, de un proceso largo. Las medidas dependerán, pero pueden incluir reducción de horarios de actividad y reducción de terrazas. «Eso hace que las empresas no puedan ejercer y tengan que cerrar», lamenta.

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