Pablo Alcaraz
Valencia
Sábado, 24 de agosto 2024, 00:40
La desesperanza en la que lleva años sumida la huerta valenciana tiene difícil remedio. El abandono de las superficies de cultivo provoca que la nostalgia campe a sus anchas entre las plantaciones fértiles luchan por sobrevivir. Ese es el drama de tantos productores valencianos ... que encarnan Vicent Ferrer y Amparo Martí, dos agricultores de Meliana y Roca que viven en primera persona la falta de relevo generacional. Todos los caminos en forma de preguntas llevan a la misma Roma como respuesta: la falta de rentabilidad económica aboca a familias como la de los Ferrer, dedicadas a la agricultura durante diez generaciones, a perder un oficio que han ejercido desde 1760 en l'Horta Nord. «La tierra es como parte de la familia», resume Amparo.
Publicidad
Ambos tienen 60 años, pertenecen al sindicato agrario La Unió y Vicent está en el Consell de l'Horta, el consorcio que vela por hacer cumplir el Plan de Acción Territorial y el Plan de Desarrollo Agrario. Tanto Amparo como Vicent saben que sus hijos no van a coger el testigo para vivir de la huerta, y es que el panorama es poco halagüeño para los jóvenes. «No se han cubierto los gastos durante años y nos ha tocado poner dinero de nuestro bolsillo», comenta Amparo, que tiene un pequeño proyecto familiar de olivos. La labradora opina que estas plantaciones, fuera de las de «sota, caballo y rey», e inculcarle a los más pequeños el valor que tiene la huerta y el producto de proximidad pueden ayudar.
Desde AVA-ASAJA ofrecen algunos datos que ayudan a ilustrar el envejecimiento que sufre el sector agrario, con una población que está situada en los 64,4 años de media. Asimismo, la falta de relevo generacional queda demostrada con que sólo un 0,3% de las productores son menores de 25 años. Según esta organización, la crisis de rentabilidad de las explotaciones agrícolas y ganaderas está agravada «por las trabas burocráticas, las exigentes normativas europeas y la competencia desleal de países terceros», tal como aseguran desde la entidad.
El proyecto de ley de la huerta aprobado por el Botánico en 2018 no ha dejado contento a nadie después de haberse tramitado hace seis años y ponerse en marcha desde hace dos. Muestra de ello son las distintas críticas que vierten tanto agricultores, hosteleros y asociaciones preservadoras de la huerta. «La ley de la huerta ha incidido muy poco porque no la han dejado arrancar», explica Vicent en referencia a la reducción presupuestaria que ha sufrido el Consell de l'Horta. Sobre la protección del suelo, otro de los aspectos de la normativa, también se muestra reticente y argumenta que «ya estaba protegido por muchas ordenanzas municipales».
Publicidad
Por su parte, Amparo apostilla que era necesario proteger la tierra, pero lamenta que las administraciones se hayan quedado «a las puertas de proteger a los agricultores». Desde AVA-ASAJA alegan que desde la aprobación de la norma varias campañas de cebollas y patatas «han acabado con los precios por los suelos, incluso con muchos campos con la cosecha destruida porque las cotizaciones ofrecidas ni siquiera cubrían los gastos de recolección». Per l'Horta critica que el Botánico «tardó mucho en poner en marcha las medidas» y que el nuevo gobierno ha reducido el presupuesto del Consell de l'Horta así como sus intenciones de reformar una ley «que no ha echado a andar».
Juanma Sánchez, dueño del restaurante Villa Indiano de Burjassot, cree que es «difícil» conciliar los intereses de la administración con el funcionamiento de una huerta «muy idealizada», aunque opina también que se podrían llevar a cabo más actividades complementarias. De hecho, su establecimiento es consciente del enclave en el que se ubica por lo que busca compensar su actividad con iniciativas de impacto positivo. En Villa Indiano organizan talleres de sensibilización de productos locales con agricultores profesionales, tratan de abastecerse con de productos valencianos y habilitan un pequeño mercado de proximidad en su recinto.
Publicidad
El Círculo por la Defensa y Difusión del Patrimonio Cultural alerta de que el 48% de los elementos patrimoniales de la huerta valenciana se encuentran incluidos dentro de la Lista Roja de Hispania Nostra. Concretamente 14 de los 29 bienes sufren un riesgo grave de destrucción, desaparición o pérdida irreversible de sus valores culturales.
La entidad advierte de que las últimas dos décadas «están siendo un auténtico desastre para el patrimonio rural de la huerta» a pesar de la inclusión de algunos elementos en el Catálogo de Bienes y Espacios de Naturaleza Urbana/Rural y de que el regadío histórico fuera declarado como Sistema Importante del Patrimonio Agrícola Mundial (SIPAM) por parte de la Organización de las Naciones Unidas en 2019.
«Sólo existe una protección virtual y sobre el papel que no sirve para nada», denuncian desde el Círculo mientras reivindican más inspecciones regulares y una actuación coordinada entre las administraciones y los propietarios.
Empieza febrero de la mejor forma y suscríbete por menos de 5€
¿Ya eres suscriptor? Inicia sesión
Te puede interesar
El pueblo de Castilla y León que se congela a 7,1 grados bajo cero
El Norte de Castilla
Publicidad
Utilizamos “cookies” propias y de terceros para elaborar información estadística y mostrarle publicidad, contenidos y servicios personalizados a través del análisis de su navegación.
Si continúa navegando acepta su uso. ¿Permites el uso de tus datos privados de navegación en este sitio web?. Más información y cambio de configuración.