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El paso de las semanas tras la devastadora dana ha servido para tener algunas respuestas a la infinidad de preguntas surgidas después de que un tsunami de lodo anegara la provincia de Valencia. Sin embargo, casi 50 días más tarde, todavía quedan muchas incógnitas ... que desvelar, algunas de ellas de vital importancia dado que se podrían haber salvado vidas durante la catástrofe. LAS PROVINCIAS se preguntó días atrás por los motivos que llevaron a que ningún organismo o instancia gubernamental decretara el cierre de autovías estatales como la A-3, a la altura de Chiva, o el by-pass, teniendo en cuenta que ambas infraestructuras están construidas junto al barranco del Poyo. La respuesta del Gobierno ha sido que la lluvia «no es un fenómeno meteorológico que impida la circulación».
Este periódico se ha puesto en contacto con hasta tres entidades dependientes del Gobierno central para recibir explicaciones de lo sucedido la fatídica tarde del pasado 29 de octubre y las razones que llevaron a no cerrar importantes vías de tráfico rodado como la A-3 a su paso por Chiva mientras sí se cortaron tramos la misma autovía en la zona de Utiel-Requena al quedar sepultados sus carriles bajo la tromba de agua.
Por partes. La Delegación del Gobierno en la Comunitat se escuda en que es un asunto que depende de instancias ministeriales como el departamento de Transportes o, en su defecto, de la Dirección General de Tráfico (DGT), integrado en Interior. De hecho, desde el área encabezada por el ministro Óscar Puente comunican que las preguntas formuladas deben ser dirigidas a la DGT pues es quien «ostenta las competencias de la gestión del tráfico». Es precisamente el Ministerio dirigido por Fernando Grande-Marlaska quien responde a las preguntas de este diario.
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Desde Interior alegan que las carreteras «están preparadas, construidas para drenar el agua caída» así como que sólo se procede al corte temporal o desvío de las mismas por rutas alternativas «cuando se generan balsas de agua que pueden afectar a la circulación». Estas dos actuaciones se llevan a cabo «hasta que se disipa el embolsamiento o el servicio de mantenimiento de las carreteras las deja expeditas».
Asimismo, desde el área liderada por Grande-Marlaska razonan que se cortó la autovía A-3 a la altura de Requena porque el tráfico quedó interrumpido en ambos sentidos y fue «necesario» desviar el flujo de vehículos por la N-III. «Otras balsas de agua en esa autovía, repartidas a la altura de Chiva y Buñol, afectaron al arcén y a algún carril, pero no impidieron la circulación, aunque en momentos concretos de la tarde si fue necesario cortar de nuevo la autovía», aseguran las mismas fuentes ministeriales. Una versión que apoya los testimonios de conductores recabados por este diario que pudieron acceder sin ningún tipo de impedimento a la A-3 sobre las 18.00 de la tarde del 29 de octubre y que, como consecuencia de la no prohibición, quedaron atrapados por el lodo.
El Gobierno central ha declinado responder otras cuestiones como por qué no se prohibió el tráfico con la información recogida en el CECOPI, convocado a las 17.00 de la tarde, una reunión en la que estaban presentes tanto la Delegación del Gobierno como la Guardia Civil y la Policía Nacional, ambos cuerpos de seguridad dependientes del Estado. También ha quedado sin respuesta por qué durante aquella jornada la recomendación fue la de no conducir en lugar de decretar un cierre expreso de la circulación.
Pese a que la competencia para el cierre de calzadas recae sobre el departamento ministerial de Grande-Marlaska, el pasado 29 de octubre fue Transportes quien remitió una nota de prensa durante la tarde de la dana en la que anunciaba la existencia hasta cuatro tramos cortados en la A-3 (tres de estos en la cabecera del Poyo ubicada en la serranía de Utiel y uno entre Buñol y Chiva), otro sin circulación en la A-7, la N-3, la N-322 así como otro par de zonas cerradas al tráfico en la N-330.
Eso sí, fuera el órgano gubernamental que fuera el encargado de actuar en materia de tráfico frente a la riada, aquel día el Ejecutivo central sí estaba al tanto de lo que sucedía en las carreteras valencianas pues el primer corte de una calzada de titularidad estatal se produjo a las 12.55 horas en la A-7 a la altura de l'Alcúdia, como demuestran los datos de Centro de Gestión de Servicios de Apoyo a la Movilidad (Cegesem) dependiente de la Conselleria de Infraestructuras.
Siguiendo esta misma fuente, se sabe que la Generalitat ya había cortado la circulación a las 9.59 de la mañana en la CV-50 en Llombai por culpa de las inundaciones convirtiéndose en la primera carretera de dominio autonómico en prohibirse la circulación en la provincia de Valencia en la fatídica jornada. Pero además, según se desprende del documento del balance del Cegesem efectuado al mediodía del fatídico 29 de octubre, a las 7.13 y 7. 29 ya se produjeron cortes en dos vías de la comarca de la Plana Alta en Castellón como consecuencia del temporal.
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