Al final de La Rambla de Barcelona, la estatua de Cristóbal Colón señala un lugar en el que muchos piensan que está América, aunque en realidad el dedo del (discutido) genovés apunta a Italia. La plaza del Portal de la Pau, al final de la ... calle más famosa de la Ciudad Condal, está en obras. Barcelona se está poniendo guapa para celebrar entre agosto y octubre de 2024 la 37 edición de la Copa América, la competición que el exalcalde de Valencia Joan Ribó calificó de «pasado» en una entrevista en LAS PROVINCIAS.
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En la parte de La Rambla de Santa Mónica, tres hombres transitan en dirección a la plaza de Cataluña uniformados con ropa deportiva negra. En el pecho de la camiseta llevan estampado Fly Emirates, aerolínea de Emiratos Árabes Unidos y uno de los patrocinadores principales del New Zealand Team, defensor de la Copa América y uno de los históricos de la competición de la Jarra de las Cien Guineas. Una imagen habitual en Valencia en 2007 y que no se ha podido volver a repetir por el rechazo frontal de las administraciones del Botánico y del Ayuntamiento, que no apostaron por su celebración.
En el Port Vell de Barcelona la maquinaria está en marcha y las grúas ya levantan lo que van a ser las bases de los equipos. Una de las más avanzas es la del Britania, el Challenger of Record, el equipo que ha desafiado al New Zealand, al ganador.
En Barcelona lo tuvieron muy claro y ni las ideologías ni los complejos pesaron a la hora de optar por la Copa América, especialmente por las dudas que brotaron tanto en el Botánico como en el Ayuntamiento, donde a los partidos ubicados a la izquierda del PSPV plantearse optar a la competición era casi un sacrilegio. En Barcelona, la que era alcaldesa hasta las pasadas elecciones, Ada Colau (En Comú), desoyó las críticas y apostó por la prosperidad de la ciudad que gobernaba. «La ciudadanía de Barcelona se volcará para hacer la mejor edición de la historia. Nos volcaremos en sentido amplio», señaló Colau en marzo de 2022, cuando se presentó la competición.
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De la misma manera, la implicación del presidente de la Generalitat, Pere Aragonès (ERC), fue absoluta con el evento: «Es una excelente oportunidad para proyectar la imagen de Cataluña en todo el mundo». El mandatario catalán cifró el impacto en 1.000 millones de euros. En aquel acto, celebrado en el World Trade Center de la Ciudad Condal, también estaba el socialista Jaume Collboni, hoy alcalde de Barcelona y que dará continuidad al proyecto.
Durante meses dio la sensación de que la organización de la Copa América esperaba el paso al frente de Valencia que finalmente no se dio. La capital catalana puso encima de la mesa un canon de 70 millones de euros para un impacto económico de más de mil millones de euros.
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Un paseo por el Port Vell de Barcellona hace recordar a la Valencia de 2007. Enfrente de la estatua de Colón, justo en el punto de partida de los barcos de recreo para turistas, ya se levanta la tienda oficial de la Copa Amértica como bienvenida a todo el que pasa por allí. Al lado, la sede del campeón, del Emirates Team New Zealand, con grandes patrocinadores al margen de la aerolínea. Omega y Toyota comparten prestigio con la española Estrella Damm, porque los veloces catamaranes son también un escaparate para las firmas nacionales que se quieren proyectar al mundo.
Los británicos cuentan con la química Ineos, una multinacional líder en su sector, apoyados por la marca de ropa Belstaff. El sindicato suizo Alinghi, que trajo la Copa a Valencia en 2007, ocupa también su base apoyado por el gigante de Red Bull y la marca suiza de relojes Tudor. Los italianos del Luna Rossa con el apoyo de Prada y Pirelli son otro clásico –estuvieron en Valencia– y también será de la partida el K-Challenge francés. Los estadounidenses tampoco faltarán con el Magic America de New York. La proyección de Barcelona está garantizada en los principales países del mundo a través de los medios de comunicación. En menos de 60 días, las regatas preliminares estarán en marcha en el campo de Vilanova i la Geltrú.
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A primera vista, el Port Vell de Barcelona no ofrece una mejor imagen que la dársena de Valencia, donde las bases ubicadas en la Marina, proyectaban un espectáculo que no se puede dar en Barcelona, porque allí las bases de los equipos están alejadas unas de otras. La composición de la Copa América en Valencia, con todos los sindicatos juntos y con una salida al mar con el Veles e Vents como tribuna no se puede dar en Barcelona.
Pero la llegada de la competición a la Ciudad Condal permitirá transformar el Port Vell con una inversión que ronda los 120 millones de euros. Un total de 19 actuaciones que van a darle la vuelta a la zona, con la ejecución de proyectos que van desde medidas medioambientales como la rehabilitación del espaldón de la Bocana Nord para minimizar los temporales a obras para rehabilitar los nuevos tinglados. La Copa América se ha convertido en el argumento perfecto para cambiar la cara del Port Vell de Barcelona. Se van a reformar instalaciones como el Aquarium –13 millones de euros–, el Maremagnum –17 millones–, la sede del Port –17 millones–, el World Trade Center –10 millones– y el Club Natació Barcelona –20 millones–. La inversión será fruto de una colaboración público-privada.
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Una de las primeras reuniones que mantuvo la alcaldesa de Valencia, María José Catalá, tras tomar posesión de su cargo fue con la Asociación Valenciana de Empresarios (AVE). Uno de los compromiso de Catalá es el de traer la competición a Valencia en 2027 y para ello, el presidente de AVE, Vicente Boluda, se mostró firme en la apuesta de que ese anhelo contará con el apoyo de los empresarios valencianos. El problema es que ahora a Valencia, y por tan sólo un canon de 70 millones de euros –30 son de aportación pública– le ha salido una competidora muy fuerte como Barcelona, donde las administraciones lo han apostado todo por la competición, cosa que no hicieron ni Ximo Puig ni Joan Ribó en su momento.
El Kaos es un yate de 300 millones de euros. Sobran las palabras. Allí estaba, en uno de los muelles más exclusivos del puerto de Barcelona. A escasos metros de la base del Britannia, que está llena de palés y material de obra, permanecía atracado uno los caprichos más exclusivos que surcan hoy los mares del mundo.
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El yate Kaos es propiedad de la multimillonaria estadounidense Nancy Walton, una de las herederas del imperio Walmart, una de las cadenas de supermercados más potentes del mundo. Su patrimonio supera los 8.000 millones de euros. El barco fue construido por Oceanco para el emir de Catar y botado con el nombre de Jubilee. Tiene 110 metros de eslora y tiene capacidad para 30 invitados. Goza de helipuerto y piscina. Tras fallecer el abuelo del actual emir de Catar, el Kaos fue comprado en 2018 por Nancy Walton.
La Copa América era uno de los reclamos de Valencia para el turismo de megayates, de la misma manera que el gran premio de Fórmula 1 –Madrid va a coger el testigo como objetivo principal de Isabel Díaz Ayuso para promocionar la comunidad–.
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Hoy Valencia ya no aspira a ese turismo, no ha podido rememorar la 32 edición de la Copa América, que está considera como la más espectacular de todas las que se han celebrado hasta el momento tanto por la configuración de la dársena del puerto de Valencia como el campo de regatas, que es uno de los mejores del mundo, según los especialistas.
Valencia, con estas competiciones, atrajo un turismo de máximo lujo que hoy no atraca sus barcos en la Marina.
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