Son, posiblemente, los carriles bici más peligrosos de Valencia. Mucho más estrechos que otros, no están protegidos con bordillo, discurren a escasos centímetros de ... autobuses y taxis, atraviesan numerosos giros a las calles laterales y se encuentran en una gran vía de enorme tránsito y en la que la sombra de los árboles interfiere bastante en la visibilidad. Pero, por si todo esto no fuera suficiente, el color rojo que distingue y reserva este espacio de la calzada para bicicletas y patinetes se ha desdibujado hasta un grado preocupante que indigna a usuarios y expertos en seguridad vial.
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El departamento de Giuseppe Grezzi, Movilidad Sostenible, siempre ha mantenido una firme apuesta por el biciclismo. Sin embargo, parece haberse olvidado de lo crucial que resulta para estos usuarios que el resto de vehículos distingan con claridad su zona de tránsito para no abocarlos al riesgo de atropello.
Esta es la realidad de varios tramos de los carriles bici que discurren en ambos sentidos por la gran vía Fernando El Católico y la zona de Ramón y Cajal, hasta la plaza de España. En pleno corazón de Valencia, donde la densidad de vehículos es más elevada. Allí el rojo que marca el carril bici de la calzada ha desaparecido en numerosos tramos, hasta el punto de que el espacio reservado ya no se distingue.
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Como no podía ser de otro modo, quienes emplean este pasillo ciclista para sus desplazamientos diarios lo han notado y urgen una solución. Es el caso de Sergio, un usuario de 43 años. «Está bastante deteriorado y encima es demasiado angosto. Los buses pasan por al lado de uno y no paran, siguen derecho. Yo he tenido encontronazos con conductores porque llega un punto que los carriles no se ven y un día casi me atropellan», denuncia.
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A Cristopher, de 31 años, lo encontramos avanzando con su bicicleta por el descolorido tramo junto a la calle Troya. «La pintura de la ciclorruta ya no se ve y por eso a veces ocurren los accidentes. La gente tiene que tener muy clara la referencia de por dónde pasamos los ciclistas», clama. «Los vehículos, muchas veces, se comen el carril porque no lo ven», advierte.
Alcides Magallanes tiene 38 años y va en patinete por motivos de trabajo. «Está pintura se deteriora muy rápido y más cuando llueve», explica. «Tienen que repintarlo cuando antes, y no con una pintura resbalosa, sino con algo que ayude a un mejor agarre de las ruedas», urge.
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Juan Carlos Muñoz está al frente de la Asociación Valenciana de Autoescuelas. Ante los desperfectos y la mala visibilidad de estos carriles bici, su valoración es contundente: «Cuando se hacen las cosas deprisa y con mala calidad al final cuesta muchísimo más dinero que haberlo hecho bien desde el principio».
Además, los carriles bici de esta zona, «al no estar segregados del tráfico son especialmente peligroso para los usuarios, ya sean ciclistas o vehículos de movilidad personal. Y máxime cuando son adelantados por vehículos de grandes dimensiones como los autobuses de la EMT.
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Fernando Móner también se lleva las manos a la cabeza desde la Asociación Valenciana de Consumidores y Usuarios (AVACU): «Aquí hay una falta de planificación y de consenso y de estudio de todas las consecuencias de las medidas que está adoptando» el Ayuntamiento de Valencia «con los carriles bici». Según Móner, «se están generando situaciones de verdadero peligro». Con los carriles bici «se están queriendo hacer las cosas muy deprisa», desliza Móner a Movilidad, «pero al menos, si haces algo, mantenlo».
Silvia Huerta es la voz en Valencia de la Organización de Consumidores y Usuarios (OCU): «Si bien es cierto que Valencia era en 2021 la tercera ciudad con mejor infraestructura ciclista, existen puntos que no se encuentran en un estado razonable y óptimo». Estos carriles «tienen que estar muy bien señalizados por el peligro que entrañan». La pandemia, añade, ha disparado el uso de estas vías reservadas y «por eso mismo los desperfectos deben subsanarse cuanto antes y los usuarios comunicarlo al Ayuntamiento de Valencia».
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Ana Novella es la gran defensora de las víctimas de los siniestros en Valencia. La presidenta de Stop Accidentes, lanza esta reflexión: «Estos carriles que no están separados de los del resto de vehículos deberían controlarse al máximo para que las marcas sean claras y visibles», apremia. «Esta es una zona en la que pasan muchos coches y es más fácil que vaya desapareciendo poco a poco la pintura», describe.
Para Emilio Rodrígez, portavoz de CSIF en la Policía Local, «es una temeridad el estado en que se encuentran algunos tramos del carril bici de la gran vía». Considera «evidente que se puede producir una confusión de los vehículos a motor hasta el punto de causar siniestros».
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Este diario consulto al departamento de Grezzi para conocer si iba actuar ante el problema y cuándo. «Lo traslado a Movilidad por la parte del repintado», apuntó un portavoz, «pero el mantenimiento de los carriles corresponde a Urbanismo», deslizó sin aclarar cuándo se solucionará.
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