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Un pescador vuelve al trabajo en la Albufera. Jesús Signes
Las dos realidades de la Albufera

Las dos realidades de la Albufera

Pese a que está permitida la navegación privada en el lago, las actividades con puertos en la zona oeste tienen los canales bloqueados por residuos. Mientras, la pesca y los paseos en barca de la zona este gozan de una mejor calidad del entorno

Gonzalo Bosch

Valencia

Viernes, 17 de enero 2025, 00:45

La Albufera. Ese preciado tesoro verde de la provincia de Valencia, inmerso en su candidatura para ser declarada como Reserva de la Biosfera por la UNESCO, y que sufrió las consecuencias de la riada del 29 de octubre. El parque natural sirvió como desagüe para los barrancos que se desbordaron durante la dana. Los cuerpos de seguridad de la emergencia estuvieron durante semanas buscando cuerpos de víctimas y desaparecidos, por lo que se prohibieron las actividades de navegación del lago y no entorpecer así las labores de rescate. Desde diciembre, la Guardia Civil autorizó la vuelta de dichas actividades, como son la pesca, los paseos en barca, el piragüismo o la navegación de embarcaciones de vela latina. Sin embargo, la mayoría se encuentran lejos de poder ejercer su actividad con normalidad.

El parque natural ofrece una dualidad en cuanto a su aspecto tras la riada. La zona noroeste, donde desaguan los barrancos que se desbordaron durante la dana de octubre, ofrece todavía un aspecto devastador. Acequias, marjales y canales continúan llenos de cañas, residuos y fango. De ahí que las tareas de limpieza se centren en esta zona. Desde allí acceden al lago por el puerto de Silla el club de piragüismo del municipio y la Asociación Tradicional de Vela Latina en la Albufera. Sin embargo, pese a que tienen autorizada su actividad, resulta imposible navegar.

«La situación está igual que desde el primer día. Pese a que se nos levantó el veto a navegar, el canal de acceso al lago por el puerto de Silla contiene una montaña de cañas, barro y basura. Se puede incluso andar por encima de los residuos sin mojarse los zapatos. Así es imposible que lleguemos al lago con las embarcaciones«, afirma Francesc Ferrer, secretario de la Asociación de Vela Latina. Ferrer asegura que con la autorización de la Guardia Civil pidieron permiso al ayuntamiento de Valencia para navegar y les fue concedido, aunque »nos dijeron que volviéramos con precaución, porque en muchas zonas navegables anteriormente ahora podríamos encallar«. Sin embargo, a los pocos metros de salir del canal del puerto de Silla, los residuos impiden avanzar hacia el lago.

«A finales de enero presentaremos la temporada de actividades y navegación a los socios, aunque realmente no sabemos cuándo podremos tener acceso al lago. El objetivo es poder salir para el día de San José (19 de marzo)», confirma Ferrer. Una planificación difícil de gestionar sin conocer los plazos y lugares de limpieza del lago. Una situación que también afecta de manera directa al club de piragüismo de Silla. Este club recibió el septiembre pasado la autorización para poder volver a entrenar en el lago, después de tener sólo el acceso a los canales durante el gobierno del Rialto en Valencia. Después de gozar de un mes de navegación, la dana volvió a bloquear su actividad. «Nuestra autorización para navegar en el lago acababa en diciembre, pero hemos vuelto a solicitarla en 2025», asegura el presidente del club Jonathan Cantarero.

Sin embargo, las cañas y residuos también bloquean su actividad. «Hemos solicitado a la empresa de limpieza que nos informe de su orden de prioridades, pero no hemos recibido respuesta», explica Cantarero, mientras busca alternativas de entrenamiento para sus pirgagüistas: «Durante la semana hacemos gimnasio y cardio, y en fin de semana nos desplazamos a otros municipios para navegar, pero ya estamos perdiendo atletas porque lo que quieren es subirse a la piragua».

Aspecto actual del canal del Puerto de Silla, completamente bloqueado. LP

Sin embargo, no toda la Albufera cuenta con los mismos problemas. En la zona este, las corrientes generadas por la expulsión de agua a través de las golas permitió que el lago se encuentre en buenas condiciones, acabando las cañas y residuos en el mar o las playas. Por ello, un gremio como los Pescadores de El Palmar volvieron hace dos semanas a su actividad. «Las previsiones de la temporada antes de la dana eran muy buenas para el oficio, aunque con el desastre la cosa ha cambiado un poco», explica el presidente de la Comunidad de Pescadores de El Palmar, Pepe Caballer.

«Con la actividad en marcha, se puede decir que no es lo que esperábamos pero la faena en general va bien», celebra el presidente. Caballer explica que para su actividad, el lago está en «perfectas condiciones», y no han tenido que lamentar pasar por zonas con exceso de fango o que impidan la pesca: «Obviamente, al informarnos de dónde se está limpiando, se nos pidió que no nos acercáramos porque no es posible echar las redes, pero el lago es muy grande y en diversas zonas se puede pescar perfectamente».

De esta manera, desde hace un par de semanas que si uno se da un paseo por la Albufera tendrá la suerte de comprobar como los pescadores de El Palmar han vuelto a la faena. Alrededor de las 7.30 de la mañana salen a navegar con sus barcas y echar las redes sin descanso para llegar al medio día a la lonja de El Palmar, donde los compradores esperan ansiosos la llegada del producto. Afortunadamente, los pescadores han vuelto al trabajo.

Con la afirmación de que «el lago está en perfectas condiciones» reivindica su actividad Cipri, un barquero del El Palmar. El vecino celebra la vuelta a la actividad, pero asegura que «la desinformación ha hecho que vuelva a los paseos en un 10% de reservas respecto a las del año pasado. Se debe tener en cuenta que en invierno muchos de los clientes venían de los pueblos del sur afectados por la dana, así que todo ese sector de la clientela no está ahora para venir a la Albufera. Sin embargo, al turismo le cuesta llegar hasta El Palmar porque cree que toda la Albufera está sucia y no es así. La gente tiene que saber que puede dar paseos preciosos por el lago, como siempre».

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