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Imagen de la situación en la que ha quedado el polígono El Oliveral. JOSÉ LUIS BORT
Cientos de empresas paralizadas en el polígono El Oliveral de Riba-roja

Cientos de empresas paralizadas en el polígono El Oliveral de Riba-roja

Las firmas radicadas en una de las principales áreas de producción de la provincia se enfrentan a la limpieza con sus propios medios y ante un horizonte marcado por la necesidad de «empezar de cero»

Laura Garcés

Valencia

Lunes, 4 de noviembre 2024, 20:42

Un mar de neumáticos esparcidos por la fuerza de la fatal riada. Los hay por todas partes. En la empresa de la que los sacó la estampida del agua había miles almacenados. La riada los arrancó de las jaulas donde se guardaban y los desparramó aquí y allá a su voluntad. Ahora son protagonistas del paisaje del desastre en el que se ha convertido el polígono industrial El Oliveral de Riba-roja,

Llegar a El Oliveral -vecino de otros grandes parques industriales de la localidad en una situación similar- es entrar en una de las zonas empresariales más importantes de la provincia. Allí, hoy habita la desolación que desde el martes 29 de octubre cubre 69 municipios valencianos.

Llevan cuatro días limpiando. Pero aún queda, y no poco. Nadie da fechas que aporten siquiera una idea de cuándo podrá retomarse la actividad. «Este año ya se ha perdido». Triste, muy triste el mensaje que ofrece el encargado de una firma que habla con LAS PROVINCIAS desde un enclave vital para la economía valenciana y donde cientos de empresas están paralizadas, y como ellas, miles de trabajadores. Hay que «empezar de cero». Basta con mirar, no sería necesario que lo dijeran.

Indicador de las carreteras que discuren junto al polígono. J. L. BORT

Palets amontonados, barro hasta los tobillos, vallas reventadas, aceras resbaladizas y minadas de boquetes donde un día hubo trapas, coches que siguen donde la riada los condujo, bolsas con residuos, cartones mucho más que mojados, cajas que anuncian su destino… Y un montón de harina que aún se conserva blanca que acaban de sacar de una firma hostelera para amontonarla junto al barro que la manchará en un territorio donde las puertas no es que están abiertas, es que ya no tienen cancela que las cierre. Muchas máquinas imprescindibles para la actividad han quedado inservibles.

Neumáticos amontonados a consecuencia de la riada. J. L. Bort

Como en los pueblos, también por las calles de El Oliveral huele a riada y a descomposición. LAS PROVINCIAS se ha encontrado con la negación del trajín propio de las áreas empresariales, campaba el silencio propio del freno a la actividad.

El relato de empresarios que se enfrentan a hacer «lo que podemos» se abre conociendo que sólo cuentan con sus propios medios. «Echamos en falta que nos indiquen un punto donde podamos acceder para tirar los residuos que tenemos que sacar», apunta el director general de una firma productora de frutas y otros productos frescos con sede en El Oliveral.

Horas después, ya al final de la mañana, el Ayuntamiento de Riba-roja ha señalado varios puntos cercanos a las áreas industriales «en parcelas dotacionales y espacios verdes de titularidad municipal, y también en parcelas que algunos propietarios han ofrecido», ha explicado el alcalde, Robert Raga.

Era un paso necesario, muy necesario, porque los residuos empezaban a convertirse en obstáculo añadido. Ni qué decir que trabajar no se puede, pero la situación había llegado al punto de que ya no iban a poder retirar todo cuanto ha quedado teñido de marrón. «Con nuestros medios limpiamos las calles y ayudamos a otros. Nos sobrevivió una máquina pesada y la pusimos a disposición de la Guardia Civil porque entendíamos que primero había que ayudar a las casas», señalan desde la empresa cuyos neumáticos se amontonan junto a las vallas y por numerosas parcelas.

La mañana avanza sin cambios. Sólo el personal de las empresas trabaja manguera en mano o retirando la miseria en que se ha convertido todo. Menos mal que agua no ha faltado desde el primer día. Es una ventaja, un servicio del que en muchos pueblos no disfrutan y ha dificultado las tareas.

Algunos se han quedado sin maquinaria, sin los contenedores que necesitan para almacenar la producción. Los arrastró la riada y algunos todavía se encuentran en la A3 hasta donde la furia del agua los arrastró. La cotidianidad tardará en regresar, primero habrá que recorrer el camino que queda desde ese lugar incierto que señala la afirmación que llega desde la firma de neumáticos: «A partir de hoy se trata de empezar de cero», un viaje para el que cuentan con lo propio y la disposición de seguir.

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