![El Gibraltar valenciano](https://s2.ppllstatics.com/lasprovincias/www/multimedia/2023/11/18/CAU1-RXlmwTtUdoIb1wdp91eBgyI-1200x840@Las%20Provincias.jpg)
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La puerta de entrada a Caudete es la avenida de Valencia. Es el primer y último pueblo de Albacete, según la dirección al volante. Dentro de esta saga serían 'valencianos' fuera de la frontera, una especie de Gibraltar donde el poder y el reparto ... de lindes situó a la población en una tierra que para muchos todavía hoy es extraña. Aún hay un grupo de irreductibles, arracimados en una asociación, que mantienen viva la lucha para volver a la Comunitat, al Reino de Valencia. Una brega en vía muerta, por donde ya no pasa ni el tren, eterna reivindicación. Allí, a la primera persona que me encuentro le pregunto: «¿Usted prefiere ser manchega o valenciana?». Me coge del brazo y contesta casi como si su sentido de pertenencia fuera un secreto: «Yo, valenciana». De inmediato me guía al bar El Molino, en la calle del mismo nombre y me da la pista: «Allí te lo contarán todo, pregunta por Álvaro».
A los lugareños hay que obedecerles. «Álvaro está en la piscina pero le llamo y le digo que estás por aquí», me dice Miguel, su pareja. Álvaro Ponce es uno de los mayores defensores de la valencianía de Caudete y expone todas las razones a los pies de una imagen de azulejos de la Virgen de los Desamparados, que visitó entre el 8 y 10 de junio de 2018 «la muy fidelísima y real Villa de Caudete». La patrona «del Reino de Valencia, al que está localidad perteneció durante 407 años» reza un azulejo para el recuerdo.
Álvaro habla y no para de dar razones para volver a los orígenes. «La culpa fue de la ciudad de Villena y Felipe V, tras la batalla de Almansa en 1707». La cuarta de las siete mercedes que el rey borbón concedió a la localidad alicantina decía: «Que la villa de Caudete, Reino de Valencia, quede reducida a aldea de esta ciudad, según la forma que son las demás aldeas de Castilla». Y ahí se inició una lucha que hoy todavía sigue en pie. Perdió la condición de villa real, todos sus privilegios, fueros y su vinculación al Reino de Valencia. Desde ese momento Capdet pasó a ser Caudete.
Villena sometió a los caudetanos durante tres décadas y la apartó del Reino de Valencia. La 'tortura' duró hasta el 27 de septiembre de 1736, cuando Caudete logró de nuevo ser independiente aunque el precio a pagar fue alto: quedó bajo el poder del Reino de Murcia. El proceso de castellanización fue irreversible. No se pudo tratar ya en moneda valenciana, las medidas como cántaros y 'quartas' se prohibieron «bajo la pena de cuatro ducados y un mes de cárcel» y todo aquello con aroma a Valencia fue arrinconado . El decreto de la regente María Cristina, que dividió España en provincias el 30 de noviembre de 1833, fijó a Caudete en Albacete, de donde ya no se ha movido pese a los sucesivos intentos que ha habido de que la localidad volviera a la Comunitat Valenciana. Nunca se consiguió el retorno al origen y las fuerzas cada vez son más escasas. Como dice Álvaro, ni voluntad en los políticos locales ni ánimos en los mandamases de la Comunitat.
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Pablo Alcaraz
El último intento en serio lo protagonizó en 1977 el que fuera secretario del Ayuntamiento Andrés Bañón, pero sus aspiraciones derivaron en el punto muerto en el que se ha anclado Caudete, una villa que llegó a tener asiento en Les Corts Valencianes. «La situación nos afecta, hasta en algo tan simple como la escuela de fútbol del pueblo. Nuestros niños se tienen que ir a jugar a Puertollano cuando hay municipios de comunidades vecinas mucho más cerca», lamenta Álvaro. En el paseo, una pareja de ancianos toma el sol aprovechando este benévolo noviembre. Hablan del tren, de su ausencia y concluyen: «A comprar, a bailar y a disfrutar vamos a la Comunitat Valenciana, y al médico, al hospital del Almansa». El ocio es valenciano, y las obligaciones manchegas, límite en el que más de uno se siente encajonado.
Hoy, la Real Senyera desfila con la comparsa Guerreros en la fiesta de moros y cristianos, que se celebran entre el 6 y el 10 de septiembre. Y en los Bailes del Niño, se danzan jotas valencianas, como en la vecina La Font de la Figuera. El valenciano, llena de aragonesismos, fue lengua materna, hasta que el castellano se impuso sin aparcar en el lenguaje de la calle recuerdos de otros tiempos. Hoy Caudete vive un tiempo muerto, sin mirar ni siquiera a su escudo, el mayor ejemplo de que un día la villa fue parte del Reino de Valencia y la Corona de Aragón.
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